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El desafío de ser padre hoy

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Diario EL PUEBLO digital
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Hoy se celebra el “Día del Padre” y para muchas familias es una oportunidad para reunirse en familia. Otras se contentarán con el contacto telefónico o vía Internet, porque las distancias son otras. En otros casos, la nostalgia de los hijos que ya no están, los volverá a invadir. Es la vida, la vida moderna que también ha promovido muchas variantes en relación a algunas décadas atrás. Hoy la figura del padre está tan presente en la vida del hijo como la de su madre, aunque en roles diferentes, pero que en alguna medida se comparten  y amalgaman perfectamente. Hoy desde la noticia de la gestación, hasta el alumbramiento el padre está más presente, los deberes de la paternidad se corresponden con los de la maternidad y de allí que lo habitual es que haya mayor compromiso y presencia del padre. En el siguiente informe damos a conocer algunas situaciones puntuales y las diferentes responsabilidades que caben al padre.
SOLO Y CON
TRES  CHICOS
Podríamos comenzar este relato con un no, diciendo “No es fácil”, pero cuando hay tanto optimismo frente al dolor y la adversidad, cuando la gente es tan positiva, es injusto hacerlo. Es mejor decir “Sí, es posible”, porque hay papás como Sergio Arruda a los que la vida les ha planteado un desafío muy grande y han dado batalla de frente y con todas las ganas. Hace cuatro años  -a los 41- quedó solo con Washington, su hijo de 14, Erika y Sharon, de 7 y 11, ante el abrupto fallecimiento de su esposa. “Fue algo inesperado. Acompañé a mi señora a Montevideo porque tenía que realizarse una operación. Me llevé a Erika conmigo, Sharon y Washington quedaron acá solitos, porque decían que la operación era muy simple, pero lamentablemente no salió como se esperaba. Ahí tuve que empezar a pelearla y eso fue nuevo para  mí”.
“NO SE LO
DESEO A NADIE”
Para Sergio fue muy difícil enfrentar las cosas. “El día que falleció mi esposa, Erika estaba conmigo y mi cuñada estaba en Maldonado, así que vino y la llevó para allá. Recién a la semana le dijimos lo que había pasado, por recomendación de los propios médicos de Casa de Galicia. A los otros dos les dije cuando llegamos a Salto. No le deseo a nadie ese momento.
Al principio todo se me  hizo cuesta arriba, ahora estoy adaptado.  No me sobra mucho tiempo, trabajo en horarios cortados para poder llevarlas a la escuela y al liceo. Tuve que adaptarme de esta forma, porque encima que ya no está la mamá, de otra forma yo tampoco  podría estar”.
En cuanto a la relación con sus hijos, Sergio dijo que el trato familiar es bueno. “A veces hay que llamarles un poquito la atención, como a todos los gurises en toda familia, pero el trato es bueno”.
LOS 15 AÑOS DE SHARON
“Para los 15 de Sharon saqué un préstamo y fui averiguando con mis compañeros de trabajo que habían tenido la experiencia de los 15 de sus hijas antes que yo, y la fiesta salió bien. A mí me gustó, le gustó a ella, a los gurises y al resto de los invitados”.
Asumir el papel de mamá también es complicado. “Las gurisas están entrando en otra etapa de la vida con las inquietudes y problemas propios de la edad, hay cosas que puedo ayudar y otras que se me hacen difíciles y yo les digo que les pregunten a los vecinos. Acá todos son muy compañeros y están dispuestos a dar una mano. Me he comprado libros, pero a veces no son suficientes porque me falta la práctica. Pero vamos saliendo adelante”, finalizó Sergio, a quien felicitamos por ser padre y madre con total responsabilidad.

