Julio Sena y su carrito desbordado de marcaderías es algo así como una estampa en Grito de Asencio casi Uruguay. Es más, se diría que es parte misma del paisaje céntrico y nunca ha tenido problema por ocupar ese sitio “porque además tengo permiso municipal”, explica.
Al tiempo que nos habla de sus hijos “dos de los cuales estudian y el mayor que realiza tareas de campo”, manifiesta su intención de “incentivarlos para que luego sean algo en la vida”, también recalca el doble esfuerzo que significa su también doble tarea que pasa por ser parte de la Banda Municipal.
“Prácticamente ensayamos todos los días de lunes a viernes”, expresa para reconocer que “es un esfuerzo que hay que hacer porque después de todo el sacrificio lo requiere”, refiriéndose a la cantidad de horas que invierte en cada jornada”.
No faltó el recuerdo de Sena para los momentos de crisis, como la última del año 2002 “que nos afectó bastante y obligó a una lucha constante para salir del paso, lo que hemos logrado felizmente”, manifiesta.
¿Qué recuerdos surgen con nitidez de esta tarea?
“A mí me queda grabado la amistad que se va ganando, la relación con la gente. Uno va conociendo personas y por acá pasan personalidades y creo que lo mejor que uno puede extraer es la amistad que logra con la gente, más allá de lo que unos y otros puedan opinar de uno”.
¿Alguna vez le arrebataron alguna mercadería o le robaron?
“Una vez me robaron, pero no precisamente acá. Yo guardo el carrito en un garaje y hace unos años, cuando llegué a buscar el carro para iniciar la jornada de trabajo me encontré con el carro vacío. De eso hace aproximadamente unos 8 ó 10 años y luego logré salir adelante como de otras circunstancias difíciles que tuve en la vida”, concluye expresando nuestro entrevistado para esta edición de “Al Dorso”.
