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martes, 4 de marzo de 2025
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Elías Cantero, un carpintero apasionado por el arte: “Nada de lo humano jamás me fue ajeno”

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Quien protagoniza nuestro Al Dorso de hoy se llama Elías Cantero Vairo. Es un salteño que muchos identifican por su labor, carpintero. Pero quien lo conozca un poco más, descubrirá en él un verdadero apasionado del arte, un hombre que siempre con perfil muy bajo y estudios en su mayoría autodidactas, se interesa por la pintura, el cine, la fotografía, el paisajismo…La historia de Salto es otro de los temas que lo atraen. De todas estas cuestiones conversó con EL PUEBLO y como se verá a continuación, hasta un dejo de poesía hay en sus expresiones:

1-Empecemos por los orígenes. Cuéntenos algunos recuerdos de su infancia, adolescencia, juventud…

Nací y vivo en este, mi hogar natal, que viene de mis ancestros abuelos y bisabuelos, en una de las casas más antiguas en la confluencia misma de dos barrios, Lazareto y Almagro, donde desarrollé no solo mis años de infancia y juventud, sino toda mi etapa adulta, hasta el hoy actual. Aquí en la zona, el sureño arroyo Ceibal y el legendario Parque Harriague, me vieron en infantiles andanzas de inocentes pesquerías de arroyito y mojarrero, tarrito con lombrices extraídas de la quinta del fondo, y aquellas remontadas de pandorgas por los verdores del parque, y el cerro del mismo cuando aún, las graderías todavía no estaban.

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2-La afición que tiene por leer, ¿viene de la infancia?

Y sí, mi época supo vivenciar como uno de los aspectos tal vez más importantes de quienes nacimos a mediados del pasado siglo, las pasionales lecturas de las publicaciones del cómic de entonces, con sus más variados personajes e historias, haciendo de nosotros unos permanentes caminantes de la ciudad buscando cada lugar donde hubiera aquellos innumerables «salones de canje de libros y revistas».  Por todos los barrios abundaban,  afirmando la vocación lectora que luego derivaría en los saltos cualitativos hacia «lecturas mayores»… En mi caso, la pasión por la incursión lectora me llevó a ser uno de los más asiduos socios de nuestra Felisa Lisasola, o sea la Biblioteca Departamental. Ese aspecto en la iniciación que tuvimos en aquellos años del pasado siglo, en cuanto a los hábitos de lectura, creo que significaron muy válidos cimientos para una formación que los nuevos métodos comunicativos hacia la niñez hoy imperantes en el mundo, carecen. Fue una impronta que ayudó a forjar otras maneras de crecimiento en las personas.

3-¿A qué escuela concurrió?

¡Mi querida escuela 3 José Pedro Varela!, «la peregrina», así llamada por sus múltiples traslados antes de tener tan tardíamente su local propio. Fue donde cursé íntegramente mis seis años de Enseñanza Primaria, siendo el lugar donde en mi tiempo escolar ocupamos el de Invernizzi 20, salvo cuando por razones de inhabilitación de uno de sus salones, debimos en aquel 1968, cursar el quinto año íntegramente en la Escuela 1, que vespertinamente lo usufructuaban los grupos B y C de nuestra Escuela 3. Ahí, en Invernizzi 20, funcionaban todos los grupos «A». Mis años de Primaria comprendieron desde 1964, a 1969 cuando culminamos sexto año. Hoy, de esa generación de ex alumnos, tenemos un maravilloso grupo donde nos mantenemos en muy grata unión, convergiendo no pocas veces en muy cordiales y maravillosos encuentros; por ejemplo ahí en la emblemática Estancia «La Aurora», donde su propietario es uno de los compañeritos de los que los seis años, cursáramos juntos en la querida «tres», en nuestro grupo «A»…

4-¿Cómo surge la vocación por la carpintería? 

En realidad (piensa)…fue algo así como una determinación maternal, ya que fue ella que siguiendo su muy fuerte vocación de fe cristiana, decidió que siguiera yo el sagrado oficio de quien ella admiraba con devoción absoluta, estudiando una vez finalizada mi instrucción primaria, ingresando en U.T.U. para cursar íntegramente esa carpinteril orientación, más allá de que mis deseos hubieran sido estudiantilmente, otros. 

5-¿Se arrepiente de haber tomado ese camino?