Padres que han debido enfrentar la vida solos con sus hijos, padres ausentes, padres distantes…

Hoy se celebra el “Día del Padre” y para muchas familias es una oportunidad para reunirse en familia. Otras se contentarán con el contacto telefónico o vía Internet, porque las distancias son otras. En otros casos, la nostalgia de los hijos que ya no están, los volverá a invadir. Es la vida, la vida moderna que también ha promovido muchas variantes en relación a algunas décadas atrás. Hoy la figura del padre está tan presente en la vida del hijo como la de su madre, aunque en roles diferentes, pero que en alguna medida se comparten  y amalgaman perfectamente. Hoy desde la noticia de la gestación, hasta el alumbramiento el padre está más presente, los deberes de la paternidad se corresponden con los de la maternidad y de allí que lo habitual es que haya mayor compromiso y presencia del padre. En el siguiente informe damos a conocer algunas situaciones puntuales y las diferentes responsabilidades que caben al padre.

SOLO Y CON

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TRES  CHICOS

Podríamos comenzar este relato con un no, diciendo “No es fácil”, pero cuando hay tanto optimismo frente al dolor y la adversidad, cuando la gente es tan positiva, es injusto hacerlo. Es mejor decir “Sí, es posible”, porque hay papás como Sergio Arruda a los que la vida les ha planteado un desafío muy grande y han dado batalla de frente y con todas las ganas. Hace cuatro años  -a los 41- quedó solo con Washington, su hijo de 14, Erika y Sharon, de 7 y 11, ante el abrupto fallecimiento de su esposa. “Fue algo inesperado. Acompañé a mi señora a Montevideo porque tenía que realizarse una operación. Me llevé a Erika conmigo, Sharon y Washington quedaron acá solitos, porque decían que la operación era muy simple, pero lamentablemente no salió como se esperaba. Ahí tuve que empezar a pelearla y eso fue nuevo para  mí”.

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“NO SE LO

DESEO A NADIE”

Para Sergio fue muy difícil enfrentar las cosas. “El día que falleció mi esposa, Erika estaba conmigo y mi cuñada estaba enDSC_0508Maldonado, así que vino y la llevó para allá. Recién a la semana le dijimos lo que había pasado, por recomendación de los propios médicos de Casa de Galicia. A los otros dos les dije cuando llegamos a Salto. No le deseo a nadie ese momento.

Al principio todo se me  hizo cuesta arriba, ahora estoy adaptado.  No me sobra mucho tiempo, trabajo en horarios cortados para poder llevarlas a la escuela y al liceo. Tuve que adaptarme de esta forma, porque encima que ya no está la mamá, de otra forma yo tampoco  podría estar”.

En cuanto a la relación con sus hijos, Sergio dijo que el trato familiar es bueno. “A veces hay que llamarles un poquito la atención, como a todos los gurises en toda familia, pero el trato es bueno”.

LOS 15 AÑOS DE SHARON

“Para los 15 de Sharon saqué un préstamo y fui averiguando con mis compañeros de trabajo que habían tenido la experiencia de los 15 de sus hijas antes que yo, y la fiesta salió bien. A mí me gustó, le gustó a ella, a los gurises y al resto de los invitados”.

Asumir el papel de mamá también es complicado. “Las gurisas están entrando en otra etapa de la vida con las inquietudes y problemas propios de la edad, hay cosas que puedo ayudar y otras que se me hacen difíciles y yo les digo que les pregunten a los vecinos. Acá todos son muy compañeros y están dispuestos a dar una mano. Me he comprado libros, pero a veces no son suficientes porque me falta la práctica. Pero vamos saliendo adelante”, finalizó Sergio, a quien felicitamos por ser padre y madre con total responsabilidad.

Cuando la ausencia crea distancias difíciles de zanjar

Hugo fue padre a los 22 años. Cuando su esposa cursaba el séptimo mes de embarazo se fue a trabajar al sur en la padres-e-hijosconstrucción y la dejó al cuidado de su suegra. Cuando nació el niño, él no estaba; llegó al día siguiente, estuvo tres días y volvió a marcharse. Para él, lo importante era “la plata”. Venía una vez al mes y el niño creció rodeado de mamá, abuelos, tíos, pero papá… no estaba. “Cuando papá venía a casa no jugaba conmigo”, contó Gonzalo. Pasó el tiempo y llegó una niña. Hugo la conoció cuando tenía tres meses. Ante los reclamos de su esposa, se quedó a trabajar en Salto. De allí en adelante participó de la vida de sus hijos, pero nunca consiguió entender la necesidad de contención que tenían. “No me interesa que me quieran, me interesa que me respeten”, decía, sin darse cuenta que esa manera de pensar le costaría muy caro más adelante.

