Horacio Quiroga-Obra Completa
Hoy por: Jorge Pignataro
No nos cansamos de decir que “Horacio Quiroga-Obra Completa”, edición de más de dos mil páginas, que contiene absolutamente todo lo escrito por el gran narrador salteño, por primera vez en una sola publicación, es una de las mayores obras literarias editadas en nuestro país en las últimas décadas. Desde esta página, en diferentes ediciones hemos comentado los tres primeros tomos, ahora es el turno del último, el número 4, que incluye el guión para cine titulado La jangada, así como varias notas críticas sobre la temática del cine. En teatro se presentan las obras “Las sacrificadas” y “El soldado”. Se publican los poemas de su primer libro, “Los arrecifes de coral”, así como otros excluidos del mismo. También aparece el “Diario de viaje a París” y varios textos más aparecidos en diarios y revistas como por ejemplo en la “Revista del Salto”. Como se sabe, la edición, el prólogo y las notas explicativas corresponden al salteño Leonardo Garet, quien en este tomo final, titula su prólogo como “Un escritor en todos los géneros literarios”. Desde el título ya se destaca entonces la prolífica creación de Quiroga, haciendo hincapié en la multiplicidad de formas en que escribió.
Cine: creación y notas críticas
“La jangada”: En tiempos de Quiroga, el cine no gozaba de gran prestigio, de hecho se trataba de algo rudimentario, muy poco desarrollado. Sin embargo, explica Garet, el caso de Horacio Quiroga es curioso, en tanto “se declaró tan tempranamente un fervoroso de algo a lo que no se le reconocía jerarquía artística”. Es más: “junto con Manuel Gálvez planearon formar una compañía cinematográfica. Quiroga escribió la obra que habría de representarse: La jangada”. Sobre esta obra, apunta Garet que “con manifiestas señales de inconclusa, se conservó en buen estado. En cambio, increíblemente mutilada “estuvo” en la Biblioteca Nacional de Montevideo una versión cinematográfica de La gallina degollada, que ya no se conserva”. Respecto a La jangada, también hace saber el prologuista que se trata de “el único guión cinematográfico de Horacio Quiroga que se conserva completo, aunque inconcluso”, y agrega: “El paisaje de La jangada presenta el escenario de sus cuentos misioneros, pero en forma extremada… Los personajes también aparecen esquematizados, ya desde su presentación…” Destaca además que en esta obra el autor permanece fiel a su estilo de reflejar en los personajes rasgos de su propia vida y personalidad.
Las notas: No pocas fueron las notas que escribió Quiroga en las que se dedica a comentar diferentes aspectos del cine en general o, en particular, de alguna película. Este prólogo de Garet toma de Homero Alsina Thevenet las siguientes palabras, por demás ilustrativas de la importancia de aquellas notas: “En esa materia Quiroga fue un precursor regional. Ante todo, la crítica de cine era en la época un raro oficio, que apenas comenzaba a practicarse en Francia y en Estados Unidos. Resulta significativo el dato de que en 1971, cuando el augusto New York Times resolvió reeditar en varios libros sus críticas de cine más importantes, haya iniciado su recopilación con textos de 1924”. Esos escritos, en palabras de Garet, a Quiroga “le significaron un aporte económico importante”, lo que se confirma por “la regularidad con que colabora (en Caras y Caretas), permitiéndose faltar a la cita semanal solo en días de fiesta…”. Y añade que “fue el más tesonero luchador por la profesionalización del escritor y del periodista”. Su explicación y reflexión de este apartado finaliza así: “El mismo desenfado, la misma libertad para opinar sobre cine que sobre literatura. El lector puede disfrutar estas crónicas tanto si es quiroguiano, como si desea enterarse de los orígenes del cine en el Río de la Plata”.
Teatro: “Las sacrificadas” y “El soldado”
Respecto a la obra teatral “Las sacrificadas”, escribe Garet en este prólogo: “Podría sostenerse con ciertas probabilidades de justicia que esta obra es la más olvidable de su autor. Los pocos méritos del cuento que le sirve como texto base se disipan con una mayor acentuación de la cursilería”. A lo sumo, dice, “Las sacrificadas” podría valer como acercamiento al estudio sobre “el comportamiento social frente al tema del amor y de las diferencias de clases sociales”.
En cuanto a “El soldado”, se lee que “su brevedad le ha postergado excesivamente la suerte de ser representada, al menos en ocasiones de que se guarde memoria”, aunque señala Garet que el grupo teatral argentino “Dramaturgias abiertas” (que en dos oportunidades presentó en Salto obras basadas en cuentos de Quiroga) lo viene ensayando para presentarlo próximamente. “Los personajes son emblemáticos y prototípicos; el uno de la función de los militares y el otro de la tendencia a la libertad”, escribe el prologuista, y agrega que la obra “pertenece a la tradición entremesil por su brevedad, su agilidad y su ponencia ideológica. Representa un caso aislado en el teatro rioplatense, alejado de obras que no fueran de ambiente localista y de sátira liviana”.
