Con gran agilidad y precios muy cautos considerando la alta calidad de la oferta, se realizó en la tarde de este sábado el 40º remate anual de los toros Hereford de Kiyú. Con el martillo en manos de Daniel Dutra, quien condujo las ventas desde la primera edición, se vendieron 33 de los 34 toros de la oferta a un precio promedio de US$ 3.330,90.
El precio máximo del remate fue US$ 6.000, que Eduardo Rodríguez Caorsi invirtió por un toro de su propia cabaña. Cabe recordar que los toros que participan de la prueba de Kiyú deben venderse en el remate, de forma obligatoria, y la cabaña que quiera retenerlo deberá comprarlo.
Esto ocurrió en más de un caso este sábado, ya que fueron varios los criadores que quisieron que sus reproductores volvieran a sus establecimientos.
La actividad organizada por la Sociedad de Criadores de Hereford del Uruguay (SCHU) convocó a un muy buen marco de público, que aprovechó una jornada muy primaveral, agradable para disfrutar en familia.
El único toro de la oferta que se fue de pista sin ser vendido fue el caravana 37, criado por cabaña Los Piquillines, de Carlos Pilón, firma que supo ganar la prueba de comportamiento de la Central Kiyú.
Cabe recordar que esta fue la primera vez que se ofrecieron toros que cuando terneros fueron encerrados en el corral de engorde del predio de la SCHU, participando de la prueba de eficiencia de conversión. En este marco también se agregó a los datos de EPD la referencia correspondiente a la eficiencia de conversión.
El rematador Daniel Dutra, director de Escritorio Dutra Ltda, dijo a El Observador tras el remate que la actividad se desarrolló de forma corriente y ágil. «Este es un año para los compradores, la torada estaba excelente, con un promedio de unos 700 kilos, y le gustó mucho a la gente», dijo.
Agregó que se hicieron muy buenos negocios, hubo varios compradores, y muchos de ellos compran todos los años en este remate de Kiyú.
Dutra también reconoció que hay algo de incertidumbre entre los criadores, que están esperando que se acomoden las vacas, que están con un estado corporal deficitario, porque la primavera viene atrasada.
Fuente: El Observador
