La construcción del legendario “quincho” que cobijó la parte medular de la visita del Beato Juan Pablo II a Salto, demandó un importante aporte de creatividad y de esfuerzo para concretarlo.
Para empezar se quiso integrarlo con materiales exclusivamente autóctonos, utilizando elementos de nuestro departamento y de otros vecinos. El proyecto fue realizado por los arquitectos salteños Alfredo y Gustavo Peirano, quienes, además, dirigieron la obra que fue adjudicada a la empresa constructora de Héctor Silveira.
Lo importante era lograr algo que brindara un aspecto característico de nuestra región, y revistiera la unción y dignidad acorde a las circunstancias históricas y religiosas que significaba la visita de un Papa a nuestra tierra salteña.
DESDE FEBRERO CONSTRUYENDO
Las obras se iniciaron en la segunda quincena de febrero, pero ya desde los primeros días del mes se estaba efectuando el acopio de materiales. La realización incluyó una suma de esfuerzos sincronizados, que dieron armonía a todo el procedimiento.
El Ejército Nacional con asiento en Paso de los Toros aportó los puentes de metal denominados Bayley para conformar la estructura de la plataforma.
La estructura principal se logró en base a gruesos troncos de eucaliptos, varejones y cañas , y el de paja quinchada. La plataforma tenía una forma de trapecio y el techado fue realizado a cuatro aguas.
A nivel del suelo, el altar abarcaba veinticinco metros de frente, en la parte posterior, trece metros, y tenía un largo de veinte metros. La cruz que remataba la construcción estaba a quince metros de altura.
LOS MATERIALES UTILIZADOS
Se necesitaron mil mazos de paja y una importante partida de cañas. Todo este material fue transportado desde el departamento de Tacuarembó, merced a la colaboración de la Intendencia Municipal de Salto.
Los largos y pesados troncos de eucaliptos fueron cortados en un monte del establecimiento azucarero El Espinillar. Posteriormente fue necesario utilizar más cañas, desde una quinta de San Antonio.
En total se utilizaron mil mazos de paja, mil cuatrocientos lineales de caña y seiscientos metros de varejones de eucaliptos.
EL ALTAR DE LA CELEBRACIÓN
El altar en que ofició la Misa el Pontífice, fue construido en madera de pino en la Escuela Taller de Quebracho “Santa Teresita”, del departamento de Paysandú. Se confeccionó de medidas especiales, para permitir una óptima visión por parte del público, especialmente de los momentos cruciales de la Misa, por ejemplo en el momento de la Consagración.
Dicho altar, fue posteriormente trasladado nuevamente a la Parroquia Santa Teresita de Quebracho y recibido en el marco de las celebraciones de los 25 años de esa comunidad cristiana de Paysandú, que integra la Diócesis de Salto.
