Yo no sé si lo soñé, me lo contaron, lo viví,o se filtró por los vericueto de la mente, de alguna vida paralela, en otro plano. Lo cuento como me fue brotando, una charla entre amigos, con un amigo de verdad, en tiempos de mentiras…
«Mirá, hay pocas cosas que calientan tanto como que te digan advenedizo cuando vos sabés —con pruebas, recuerdos, testigos y hasta fotos medio borrosas— que estuviste ahí desde el día uno. En la primera fila. En la buena, en la mala, y en esa parte gris donde nadie quería poner la cara pero vos sí.
Y de golpe, aparece alguien que no te vio ni en figurita y te suelta el mote con una soltura que hasta parece ensayada. Vos te quedás ahí, entre la risa irónica y la vena que empieza a latir en la sien, pensando: “¿cómo era que se llama esta mezcla de bronca con desilusión?”
Es una sensación jodida, claro. Porque no duele solo la palabra, sino la injusticia. La invisibilización. Como si todo lo que hiciste —horas, ideas, debates, desgaste, renuncias— no valiera nada. Como si tu historia pudiera borrarse con un comentario liviano en redes, en un pasillo, o en una sobremesa malintencionada»-
El flaco Sena parecía no terminar más de hablar, y cuando al fin hizo silencio, le dije: «Calmate flaco, respirá hondo, contá hasta diez y luego andá soltándome lo que te pasa, quién te ofendió, quien te dijo advenedizo, y en qué sentido lo dijo?.
Vos sabés que soy socio fundador de La Tablita, te acordás, de aquel glorioso día en que lo fundamos, en el año 1982,vos estuviste, como periodista, pero estuviste. Fue un domingo, nos reunimos, comimos un asado al mediodía y la barra fundo el club de bochas a la tarde. Te acordás que le íbamos a poner San Valentín, pero para evitar suspicacias lo dejamos de lado, le pusimos La Tablita que fue lo que se quebró ese año y el país entró en crisis o la profundizó, porque ya veníamos mal.
Fueron muchos años, de levantar la sede, hacer una cancha de primera, hacer socios, darle vida a la cantina y al club. Si se habrán celebrado cumpleaños de gurises, de quince, aniversarios, casamientos, comuniones, hasta festejos de escuelas se hicieron. La Tablita no se quebró más y desde entonces fue el club del barrio, fue el lugar de reuniones, de comidas y cantarolas de la barra y de algunos actos culturales. No era facil juntar mucha gente, teníamos visitas seguidas de aquellos muchachos que lo controlaban todo. Por suerte nunca tuvimos problemas en ese sentido, pero, había que andar con pies de seda…
– Te entiendo, lo recuerdo tal cual lo contás, pero porque te cascotearon para ponerte así?.
El flaco Sena no quería soltar su embuche, quería largar su dolor, y siguió con su raccontto…
«Te acordás que fuimos los primeros en transmitir partidos de bochas y de bolitas, vos me diste una mano grande, yo relataba, pero vos era el que sabía. Contratamos un espacio en la radio del Joaquín que nos instalaba la cajita con los micrófonos y transmitíamos, resaltábamos la actuación de nuestros tríos, dúos e individual de las lisas y rayadas, y ahora nos ignoran, la nueva directiva del club 20 años después de las gloriosas noches de transmisiones de los partidos de bochas,y los fines de semana de tarde cuando la muchachada de entonces jugaba partidos de bolitas o canicas, te acordáas?
Si, y comprendo tu frustración, sentirte ignorado después de haber sido pioneros en algo tan único como transmitir partidos de bochas y bolita! A veces, los aportes históricos pasan desapercibidos, pero eso no les quita el valor que tuvieron ni su impacto. Le dije en un tono conciliador, buscando tranquilizarlo.
Te acordás cuando íbamos a la casa de la profesora de historia para que nos ilustrara y en los partidos lucirnos con datos de primera. No me olvido más cuando nos comentó que las bochas, por ejemplo, tienen una rica historia que se remonta a siglos atrás. Un deporte, que tiene raíces en los juegos practicados en el Imperio Romano, se popularizó en países como Italia y luego se extendió a América del Sur, incluyendo Uruguay. Te acordás como nos lucíamos con esos datos, pero no era para darnos dique sino para ganar audiencia y para darle brillo a un deporte que muchos, hasta ahora llaman, «de los viejos».

