Por estos días, uno de los elementos que se han manejado a nivel de los candidatos que habrán de disputar la posibilidad de llegar a la presidencia de la República en las próximas elecciones nacionales, es si deben debatir sobre los hechos del pasado o nó.
El pasado tupamaro de José “Pepe” Mujica, uno de los ideólogos del movimiento guerrillero o las acusaciones a las acciones del gobierno de Lacalle, entre ellas la política de privatización, con alguna similitud a la impulsada por el menemismo en Argentina, eliminando empresas públicas, como El Espinillar.
La cuestión no es menor. El pasado debe servir de experiencia y quien no aprende de sus errores, corre el riesgo de volver a repetirlos. Eso es lo que se debe tener en cuenta.
Los hombres públicos no pueden ocultar sus acciones, ni deben tratar de ocultarlas, si de analizarlas, defender lo que entienden defendible y admitir los errores que pudieran haber cometido.
Ahora bien, no hay absolutamente ninguna posibilidad de construir un futuro venturoso para el país, sea del color que sea el partido que gane, si no es apuntando, centralizando sus programas en el futuro.
Gane quien gane tendremos un parlamento dividido en tres bloques de importancia y necesariamente las leyes más importantes requerirán de acuerdos, de mayorías que no será fácil de lograr si no se parte hoy, de acercamientos, si no se pone respeto y se encamina la contienda electoral por el curso que debe tener sin posiciones irreconciliables.
No podemos olvidar que tras la más terrible conflagración mundial que recuerden los contemporáneos, como fue la segunda guerra mundial, los países que fueron más acérrimos enemigos, como Inglaterra, Francia y Alemania, decidieron mirar hacia delante y así comenzaron a discutir las bases de lo que sería la Unión Económica Europea.
Hoy la U.E. se constituye en la más poderosa organización de países que reúne a la enorme mayoría de las naciones del continente.
Más aún los que no están, han hecho la solicitud correspondiente para integrarse.
Esto es lo que hay que tener en cuenta.
El pasado pesa, sin lugar a dudas, puede ser un lastre muy difícil de dejar de lado, pero no puede ni debe impedirnos mirar hacia delante y caminar como corresponde, en la conformación del país que queremos para nuestros hijos, nuestros nietos y todas las generaciones futuras.
Así de sencillo.
El pasado pesa, pero el futuro determina
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/mqal
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/mqal
- espacio publicitario -