El Prof. Germán Haller: manifestó que el tema: Pablo Goncálvez es “mediático”

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    Al finalizar la primera jornada de Criminología ayer, en la Posada del Siglo XIX el Dr. Germán Aller, Profesor Grado 5 de Derecho Penal y Criminología, accedió a dialogar con EL PUEBLO sobre algunos aspectos jurídicos de actualidad. Con él mantuvimos el diálogo que reproducimos a continuación.

    Dr. Aller, ¿El Estado cumple realmente con la función rehabilitadora de los reclusos?
    Es un problema del Estado hoy por hoy; en general la idea de rehabilitación de los reclusos, internos o presos, es una tarea que porcentualmente su saldo suele ser más bien negativo, porque la rehabilitación estadísticamente es una 24 6 16 025cifra siempre inferior a la mitad; de acuerdo a los momentos, el reintegro carcelario ha habido épocas en el que ha sido del 70, 80 %, otras veces el 60, andamos hoy redondeando una cifra cercana a un 60 o un poco más, lo que puede ser mejor que en otros momentos, pero nunca puede ser una cifra satisfactoria. Es verdad que es inviable, sería casi utópico, suponer una estadística de cero reincidencia delictiva y de reingreso carcelario, sería utópico, pero sería estupendo manejarnos en cifras que no superen el 30 % o el 30 y algo, y ya llegar al 20% sería ya algo inaudito.
    No solamente estoy hablando de Uruguay, este es un problema que se repite en muchos países; sin perjuicio de ello, no nos sirve tomarnos la foto mirando lo que pasa en otros países y nada más, porque sería un consuelo un poco banal; en realidad uno tiene que analizar que una sociedad como la uruguaya, una sociedad que históricamente ha sido de menos violencia, de menos delincuencia que en el resto de la región, más que compararnos con otro países, tenemos que compararnos con nosotros mismos, y atender a los verdaderos factores de incidencia en la criminalidad.
    Y esto es evidentemente, y no voy a decir nada nuevo, y creo que la mayoría de la gente ya lo sabe; no es un problema estrictamente de orden policial, judicial penal, o de cambio del Código Penal y del Código del Proceso Penal, el verdadero cambio paradigmático está en lo cultural; está en la base, en el núcleo de la familia, y en la educación, que logremos en los chicos en las escuelas, el motivarlos para que la vida que luego lleven, sea una vida digna en una sociedad, con honestidad, y que planteen metas a futuro, porque también vemos en muchos chicos que a veces no tienen grandes propósitos o proyectos de vida futura, y eso evidentemente no fomenta una vida dentro de la licitud, sin perjuicio de lo cual la mayoría de las personas no delinquen, eso está claro, pero el verdadero objetivo y un trabajo criminológico de fondo sobre esto, no es concentrarse en el tema carcelario, en el que por supuesto hay que trabajar, modificar las prisiones, mejorar cada vez más las condiciones carcelarias para que podamos tener menos reincidencia, y planes tanto a nivel pedagógico, de trabajo, con asistencia social y trabajar mucho con las familias de los internos o reclusos, para que encuentren allí, un ámbito, luego cuando salgan, tanto durante su estadía, como cuando salen en libertad, no criminógeno.
    Claro, está también el otro problema; después que salga, la zona en la que vive, los amigos con los que se frecuenta, que pueda obtener trabajo, que pueda obtener un sustento digno, todo eso hace a la sociedad y evidentemente no es tarea de jueces, fiscales, policías o abogados; ahí tiene que haber políticas de estado, políticas sociales, que por supuesto que las hay, pero que evidentemente no son suficientes. Sabemos que hay una serie de proyectos y planes estatales muy importantes, de mejoras, pero tenemos que pensar no sólo en el largo aliento, sino también en lo inmediato; tenemos que tener un plan a futuro, que hay que establecerlo claro, nítido, una política de estado más allá de administraciones o gobiernos, y también políticas del mientras tanto. Es decir, hay que atender las situaciones barriales, no puede ocurrir que hayan barrios donde prácticamente no pueda acceder, por ejemplo, la Policía, eso es impensable en una sociedad como la uruguaya, ahora, ¿ese es un problema estrictamente policial?, no, porque la Policía donde en teoría no puede ingresar, se fortifica e ingresa, pero luego van a salir, y el problema va a volver a estar exactamente igual, por eso tiene que haber un cambio cultural profundo, un cambio de idiosincrasia en el que tenemos que apostar a una mucho mejor educación.