Los inicios de Horacio Quiroga
Bajo este subtítulo aparece el comentario de todo aquello escrito por Quiroga en el período previo a su primer libro, período que según Garet podría denominase “salteño”.
Textos nunca publicados: Hay textos que no fueron nunca publicados por su autor, en los que se destaca el “estado de ánimo ante el paisaje”, donde además “le preocupa al juvenil autor el aspecto formal, la versificación y la eufonía”.
Publicados en revistas: Por otra parte están los textos que tuvieron aparición en revistas. Dice Garet: “Llama la atención el buen número de revistas en una ciudad de no más de 10.000 habitantes como era Salto en ese entonces”. Las colaboraciones de Quiroga en revistas fueron muchas, muy variadas y de muy desigual nivel: “se dedica al artículo, el poema, el relato…”. Su primera publicación se vincula a una de sus grandes pasiones, el deporte, y se titula “Para los ciclistas”. Se agrega también el dato de que es frecuente que publique este tipo de textos con seudónimo; la primera vez que firma con su verdadero nombre es en “La Revista del Salto”.
La Revista del Salto: Destaca Garet como rasgo relevante de esta publicación la postura de Quiroga como crítico de teatro: “En la Revista del Salto se presenta un crítico teatral riguroso que pretende la profundidad en los temas”. Informa que esta revista llegó hasta el vigésimo número, lo que significa “un éxito, tanto en aquel tiempo como un siglo después”.
Notas desde París: En este caso se trata de “dos notas que envía a una revista salteña. Aquí el tono es triunfalista y no se divulgan las malas impresiones o experiencias”.
Textos posteriores al viaje: Se advierte aquí una “continuidad” entre estos textos y los que publicó en revistas, o que “permite presumir que sean de redacción anterior al viaje”.
Actas del Consistorio
Aparecen en esta parte textos creados en el grupo de amigos (escritores salteños en Montevideo) El consistorio del Gay saber, definido por Garet como “verdadero laboratorio poético”. Estos textos “tienen más de un autor”, son del grupo y no de un individuo. “Las Actas son una unidad de espíritu”, dice el prologuista.
El primer libro y textos excluidos de él
El primer libro de Quiroga es “Los arrecifes de coral”. Se destaca el hecho de que no actuó Quiroga como la mayoría que publica un primer libro, reuniendo publicaciones anteriores dispersas, sino que en su primer libro, no incluye ni un solo poema que ya se hubiera publicado. De este libro, Garet también repara en su título: “es el único título completamente elíptico y que tampoco reitera un título interior, ni un verso, o expresión. El autor señala en este caso, un valor en sí mismo…La razón de ese nombre es exclusivamente postular el exotismo”. Sobre “Los arrecifes de coral”, el prólogo da lugar a estas palabras de la destacada crítica uruguaya Mercedes Ramírez: “Este libro vanguardista aparecido en un medio conservador y pacato fue juzgado con los parámetros estrechos del conservadurismo y la pacatería”.
Esta parte finaliza con cuatro textos posteriores a “Los arrecifes de coral”.
Diario de viaje a París
“Ninguno de los salteños de la Revista del Salto, ninguno de los que integrarían el Consistorio del Gay saber –al menos en esos años-, y pocos de la generación del 900 –al menos en esos años- había realizado un viaje que significara entonces tanto prestigio personal”, así comienza Garet esta parte de su prólogo. Luego reflexiona sobre los motivos de ese viaje y la actitud de Quiroga una vez en París. Dice en cierto momento: “Quiroga va a disgusto a París, como cumpliendo una obligación auto impuesta”. Este Diario que escribe quedaría luego en manos de su amigo, el escritor Ezequiel Martínez Estrada. A modo de síntesis, dice Garet: “este diario es un verdadero manantial para el conocimiento del pensamiento de Horacio Quiroga”.
Apéndices
En esta parte final, se incluye un reportaje y un par de textos titulados “Cuadros”. El reportaje es el que le realizara el periodista Soiza Reilly, donde se destacan algunas preguntas incisivas como las referidas a “cómo se hace un cuento”. “Este reportaje, -sintetiza Garet- se vuelve insoslayable a la hora de juzgar la manifiesta seguridad que exhibe Quiroga cuando teoriza en sus textos teóricos sobre el cuento”.
Por su parte, “Cuadros” son “dos textos independientes: un esquema de cuento y una reflexión que no llega a relato”.