Los chicos crecieron muy respetuosos, pero siempre con la ausencia de papá aunque estuviera en casa y proveyera todo lo necesario. Cuando Gonzalo tenía 20 años, Hugo se fue a España. Pasados unos años se divorció de su esposa y se casó con una española. Está en otra etapa de la vida, la etapa en que se empieza a necesitar una charla con los hijos, alguien que nos preste atención y que comparta nuestras penas y alegrías. Pero Gonzalo y Natalia se casaron y hacen su vida, no “molestan”, como sentía él que lo hacían tiempo atrás. “Nunca fuimos amigos –dijo Gonzalo-, no veo razón para serlo ahora”.

LA ASISTENCIA

MATERIAL O ALIMENTOS

La normativa legal vigente en el país dispone que con la finalidad de la “protección material y moral de los miembros de la familia” exista el deber de asistencia. La asistencia material recibe el nombre de “alimentos” (artículo 45 del Código de la Niñez y de la Adolescencia – CNA). Dichos alimentos están conformados por partidas en dinero o en especie suficientes para satisfacer las necesidades de “sustento, habitación, vestimenta, salud, gastos para adquirir una profesión, educación, cultura y recreación”. Dichos alimentos benefician a los niños y adolescentes y están obligados a prestarlos “los padres”, y de manera subsidiaria los abuelos, el cónyuge respecto de los hijos del otro, el concubino o concubina respecto de los hijos del otro y los hermanos.

INCUMPLIR

La realidad muchas veces determina que algunos padres incumplan estas obligaciones, que se activan luego que la pareja se separa. De esa manera suelen ventilarse en los juzgados un importante número de demandas de pensiones alimenticias o de convenios acordados por los padres. En el caso de los juzgados letrados de Familia de 1er y 3er de Salto, según las estadísticas del Poder Judicial, fueron 3211 los casos iniciados en 2010, de los cuales 263 tienen competencia del Código de la Niñez y de la Adolescencia (en los que se incluye la guarda de los niños y adolescentes, el régimen de visitas y la pensión alimenticia).

DEUDORES

ALIMENTARIOS

En Uruguay existe un Registro de Deudores Alimentarios (ley 17.957) en donde se inscriben a aquellos padres obligados a prestar alimentos que adeuden más de tres cuotas alimenticias, total o parcialmente, a los que se les haya intimado judicialmente los adeudos y que el obligado no haya probado fehacientemente que carece momentáneamente de recursos para afrontar las obligaciones alimenticias.

«Ahora entiendo sus ausencias…»

En ocasión de la inauguración de la Sala de Informática ubicada en el segundo piso del local sindical de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Salto (ADEOMS) el pasado 28 de junio de 2012, la ocasión fue oportuna para  que fuera de libreto una de las hijas del extinto dirigente sindical Eduardo “Pololo” Brunetti pronunciara unas palabras sobre su padre. Brunetti fue un conocido y experimentado dirigente gremial que falleció en julio del 2011. En la ocasión citada recibió el homenaje de la más alta dirigencia sindical y del propio Intendente de Salto, que destacaron sus virtudes, su búsqueda constante de consensos, su ejemplo en la ayuda a los demás (antes que en su interés propio). Fue en ese contexto que una de sus hijas, Antonella, presente junto su madre y hermanos, de manera espontánea tomó el micrófono y agradeció a todos. Dijo que su padre “toda la vida estuvo en nuestra casa como ausente y ahora que veo todo lo que hizo por la gente. Nos deja muy orgullosos. Por eso les doy las gracias a todos de corazón de parte de nuestra familia”. Sin dudas que padres como “Pololo” seguirá dando nuestro Salto.