    Se presentó un Proyecto de Ley en el Senado, en el que se busca aplicar medidas asegurativas a aquellos reclusos que salgan en libertad, ¿es viable la aplicación de las mismas en un Estado de Derecho que pregona que una vez cumplida la pena, la deuda con la sociedad quedó saldada?
    Es viable en el sentido fáctico que como toda propuesta legislativa, si encuentra los votos suficientes se puede transformar en ley; ahora, si es lo que uno entiende o valora como adecuado o correcto, la respuesta es que no corresponde. El individuo tiene una pena, y durante la pena el Estado tiene un rol que desempeñar en su reeducación, rehabilitación, o como se le quiera denominar; luego tiene que tener un reintegro a la sociedad, en el cual también el Estado debe contribuir a ello, pero contribuir en positivo y no en un estricto sistema de custodia. Lo que existe es un sistema en el cual durante un lapso de cinco años, se mantiene los antecedentes penales, pero son cosas distintas, pues durante esos cinco años en los que perduren esos antecedentes penales, por supuesto que el individuo tiene sobre sí la espada de Damocles, sabiendo que si delinque, se va a agravar su conducta; pero hacer luego un seguimiento en el sentido de ayudarlo, nos parece estupendo, ahora, un seguimiento en el sentido de una suerte de pesquisa hacia el mismo, o de persecución, en realidad es inconstitucional.
    Entonces, si el legislador, cualquier legislador, porque parto de la base que ese tipo de proyectos están bien intencionados, pero técnicamente están mal orientados; se me podrá decir que son políticamente correctos, pero yo no soy político, yo soy técnico, entonces, si es políticamente correcto, no me interesa ni siquiera dilucidarlo, voy a lo técnico, porque los políticos pasan, pero los problemas técnicos quedan. Desde el punto de vista técnico, una suerte de seguimiento sobre el individuo, lo que va a fomentar es que vuelva a delinquir, o sentir odio, desprecio, hasta por la autoridad; a su vez se le va a encomendar a esa autoridad una actividad difícil de cumplir de forma adecuada, y por supuesto va a requerir muchísimos más policías, siendo Uruguay prácticamente el país del mundo de habla hispana, que tiene más policías por cantidad de ciudadanos, o sea, cuántos más vamos a necesitar para saber si el individuo se porta bien o se porta mal.
    Me parece que no es un modelo adecuado, sin perjuicio de que se pueda entender lo que lleva a algún legislador a proponerlo, yo con lo que digo no desvaloro la intención, ahora, el proyecto sí, como criterio a mi modo de ver desde el punto de vista técnico, científico y de la práctica de 3 décadas en el ejercicio de la profesión, me dicen un rotundo no.

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    Es imposible no preguntarle respecto a Goncálvez, ¿es fundamentado el temor de la sociedad por su liberación?
    Nunca tuve nada que ver absolutamente con la causa de Goncálvez, me siento completamente ajeno, por lo que hablo como técnico, pero como ciudadano al fin.
    Es una persona que cumplió su pena, no tuvo ninguno de los beneficios de la libertad anticipada, ni nada por el estilo, pero sí una reducción que no está tan en proporción, por trabajo, por buena conducta, etc, por lo que sale habiendo cumplido la pena. Y habiendo cumplido la pena, nada tenemos que objetar, y hay que pasar la página y aceptar que esta persona como cualquier otra, ojalá no delinca, pero el Estado ya nada más tiene que reclamarle desde el punto de vista de lo punitivo, ni ejercer control sobre él, ni nada parecido, sino permitirle que siga su vida y rehacerla junto a su familia, y que todo lo que pasó le haya servido de alguna manera para ver lo tremendo de las conductas que en su momento desplegó.
    Del tema se ha hecho un gran despliegue por parte de los medios de comunicación y los entiendo porque vende; pero pregunto, es el único homicida en el Uruguay que mató a tres personas; o nos pasa prácticamente todos los años situaciones de más personas o de igual cantidad que nadie sabe ni los nombres y pueden convivir con ellos y no se plantea ésta psicosis, entonces, estamos ante un caso que en su momento fue muy llamativo, conmovió a la prensa, que se le ha mantenido en la misma esporádicamente por espasmos de tiempo a lo largo de los años, pero es una psicosis dirigida.
    Yo pienso también en los familiares de las víctimas, y no sé si a los mismos, y lo dejo como interrogante, les hace bien estar permanentemente reciclando este fenómeno, porque de alguna manera tampoco terminan de enterrar a sus muertos; seguimos constantemente sobre esta situación, generando una expectativa de si puede volver a delinquir, con ese criterio no podríamos prácticamente soltar sin control a ningún ladrón, rapiñero, violador, homicida, y por cierto que hoy en Uruguay hablamos de cerca de unos 10.000 reclusos, tenemos la capacidad para aplicar ese criterio igualitario para todos; la respuesta es no.

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