En estas columnas nos hemos expresado, creemos que con claridad, en contra de la ley que implica el desconocimiento al referéndum 1989 y el plebiscito del 2009 en referencia a la denominada Ley de Caducidad.
Aún cuando siempre entendimos que todos los uruguayos deberíamos ser realmente iguales ante la ley y por lo tanto la caducidad de los delitos de gravedad no puede admitirse, la mayoría del pueblo uruguayo en dos ocasiones opinó lo contrario.
Por este motivo en lo personal entendimos que el tema quedó laudado, mal que nos pese.
De allí nuestra posición contraria – aunque nos rechinen los dientes – a buscar subterfugios legales para dejar sin efecto lo que fue la voluntad popular.
Dicho esto, creemos importante expresar de la misma forma y procurando similar claridad, que no ignoramos que la posición de quienes impulsaron esta ley y se ven beneficiados con ella, han tenido una actitud claramente radicalizada y hasta diríamos provocativa, negándose a aportar información sobre personas desaparecidas o aportando información falsa, como la que llevó al ex presidente Tabaré Vázquez, a «poner las manos en el fuego» por la información que se le había proporcionado con respecto al paradero de los restos de los padres de Macarena Gelman.
Dicho sea de paso, esta joven aún busca los restos de su madre.
No nos engañemos. La actitud de soberbia y de radicalización, muchas veces burlona e irónica que se exhibe desde este sector de las fuerzas armadas no contribuye precisamente a superar las heridas de estos años oscuros de la democracia uruguaya.
Si entendemos que es un error político, desconocer la voluntad popular expresada en estas dos manifestaciones, también entendemos que es una provocación de parte de este sector de los beneficiados con dicha ley, el desafío a las autoridades judiciales y a todo el pueblo uruguayo, con quienes buscan información y procuran dar con el paradero de sus seres queridos, padres, madres, hermanos o hijos, sin que esto parezca tener la más mínima importancia para quienes son sabedores de lo que pasó.
Concretamente en el caso del Gregorio Alvarez, ha manifestado que tiene «la conciencia limpia» como militar y como gobernante.
En estos términos están planteadas las cosas y quiera Dios que sepamos asumir cada cual la responsabilidad de las decisiones.