Padres ausentes, niños carentes

El dilema entre horas de padre y la obtención de un mejor nivel de vida

Los padres que trabajan no tienen el control de sus hijos, más bien son manejados por ellos. Están carentes de herramientas, tiempo y paciencia para dirigir una crianza responsable. Se sienten presionados por cumplir laboralmente para lograr sus metas económicas o de desarrollo profesional.

Los padres que trabajan abandonan notablemente sus labores parentales en pos de un mejor estándar de vida.

Las necesidades económicas y de desarrollo personal han hecho que ambos padres salgan a trabajar fuera del hogar, dejandoDiaPadre a sus hijos solos o a cargo de terceros. Las largas jornadas de trabajo sumadas al tiempo que demoran en los traslados, hacen que los padres se alejen durante muchas horas del hogar, desconectándolos del quehacer diario de su hijo y haciendo casi nula su interacción. Generalmente llegan al hogar cuando éstos están dormidos o casi vencidos por el sueño, no permitiendo la sana y necesaria comunicación con ellos. Las exigencias de producción actual tampoco permiten el uso de los medios para mantener una conexión con sus hijos, en consecuencia se suma al abandono físico, el comunicacional. La actividad laboral aleja a los padres de sus hijos.

Por esta razón los padres experimentan un sentimiento de culpa que los coarta a la hora de colocar límites y aplicar sanciones, sintiendo que el exiguo tiempo que pasan con ellos no lo pueden malgastar en retos y castigos. Por el contrario suplen con engañitos y libertad absoluta sus ausencias, pasan por alto las conductas inadecuadas y las irresponsabilidades de sus hijos, por considerarse culpables de estas situaciones, dejando en ellos la sensación que pueden repetir estas acciones, pues no tienen importancia, ni sanción. Los padres que trabajan son más permisivos con sus hijos.

Desde el momento en que fueron divulgados los derechos del niño, surgió una especie de mito, el cual hacía entender que los niños sólo tenían derechos, dejando de lado sus deberes. Ante esta situación los padres asumieron que debían marginar de sus vidas la palabra castigo, sinónimo de golpes, entendiendo que dejaban de existir las normas y había que desechar las conductas dictatoriales hacia ellos. No conciben otras formas de castigo, por ejemplo dejar a sus hijos e hijas sin televisión, sin su juego del computador, sin salir a la calle.

Dadas estas situaciones los padres se ven sobrepasados con la crianza de sus hijos y endosan sus responsabilidades en la persona que los reemplaza en el hogar, sea ésta la abuela, una tía, la nana y hasta al hijo mayor. Del mismo modo acusan a la escuela de no cumplir su rol, perdiendo de vista que hay una infinidad de conductas que se aprenden en la casa y pretenden que la escuela con su jornada escolar completa mande al niño educado y sin tareas. Pero a la hora que la sustituta del hogar o la Escuela, sea “rayar la cancha” del regalón ponen el grito en el cielo y no reconocen derechos en ellos. Los padres pretenden a costa de otros, desarrollarse en su trabajo y olvidan su más importante rol, ser padres.

El abandono de los padres a su labor está poniendo en riesgo la estabilidad emocional de sus hijos e hijas. Estos se sienten abandonados a su suerte con relación a sus actividades diarias y carentes de afectos. Sienten que no son tan buenos o tan perfectos para ser tomados en cuenta y amados. Los padres concientemente o no, evaden sus obligaciones y se escudan ingenuamente en su trabajo, utilizándolo como excusa o salvoconducto de sus falencias y se arrojan el derecho de culpar a otros de sus abandonos, sintiéndose así inmunes a todas las críticas y reclamos. Estos padres deben entender que poner reglas o “rayar la cancha” a sus hijos e hijas, más que un trauma, afianzará en ellos su estabilidad emocional. Deben aprender que sólo la familia crea las bases de la identidad y desarrolla la autoestima de los niños y niñas.

Sólo así tendrán hijos-adultos equilibrados y felices.

Fuente: Blog de Doris Fornes González (profesora chilena).


