Respondo algunas cosas, Sres. Ediles
-No pensé que iba a escribir esta nota. Simplemente porque habíamos acordado con autoridades de la Junta Departamental, que dejaríamos de hablar del tema, de modo de dar tiempo a que la Comisión de Nomenclátor lo estudiara mejor y que luego, el siguiente paso sería que me invitarían para intercambiar las explicaciones pertinentes. Eso no ocurrió, y en la sesión de este pasado jueves 7, para mi sorpresa fui aludido en más de una oportunidad y por más de un edil. Es por eso que hoy escribo esta página-
Para intentar ser ordenado y entendible, empiezo por decir que el mes pasado, la Junta Departamental aprobó (y comunicó públicamente) que una calle del barrio Saladero pasará a llamarse «Mtra. Sara Curbelo Porto». Es la calle que algunos llaman «Yaro» y otros «Leandro Gómez». De hecho la propia Intendencia ha colocado, indistintamente, carteles con uno y otro nombre en los últimos años. También los mismos vecinos junto al número de casa, han colocado algunos “Yaro” y otros “Leandro Gómez”. Hay una gran confusión, sin duda. Enterado de esto y como simple ciudadano salteño siempre interesado en estas cuestiones, publiqué lo siguiente en mi muro de Facebook el sábado 19 de octubre:
Tengo pruebas (a través de mensajes de WhatsApp, escritos y de audio) que a raíz de esa publicación comenzó cierto nerviosismo en muchos legisladores salteños, principalmente entre quienes integran la mencionada comisión, quienes allí (en esos mensajes) reconocen sentirse «sorprendidos» y «descolocados» ante mi planteo, ya que «la verdad recibimos la solicitud de los vecinos y la aprobamos, pero ni idea de esto…».
Así que claramente, hay una contradicción con lo que me dice el lunes 21, en una llamada telefónica, Álvaro Da Cunda (Secretario de la Junta), cuando me asegura que «fue bien estudiado el tema» y sobre todo «con responsabilidad».
Pero evidencia contundente que el tema no había sido estudiado bien, ni mucho menos con la responsabilidad suficiente, es la respuesta que el día domingo 20 me envía el edil nacionalista Gotardo Goncálvez, nada menos que Secretario de la Comisión de Nomenclátor. Es esta que transcribo textualmente, confusa a más no poder y llena de errores de todo tipo:
«En ciudad de Salto, existían dos calles Yaro, una a la altura, digamos de barrio Cien Manzanas y otra en barrio La Chacrita y Williams. Llegamos a acuerdo en Com. de Nomenclátor y se votó en última Sección (sic) que yo no estaba en Salto, a pedido de Com.barrial y escuela de Cien Manzanas y otras instituciones, que tramo de Yaro, desde su arranque en la costa, en Cien Manzanas, pasara a denominarse, Maestra Sara Curbelo Porto. Es un tramo corto, analizamos, era meritorio, además de quienes lo pidieron. Será desde Costanera, hasta Ingeniero Pereira Machado, que llega hasta San Martín. Gral. Leandro Gómez,seguiría el tramo principal, desde Pereira Machado, hacia el sur. En esa zona, desaparece Yaro, se mantiene la de los barrios La Chacrita y Williams, hasta Manuel Oribe, que cambia a Dr.Néstor Albisu, en el barrio Manuel Oribe. También calle Pascual Harriague, que nace en la costa, se corta en la Gaviota, pasa a ser Bay Pass y luego en barrio Artigas y Volcán, vuelve ser Pascual Harriague, hasta Manuel Oribe, pronto se votará, tramo desde Bay Pass, hasta Manuel Oribe, zona hoy muy avanzada y de futuro, pase a denominarse, Dr. Washington Guapo Larrañaga. Otro tema, próxima piscina que se denomina, llevará el nombre de Minutti, que fue creador del sistema en Salto. No saldrá, por ahora pendiente, calles con nombre de los dos Minutti, no hay acuerdo posible, quieren que gran parte de la costa Norte, sea Vásquez. Quedará para próximo período esperemos junto Colorados, llegar a votos necesarios. Sale próximamente, calles de barrio la Chinita, con deportistas salteños, todos aportamos nombres. Hay acuerdo entre los tres Partidos. Disculpen lo extenso, creo queda claro, por donde transitamos, en Comisión de Nomenclátor de nuestra Junta. En esa Comisión, estamos, Eduardo Alves y yo Gotardo Gonçalvez, que soy secretario de la Comisión. Creo aclarado tema.»
Entre tantos errores, ¿se da cuenta que siguen hablando de una calle «Leandro Gómez»? La oscura respuesta que acabo de transcribir, ameritó que en ese mismo momento yo respondiera (y vuelvo a afirmarlo hoy):
«Gotardo Gonçalvez, esta explicación es confusa y con muchos errores. Explico por qué:
-La calle Ing. Napoleón Pereira Machado ya no se llama así, es Cuareim.
-No hay más de un tramo en Leandro Gómez: va desde Cuareim hasta Pascual Harriague, esa es toda su extensión.
-Nunca toca la costanera porque es paralela a esta.
-No puede haber un tramo de Costanera a Pereira Machado (Cuareim) porque estas dos son perpendiculares, se cortan (salvo que quieran dar el nombre de la maestra al repechito de tierra al costado del Parque Mattos Netto, cosa que no creo).
