Menos de lo pretendido. Menos de lo imaginado.
Distante de la especulación.
¿O no era acaso el mejor partido de la fecha?. Y era.
En los hechos, no lo fue. O distó. Porque frente a la malaria del pase malogrado, la imposibilidad de la creación ofensiva más o menos para el rescate.

Porque más allá del gol de Gastón Barrientos a los 22′, misil mediante a la derecha de John Burgard, más un remate en el palo de Jonathan Jorge en tiro libre y en los 41′ la chance por George dos Santos, la cuestión de no ser en medio de la madeja enredada.
De la insuficiencia a la hora misma de la pretensión, con Saladero que despegó para ser más apto, incluso por el viento a favor y lo que supuso Universitario, esta vez el de la expresión bajó imperio de la sombra. O al margen del destello individual, que en fútbol obra como factor a favor.
Y es cierto que el equipo de Emilio recuperó energía funcional en la recta final, por lo menos en el alarde de la actitud y cuando la pelota pasa por Fornaroli, siempre es cosa seria.
Porque Valentín juega a jugar y surge desde él un arte clave: desnivelando para profundizar.
En los 12′ y por derecha, cuando Joaquín Jacques habilita pleno a Dos Santos y George mete el frentazo del gol. Nadie para limitarse el radio de acción, mientras Agustín Cardona quedó en estado de parálisis. Cuando se bloquea el funcionamiento defensivo, pasan cosas como estas.
¿Si hubo chance de un ganador?. Y sí.
En el remate libre de «Chirola» Píriz y en el mano a mano de Dos Santos frente a Cardona. Los trabazones generales, los espacios limitados, los desenfoques defensivos, las variantes sin explotar como soluciones.
Acaso Universitario fue más libre pensador, pero se quedó a mitad de camino en los vaivenes de la ejecución. No fue para Universitario, el empate-negocio. Perdió dos puntos.
A cuenta de Saladero, el empate no fue descartable como producto. Después de todo, el rival fue Universitario. Copete levantado en los últimos años y la influencia de su peso sicológico en cualquier escena.
Mientras el partido resultó la porfiada exposición de lo que pudo ser o no fue.
Cuando el fútbol se aprieta. Y a veces clama a los gritos, por eso oxígeno que simplemente le faltó. Mientras sobre el final, la polémica abierta: penal o no penal sobre Denis Ferreira.
Fernando López disponía de todo el radio visual para ver lo que vio. No todo contacto es una infracción o sanción.
Algún día habría que saberlo. Como para ir aprendiendo.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-