La sra es lectora de EL PUEBLO.
Desde hace años, la lectura del diario, se relaciona con la costumbre familiar.
Una costumbre arraigada, «por eso lo que sale publicado no se me escapa», en su decir al cronista cuando se comunicó con la redacción.
Fue directo a la página 17 de la edición de ayer en que se transcriben algunos argumentos-razones, esgrimidos, por Walter Brajús, exárbitro de fútbol y expresidente de la agremiación que nuclea a los jueces del Interior.
La exposición de Brajus ameritaba la reproducción del texto, en la medida que atacaba sin anestesia a uno de los flagelos que llegó para quedarse en el fútbol: la violencia.
Pero la lectura condimentó el apunte, «porque soy de las madres que suele ir al fútbol del Consejo Único Juvenil y se muy bien el comportamiento de los jueces con muchos de los gurises que juegan tanto en categoría Sub 18 como en Sub 15. Averiguen, pregunten, de última, cuál fue la actitud del árbitro central con algunos jugadores de la Sub 18 de Universitario y de la manera que en general, determinados jueces, los bardean.
Entonces, ustedes en el diario, no solo publiquen lo que dice ese señor Brajús, sino digan que en el fútbol de Salto los jueces también son culpables de la violencia.
Les hablan a los gurises, buscan que engranen, los hacen reaccionar y después se pudre todo. No hablo de todos los jueces, porque muchos son correctos. Pero algunos se pasan de la raya y si tienen que burlarse lo hacen también. Digo lo que digo para que tomen nota los integrantes del Colegio de Jueces, a quienes los he visto poco en el Consejo Único Juvenil y estoy segura que frente a situaciones como estas que denuncio, solo hacen lo mejor que saben hacer: mirar para otro lado».