-Nada tiene que ver el barrio Cien Manzanas en este caso».
En la sesión del jueves 7, la Edil Mtra. Elda Albarenque deja entrever que el libro «Nomenclátor de Salto», prologado por el Ac. Leonardo Garet y presentado en público por el Esc. Enrique Cesio (publicado por impulso de la Intendencia en homenaje a los 250 años de Salto) del que soy autor junto a la extinta maestra y escritora Estela Rodriguez Lisasola) tiene errores. Concretamente dice que «habría que revisarlo». A ello se suma la intervención del Asesor Jurídico de la Junta Departamental, Dr. Darío Figueroa, quien pide la palabra especialmente para advertir a los ediles presentes, que tengan cuidado porque «ese libro puede tener otros errores».
Elda y Darío, el libro no es que pueda tener errores: los tiene. Seguro que los tiene, como todo trabajo de investigación de este tipo, que es una mera base (como los anteriores de Marcelino Leal y Ubaldo Lemos) para que se pueda seguir ampliando y mejorando. Dicho sea de paso, desde 2006 cuando fue publicado, y teniendo a disposición esa base que nos insumió casi dos años de investigación, es llamativo que nadie (ningún edil por ejemplo, de los que ahora parecen preocuparse tanto y tan seguido por los nombres de nuestras calles) se haya interesado por continuarlo.
Tampoco puedo dejar pasar que en la sesión del jueves, el Edil Mtro. Marcirio Pérez (que reconoce no sabía que yo había escrito el libro, ya que al escuchar mi apellido se muestra dubitativo si sería yo «o algún familiar») expresa que «sería bueno que ese muchacho le explicara a sus allegados la verdad del asunto». No, Maestro, yo no tengo nada que explicar a mis allegados. Son ustedes, como representantes del pueblo, los que en un acto de sinceramiento deberían explicarle a todo el pueblo, que tienen un gran desconcierto en torno a estos temas. Y ahora que pienso, ¿un edil en una sesión, queriendo indicarle a viva voz a un ciudadano (yo) que ni siquiera estaba presente, lo que debería hacer? Parece fuera de lugar; pienso que lo es. Un ciudadano que además, lo único que hizo fue plantear en una red social una pregunta (que los hizo rever un montón de cosas, aunque no lo quieran asumir).
Pérez afirma asimismo, que con la publicación en Facebook, «este muchacho (como se refiere a mí) inició un revuelo». No, Sr. Edil, no exagere, ¿de qué revuelo habla, si estaban tan seguros que habían actuado bien, que habían «hecho un buen trabajo» o que «habían hecho bien los deberes» como se dijo en una intervención de su correligionaria Albarenque? ¿O es que no estaban tan seguros de cómo eran las cosas? Ni que hablar que además, el Sr. Edil confunde afirmación con interrogación. Yo no afirmé nada, solo pregunté e incluso dije que podía estar equivocado en hacer esa pregunta. Sería bueno que releyera mi publicación del día 19. Y respecto a lo que explica sobre nombres dados en dictadura y luego derogados, quédese tranquilo que sí lo sé y lo tuve en cuenta, pero entendí que igualmente ameritaba plantear mi inquietud.
La Edil Albarenque plantea en otro momento, con mucha firmeza, que respaldan su trabajo sobre el tema en cuestión, dos resoluciones: una del año 1986 y otra de 1992. Si es así, es preocupante, ya que quedarían muchas incógnita sobre los nombres de otras calles mencionadas como «Derogadas» en las mismas resoluciones (a modo de ejemplo: Dr. Francisco Forteza, Gral. José de San Martín, Luis Pasquet, Pedro Gallino, entre otras varias). ¿Seguros que no hay decretos posteriores que modifican algunos puntos del emitido en 1992? ¿O no fueron encontrados todos? Lo digo porque recuerdo que en algunas de las tantas visitas a la Junta que hicimos con Estela mientras preparábamos el libro, se nos aseguró que había material «que se había perdido».
Digo finalmente tres cosas. Una, que mi querida Directora en la Escuela 4, Sara Curbelo, no merecía tanta discusión en torno a su homenaje (discusión, y que quede claro, originada por el desconocimiento de los ediles, que quedó al descubierto tras mi pregunta en Facebook). Dos, que por lo ya comentado anteriormente sobre decretos de los años 86 y 92, sigue sin quedar del todo claro si «Sara Curbelo» sustituirá a «Yaro» o a «Leandro Gómez». Y tres, que equivocarse es humano; nada costaba reconocer que el asunto no había sido debidamente estudiado sino que fue una aprobación apurada que más tarde se vieron obligados a revisar. Era mejor eso, que acusarme de «iniciar un revuelo», y juzgar un libro que, reitero, seguimos esperando que quienes parecen saber tanto del tema lo mejoren. Eso sí, se necesita investigar y trabajar mucho, porque encontrar un error en alguna página es fácil, lo difícil es escribir todas las páginas.
De mi parte, como ya se lo mencioné a las más altas autoridades de la Junta Departamental, estoy y estaré siempre a las órdenes si se trata de trabajar (pero con humildad) con el propósito de hacer un aporte a Salto.
Jorge Pignataro