No dudamos que los sindicalistas de este país, rechazan de plano y diríamos que toda la izquierda también, la idea de traer técnicos, profesionales o trabajadores del extranjero para solucionar un conflicto gremial.
No dudamos tampoco que al Presidente de la República le haya costado mucho llegar a esta medida extrema, ante la situación que se plantea en el caso de los médicos anestesistas.
Pero tampoco dudamos que la enorme mayoría de los uruguayos justifica y está de acuerdo con las gestiones que Mujica ha encaminado a nivel del MERCOSUR, para tratar de traer anestesistas extranjeros que trabajen en el país para superar la crisis.
Es necesario entender que lo que se está haciendo, más allá de que se tenga éxito o no, es defender los derechos de la mayoría de la población, sobre todo la de menos recursos, frente a una situación basada en el corporativismo de unos pocos médicos especialistas que han dejado de lado absolutamente todo otro elemento que no sea su propio bolsillo y en base a eso asumen su actitud.
Quien haya oído las manifestaciones del vocero que representa a los anestesistas, refiriéndose con un aire de superioridad, a la imposibilidad –según sus afirmaciones – de que las gestiones ante Brasil y Argentina, para traer anestesistas de estos países fructifiquen, porque según señaló estos países también “importan” anestesistas, no podría evitar cierto rechazo a quien se refiere a una situación como si fuera un tema menor.
Ignorar o relativizar que hay 4.000 operaciones programadas (“coordinadas” en el lenguaje de Salud Pública), que es lo mismo que decir 4.000 personas que a juicio médico necesitan ser operadas, y no se las interviene porque no hay anestesistas, es sin lugar a dudas un tema muy delicado.
El vocero de referencia aportó cifras en cuanto a las posibilidades de solución. Señaló que habría que realizar más de 10 operaciones por día, durante un año sólo por este motivo y consideró que esto es una utopía.
No dudamos que es un tema difícil de solucionar, pero tampoco dudamos que la mayoría de la población uruguaya condena la actitud que está teniendo este grupo de médicos anestesistas, que como se ha explicado, no son todos, e incluso en Salto, como en todo el Interior del país, la situación es diferente y las operaciones se realizan como es habitual.
El riesgo de estas situaciones es el de “demonizar” a todos los médicos o a todos los anestesistas, por ejemplo, porque a la población en general le es difícil distinguir los pormenores de una situación. De allí que de mantenerse la situación será necesario hablar muy claramente y explicar hasta el cansancio la situación para ubicar el tema como corresponde.
El derecho de la mayoría es prioridad absoluta
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