En estas columnas nos hemos referido reiteradamente al tema de la educación. En este sentido alguien muy cercano nos ha peguntado ¿por qué no compartimos la afirmación de que todo está mal y que no se ha hecho nada para mejorar el nivel educativo de los uruguayos?.
Por eso estas líneas nos interesa señalar hoy algo que para nosotros es de las cosas más beneficiosas y se trata de las becas del denominado Fondo de Solidaridad, establecido por la Universidad de la República, para ayudar a los estudiantes menos pudientes y que hoy tenemos entendido que supera los diez mil pesos mensuales y se puede solicitar por un máximo de ocho meses cuando se lo hace por primera vez y de diez en caso de renovación.
Debe saberse que para nosotros es un elemento que incide directamente en la cantidad de egresados y a la vez uno de los elementos sociales más importantes que existen en el país para ayudar a los hijos de obreros y otros jóvenes que necesitan este apoyo para poder estudiar.
Es para nosotros una herramienta básica. Siempre hemos sostenido que una de las causas para que muchos chicos no estudien en el país, está en su entorno social , en la escasez o nulidad de recursos. Poco o nada puede exigirse al estudiante que sabe que aunque él tenga muchas ventajas en su centro de estudio, sus familiares directos no tienen para comer, para vestirse o sencillamente carecen de oportunidades dignas como integrantes de la sociedad.
Tampoco es la panacea. El Sistema de Becas tiene sus condiciones. Pero una cosa es segura, aquel estudiante que estudia y se preocupa por adquirir conocimientos tiene en esta forma una oportunidad para salir adelante.
Sabemos que el Fondo de Solidaridad se solventa con lo que aportan los profesionales y el gobierno nacional a través de la Universidad de la República, quizás haya que revisar estos aportes, pues en muchos casos los noveles profesionales permanecen un largo tiempo antes de trabajar.
A su vez entendemos que la idea de devolver a la sociedad lo que ésta le aportó para su carrera profesional es justa, siempre y cuando esta retribución sea adecuada a sus ingresos.
Es justo reconocerlo entonces. No todo está mal, ni todo es lamentable, aunque no ignoremos los problemas que tenemos en esta materia.
Para nosotros una cosa es inocultable, el camino es el de la solidaridad, cuando lo logremos seguramente estaremos ante uno de los mejores sistemas del mundo.
A.R.D.