No; jamás, jamás me arrepentiré de haber descubierto esta materia, este oficio maravilloso que al ir estudiándolo, fue abriéndose ante mí, como un verdadero libro mágico que escondía secretos que ni imaginaba…

6-¿En qué sentido? O sea, ¿qué es la carpintería para usted? Da la impresión que mucho más que un oficio…

CARPINTERÍA, pero con mayúsculas de la primera letra a la última, no es sólo un oficio más, sino que mucho, pero mucho más que eso…Es, y voy a traer ahora una definición que no es mía sino de uno de aquellos mis viejos maestros allá en la Catalina Harriague de Castaños cuando yo cursaba, él nos decía:  «Ser Carpintero…es ser Artista». ¡Y vaya que no exageraba el querido Maestro Manuel Álvarez cuando eso nos decía! Es que trabajando la madera hasta hacer de ella algo que va a acompañar a tanta gente seguramente por tantos años, estamos trabajando con algo…¡que fue un ser vivo! Semilla primero, que luego fue naciente brote hasta hacerse árbol, viendo en su transcurso vital, estaciones con sus soles y lunas, lluvias y vientos, nidos y cantos, hasta llegar a nuestras manos para ser ya una mesa, cama o cuna, o…¡tantas humanas cosas que nos acompañan del principio al fin de nuestro humano vivir! No…no es un oficio más.

7-Más allá de la carpintería, que ya me dijo que es un arte, usted es un hombre siempre inquieto por las expresiones artísticas en general…

Y, tal vez amalgamando ese carácter tan alto y fuerte que tiene esta maderera profesión, con aquellas mis inquietudes de la infancia y que desde mis primeros pasos en mí anidaban buscando siempre incursionar en cuestiones del sentimiento y el pensar y pensar para  canalizarlo en cosas de lo que llamamos «alma», no quedaron en mí dormidas. Son cuestiones que me despertaban desde la lejana niñez, que nunca dejé de mirar con afectiva atención todo lo que afectivamente a mi ser me motivaban a atender, fueron a través del pasar del tiempo haciendo incursiones en campos donde lo creativo y lo relativo a los afectos, llegan gratamente. Por eso, esas mis permanentes atenciones a todo lo que las mejores expresiones de quienes artísticamente a estos sentimientos se inclinan, mis atenciones siguieron siempre así, ¡atentas!, valga la necesaria reiteración. Nada de lo humano jamás me fue ajeno…

8-Hace unos días, a raíz de algunas notas periodísticas, usted me hizo llegar algunos comentarios sobre cine, que también le interesa mucho…

Sí, hablábamos días atrás acerca del cine y nuestras salteñas experiencias de las populares exhibiciones callejeras cinematográficas, ahí a plena calle y bajo estrellas y cielos y nubes y copas de paraísos y ese poético escenario nocturnalmente ciudadano, de barrios enteros contemplando a gigantes del séptimo arte. Ya viendo obras de Buñuel, Ford o De Mare, por poner solo tres ejemplos; o magistrales trabajos actorales de tantas estelares figuras del mundo, siendo yo un niño que desde mis primeros pasos se crió viendo en las callejeras noches barriales de microcine, a estos verdaderos monstruos del cine y el arte…Pues no podía yo ser un frío indiferente que dejara resbalar por mi piel tanta cosa positivamente punzante, sin dejar que eso, entrara en mi corazón y mi alma…

9-Bien, pero además en el ámbito del Cine, incursionó en estudios un poco más “formales” por llamarle de alguna manera, ¿es así?

Sí, por todo eso también mi inclinación a lo cinematográfico y su estudio, que no dejé pasar; pues con valiosísimos amigos de nuestro Salto, nos reuníamos compartiendo estupendas jornadas culturales en un salteño Cine Club donde tantas instancias de valiosísimos intercambios nos llenaban de conocimientos y satisfacciones. Un querido amigo, Juan Carlos Ferreira, arquitecto él y un muy sensible y exquisito apasionado por el arte y en él el Cine, fue quien supo guiarme en los inicios de estas experiencias del Cine Club aquí en nuestro Salto. Y ahí, ahí en aquella «Casa de Nuna» donde solíamos reunirnos, mezclaba yo mis evocativas épocas escolares ya que ahí en esa Invernizzi 20, fuera donde hice mis primeras letras y lecturas, donde iniciara mis aprendizajes cuando entonces mi querida «peregrina» la Escuela 3, ahí funcionara…

10-Una vez leía palabras suyas, donde se mostraba preocupado por el paisaje de costanera sur donde está el homenaje a José Cziffery, el pintor húngaro, ¿cómo es eso?

La famosa piedra de las lavanderas…Muy buena esa pregunta acerca de esa emblemática piedra litoral ahí en nuestra Costanera Sur…La piedra de «Las lavanderas de Czíffery». Suelo ser un asiduo paseante en mis bicicleteadas por esa estupenda costa, y detenerme ante esa obra que nos dejara José Czíffery allí…Es un lugar tal vez merecedor de una compañía de aderezos de algún que otro banco o mesa, algún  juego para niños o algo que en su conjunto, lo complementara haciendo del lugar un atractivo paseo que además de vivificar aún más ese hermoso lugar, le haría una evocativa gratitud a aquel artista que con sus manos y su cincel y martillo, su corazón y su alma, brindara un recuerdo a quienes en nuestro río, fueran las lavanderas que inmortalizara en tan humana obra. 

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