Psic. Sandra Ancel

Padres con doble rol… un desafío constante

Ciertamente a lo largo de las décadas, la figura del padre ha ido cambiando y éste se ha planteado el cumplir otros roles casi a la par de los maternos, demostrando que «se puede» y que todo contribuye a reforzar los vínculos padre – madre – hijo

Consultamos a la Psicóloga Sandra Ancel, quien desde su experiencia afirma que no existe una receta para ser padres y por tanto «se aprende sobre la marcha».

A partir de que las mujeres comenzaron a trabajar, los padres comenzaron  a hacerse cargo también de las funciones maternas.

Los padres desempeñan ahora toda esa tarea – que en un tiempo era exclusiva de mujeres – con mayor motivación.

Ante la ausencia de la madre – en casos que esta se va y deja de hacerse cargo – muchos padres han logrado dominar la situación.

Los padres modernos ni se cuestionan la posibilidad de dar una mamadera, cambiar un pañal… lo hacen en forma muy natural.

Hay a quienes le cuesta un poco más el cambio. No solo se da una necesidad de participar de la crianza junto a la madre, sino que muestran una necesidad de ser más activos  en la educación de sus retoños.

Entonces, cuando la madre falta deben «acomodar el cuerpo» a la situación.

«SE TRATA DE

ACOMODAR EL CUERPO

A LOS ROLES ANTE

LA AUSENCIA DE LA

FIGURA MATERNA»

Normalmente el hombre ha tenido la función de proveedor y la madre se hacía cargo de la casa… al cabo de los cambios favorece que – ante la falta de la madre – el padre pueda manejar el tema.

Obviamente, ello lleva un proceso y a veces necesita la ayuda de otros familiares, como por ejemplo alguna abuela o tía.

La cuestión está en hallar el mejor camino para educar, faltando una de las figuras.

No es lo mismo cuando la madre falta desde que los niños son pequeños a cuando la circunstancia se da en otro tiempo de la vida de éstos.

«Si hubo un trabajo previo de esos padres, de como educar, lo bueno es que el padre continúe con los mismos lineamientos, manteniendo el hilo conductor, educar aún no estando la otra parte» – indicó la profesional.

«¿SERÉ BUEN PADRE?

Si una pareja con hijos decide cómo educar, pone las pautas, límites y autoridad, cuando falta una de las partes, el padre puede tener mejores chances.

Ocurre que muchas veces aparece el sentimiento de culpa y el hombre se plantea ¿Seré buen padre? ¿Cómo lo estoy criando? Tengo necesidad de trabajar muchas horas… ¿Cómo hago para atenderlos?

Los hijos son muy perceptivos a este tipo de cosas y pueden manipular la situación de otra manera.

La clave está en «manejar el espacio y el tiempo de la mejor manera posible».

Todo parecer apuntar a que la mujer viene biológicamente más preparada para cumplir los dos roles en caso de ser necesario.

La mujer está fogueada por más tiempo.

Si los cambios en este sentido – a nivel social – se siguen dando, cada vez va a serle más sencillo al padre adaptarse al doble rol o a la participación en equipo, como turnarse para darle la mamadera al niño.

Todo se vuelve más naturalmente sencillo… «hoy la cena la hago yo, pues ella está cansada… hoy los baño yo, porque ella está haciendo otro trabajo.

Lo bueno está en apostar a un trabajo básicamente en equipo, donde los padres se puedan complementar.

Ello hace que los vínculos se fortalezcan. No existen dudas.

PADRES HOY

– Es fundamental que el tema de los límites esté presente.

– El padre debe involucrarse en todas las realidades de sus hijos

– El sentimiento de culpa debe ser erradicado, pues los hijos necesitan un «no» a tiempo.

-Debe ser la autoridad, sin dar lugar a que otros vengan a querer imponer otro tipo de normas.

– Mantener la coherencia en la educación.

– Darse la oportunidad de poder demostrar los sentimientos.

