Librería Ariel, ubicada en plena calle Uruguay, cierra sus puertas tras casi siete décadas formando parte de la vida cotidiana de los salteños. Este lugar fue mucho más que una librería para muchos de nosotros; se convirtió en un punto de encuentro donde, generación tras generación, entrábamos a buscar libros, juguetes o artículos de papelería y terminábamos compartiendo momentos y acumulando recuerdos inolvidables.
Siete décadas de historia en las que la Librería Ariel no solo ofreció productos, sino que también fue un espacio donde muchas personas, con el tiempo, dejaron de ser simples clientes para convertirse en amigos de la casa.
Un legado que trasciende el tiempo
Desde su apertura, la librería formó parte del paisaje cotidiano de Salto, siendo testigo de cómo los niños que alguna vez entraron por sus puertas volvieron, años después, con sus propios hijos y nietos. Más que un comercio, Librería Ariel se convirtió en un símbolo de tradición y cultura, abriendo no solo sus puertas, sino también la imaginación de muchos a través de los libros que ofrecía.
Cada libro vendido fue una invitación a explorar mundos nuevos, una casa de puertas abiertas que permitió soñar y aprender. Este legado, construido con pasión y dedicación, fue posible gracias al compromiso y el cariño de quienes formaron parte del equipo, encabezado por Pelón y su familia.
«El cierre de Librería Ariel nos deja con el corazón lleno de recuerdos y una profunda nostalgia; fue mucho más que un lugar de compras, fue un refugio de historias, aprendizajes y momentos inolvidables para generaciones de salteños.»
Un cierre que deja huella
Aunque el cierre de la librería marca el fin de una era, también deja una enseñanza invaluable: hacer las cosas con el corazón es lo que verdaderamente perdura. La historia de Librería Ariel no termina con el cierre de su local, sino que se integra al corazón de Salto como un capítulo memorable en la historia de la ciudad.
El cierre de Librería Ariel ha generado una ola de mensajes llenos de nostalgia y tristeza en las redes sociales. Salteños de todas las generaciones han compartido sus recuerdos más preciados vinculados a este icónico lugar. Muchos evocan con cariño las visitas de la mano de sus abuelos y padres para comprar útiles escolares o juguetes. Otros recuerdan las tardes buscando libros para estudiar en el liceo, cuando esta librería era el punto de partida de sus aprendizajes.
Entre los mensajes, destacan quienes agradecen los momentos vividos en Librería Ariel, reconociendo el impacto que tuvo en sus vidas. «Ir con mis abuelos a comprar mis primeros útiles para la escuela es un recuerdo que nunca olvidaré». comentaba un cliente en las redes sociales.
Librería Ariel no solo fue un comercio; fue un refugio para la memoria colectiva de Salto, dejando huellas profundas en el corazón de quienes pasaron por sus puertas y encontraron algo más que productos: un lugar que se convirtió en parte de sus historias.
A modo de despedida, queda el agradecimiento sincero a quienes hicieron posible esta trayectoria. Librería Ariel no solo vendió libros, sino que también escribió su propia historia, una que seguirá viva en la memoria de quienes la visitaron y encontraron en sus estantes algo más que un producto: un refugio para la imaginación y el aprendizaje.
Gracias por ser parte de nuestra historia, gracias por todo Librería Ariel.