PadresPata «Cuando se festeja el día de la madre, siempre hay una madre o una abuela… a veces el día del padre pasa desapercibido porque el padre se fue o se murió…»

Dentro de lo positivo… hoy en las reuniones de padres en los liceos, se acercan más hombres… ello es un avance importante y en ese desafío constante el rol de padre va adquiriendo protagonismo y relevancia, nos aportó la psicóloga Ancel.

El nuevo rol del padre promueve el acompañamiento desde el embarazo hasta la licencia por paternidad

La inclusión del hombre en todo lo que hace al proceso de embarazo de su pareja y el involucramiento en la etapa de alumbramiento ha significado uno de los cambios cualitativos más relevantes que vive nuestra sociedad desde los primeros años del nuevo Siglo.

A todo esto, debe sumársele la consagrada licencia por paternidad que otorga tres días de asueto con goce de sueldo, a quienes viven el acontecimiento de agrandar su familia, y así, jerarquizando el rol de involucramiento que se le pretende dar al hombre durante todo el proceso de gravidez de su pareja,  durante esas horas, con licencia mediante, pueda dedicarse a atender todos los trastornos que pueda llegar a implicar la llegada de un nuevo integrante.

Uno de los grandes avances de la sociedad en estos tiempos y que derriba en parte el predominio machista, es justamente un marco normativo que reconoce y promueve la participación del hombre en este proceso.

Actualmente, es muy común ver a los futuros padres acompañando a sus parejas, ya sea en las respectivas consultas por control médico, como en todo lo relacionado a las actuaciones previas al parto. Se ha buscado tanto desde el aspecto legal, como desde la motivación a través de los nuevos programas de salud, que haya una comunión importante entre las parejas vinculando el caso a un hecho de salud emocional de la madre y de contención del niño.

En ese sentido, una situación social que se plantea en todo esto, es el rol importante que debe cumplir el padre en el acompañamiento y seguimiento de la evolución de la mujer embarazada para apoyarla en los momentos en que se registra el  alumbramiento y hacerse cargo de la familia en caso de existir ésta.

Este tipo de aspectos fueron promovidos en los países escandinavos, donde se pretendía consolidar una integración familiar, que solidifique vínculos entre las parejas y las familias en formación. Sobre todo ante la escalada de conformaciones en las últimas dos décadas principalmente de las denominadas familias ensambladas.

Participar al hombre de sus responsabilidades paternas, involucrándolo más allá de los deberes legales, es algo que tiene sus antecedentes en Suecia, uno de los países más avanzados del mundo en temas de planificación familiar y social.

En ese sentido, nuestro país no alcanzó los niveles que ha logrado Suecia, donde por ejemplo, una de las medidas de mayor impacto fue que al hombre, cuando nace su hijo, le otorgan un mes de licencia con goce de sueldo, con el salario extra para gastos pertinentes al nacimiento de su hijo.

Aunque algo se avanzó en nuestra legislación al respecto y en este caso, contando el día del nacimiento, un nuevo padre en el Uruguay cuenta con tres días de licencia paga, aunque sin goce de salario vacacional. Para lo cual debe dar aviso del acontecimiento que motiva su ausencia al empleador, dentro de un tiempo legalmente establecido, de lo contrario podrá descontársele ambos días del sueldo.

DISPOSITIVOS LEGALES

Así lo señala la Ley Nº 18.345, norma que reglamenta las licencias especiales para determinados casos en la actividad privada.

La ley comienza señalando que el ámbito de aplicación de la norma es en todos los trabajadores de la actividad privada, sobre quienes establece que tendrán derecho a las licencias especiales con goce de sueldo. La ley aclara que los mismos constituyen derechos mínimos de los trabajadores y que no podrán ser descontados del régimen general de licencias, las que esa norma enumera.

Allí, en su artículo 5º, reglamenta la Licencia por paternidad, adopción y legitimación adoptiva, así se llama en forma reglamentaria. Donde se establece que “en ocasión del nacimiento de sus hijos, el padre tendrá derecho a una licencia especial que comprenderá el día del nacimiento y los dos días siguientes”.

Aunque hay mecanismos previstos para poder comprobar la existencia de los hechos que se acreditan y en ese marco, es que la ley fija un plazo máximo de veinte días hábiles para acreditar el nacimiento ante su empleador mediante la documentación pertinente y, en caso de no hacerlo, los días le podrán ser descontados como si se tratara de inasistencias sin previo aviso.

El cambio social es favorable para las familias ya que atiende una necesidad real de nuestros días. Y por otro lado acompasa la amplitud social y da lugar al fomento de los vínculos familiares más estrechos, con la participación del hombre desde el primer momento.

Los mejores padres posibles, según UNICEF

La Guía sobre pautas de crianza para niños y niñas de 0 a 5 años de edad, elaborada por UNICEF Uruguay establece que se aprende a ser padres y madres “desde mucho antes de convertirnos en tales”. De esa manera ”lo hacemos desde la infancia al imaginar nuestro futuro de adultos; lo aprendemos, como hijos e hijas, cuando recibimos el cuidado de nuestros padres, cuando vamos descubriendo nuestra relación con ellos y el papel que juega cada uno y vamos experimentando qué nos hace bien y qué nos hace sufrir. También el juego es una buena escuela. Por eso es importante que las nenas y los nenes jueguen a ser padres y así ensayen los papeles de mamá y papá. Otra fuente de aprendizaje consiste en visitar a otras familias y compartir actividades. Podremos ver cómo actúan los padres y madres en otras familias y compararlas con la nuestra en el presente, así como imaginar la futura, la que construiremos de adultos”. La propia guía establece que “todos los padres y madres tienen una historia y una vida anterior a la paternidad y maternidad. Todos quieren repetir las experiencias favorables, no quieren repetir los que les hizo daño y les dolió. Ninguna será una madre perfecta, ninguno será un padre perfecto, pero todos pueden trabajar para ser los mejores padres posibles para su hijo”.

CEPAL: PATERNIDAD

RESPONSABLE

En 2002 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL – ONU) elaboró un documento denominado “Propuesta de indicadores de paternidad responsable”. El documento elaborado por la consultora Yamileth Ugalde explica que en los últimos decenios, en virtud de los cambios en la estructura y en la dinámica familiar, se han manifestado importantes cuestionamientos al modo tradicional de comprender y ejercer el rol de la paternidad. De una  figura paterna  centrada en la exclusividad de sus contribuciones económicas y el ejercicio vertical de la autoridad, se está transitando a una concepción de la paternidad  que enfatiza  las relaciones basadas en el afecto y en la cercanía que los hombres puedan establecer con sus hijos e hijas.

TRANSFORMACIONES

Las transformaciones en la concepción de la paternidad se relacionan con distintos factores, entre los  que cabe mencionar:

· los cambios en la dinámica sociodemográfica de la población y su relación con el tamaño y composición de las familias,

· las transformaciones en los papeles sociales de las mujeres, dentro y fuera de la familia;

· las  tendencias hacia la individualización de los derechos, que originan nuevas demandas públicas y nuevos sujetos sociales, como en el caso de los derechos de las mujeres, de la infancia, de las personas de la “tercera edad” y de aquellos con habilidades diferentes,

· los cambios en las formas de abordaje de la familia, que evidencian la necesidad de desarrollar nuevas definiciones normativas  entre los sujetos, las familias y el Estado.

En las sociedades modernas, la paternidad había sido comprendida desde la perspectiva de un modelo hegemónico de familia compuesto por el padre, la madre y los hijos que conviven  bajo un mismo techo, funcionando  como una economía unificada o de utilidad conjunta provista por un «déspota benefactor» que se encarna en la figura del padre o «jefe de familia». Este modelo asigna a cada miembro del grupo doméstico, el cumplimiento de posiciones, roles y funciones permeadas por las disposiciones prototípicas del sistema sexo-género, el cual  indica que la función del padre ha de ser la proveeduría económica y material del bienestar de la  familia, mientras  que  las madres constituyen el eje del cuidado y la organización de la vida doméstica. No obstante este modelo de familia está inmerso en un escenario de cambios que trastocan los términos  de la participación de hombres y mujeres en los hogares.

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