Si, fue así como lo comentas, pero, sabés una cosa, curiosamente, el juego tiene incluso orígenes más antiguos, ya que se han encontrado evidencias de actividades similares en el antiguo Egipto, hace más de 5,000 años. A lo largo de los siglos, las bochas evolucionaron y se difundieron por Europa y América, convirtiéndose en un deporte popular en muchos países. Por esas cosas estuve leyendo en estos días, sin saber que nos íbamos a reencontrar hoy. Pero, pará. Antes de que te salte la térmica —y con razón, eh— hay algo que conviene recordar: vos sabés quién sos. Y eso no es poca cosa.
No necesitás que te reconozca quien no estuvo. No necesitás inflar el pecho ni armar el currículum oral cada vez que alguien duda de vos. Porque tu constancia es silenciosa, pero contundente. Porque tus pasos están marcados, aunque no los vean. Sos uno de los fundadores del club, estuviste siempre. Faltaste cuando te fuiste a vivir unos años al sur, pero fueron poco, cuatro o cinco… Ahora bien, si sentís que hay que decir algo, hacelo. Pero sin caer en la trampa de justificarte con desesperación. Una frase, corta y con fundamento, alcanza. Y seguí con lo tuyo. Elegante. Sin perder la clase ni el foco. Eso sí: no confundamos perfil bajo con dejarse pasar por encima. Hay una línea fina entre ser humilde y quedarse callado cuando te ningunean. El equilibrio está en no gritar tus méritos por el altoparlante, pero tampoco dejar que otros los tiren al piso como si fueran descartables.
El flaco Sena parecía que se calmaba, quedó en silencio, pero, arrancó hablar de nuevo…
«Y te acordás que la profe nos puso al día con el temas de las bolitas, que ella llamaba canicas. Nos decía que era un juego infantil con raíces en diversas culturas y épocas. Al principio no creía que íbamos a transmitir, nos pedía a cada rato el número del dial, y se mordía los labios para no reírse, pero su espíritu docente era superior, y nos informaba, nos decía que el origen de las canicas era fascinante y, aunque no se puede atribuir a un único lugar o momento, se sabe que tienen una historia muy antigua. Se han encontrado evidencias de juegos similares en el antiguo Egipto, Grecia y Roma, donde se utilizaban piedras redondeadas o nueces para jugar. Durante la Edad Media, las canicas hechas de arcilla se popularizaron en Europa. De sus palabras no me olvido más, y te acordás que cuando nos íbamos, nos llamó para decirnos que en el siglo XVII, en Alemania, comenzaron a fabricarse las primeras canicas de vidrio, lo que marcó un hito en su evolución. Desde entonces, este juego se ha difundido por todo el mundo, adoptando diferentes variantes y reglas según la región. yo creo que esa tarde, nos presentamos, dijimos dos o tres reclames y soltamos lo de origen de las bolitas, quedamos bien de bien con la muchachada. Pero nos sirvió para la vida, porque de eso no me olvido más…».
Si, es cierto, lo que pasa que los partidos tanto de bolita como de bochas son lentos, pensados y te dan tiempo para explayarte y más si tenés datos para brindar. te acordás que el juego de las bolitas era el de La Troya.
Ese nombre o denominación del juego, lo hacía épico. Te acordás que esas transmisiones eran emocionantes, con cada tiro cargado de habilidad y estrategia mientras los competidores intentaban dominar el «campo de batalla» de las canicas, nosotros le dábamos color, como dos Homero…
– «Es lo que te digo, además, el hecho de transmitir un juego como este resalta lo importantes que son las tradiciones y los juegos locales, lo importante que eran para el club. Y una cosa que hacíamos para el club y esta gente joven no sabe o no le contaron. Te acordás que las tardes o noche de partidos, recorríamos los comercios del barrio y le ofrecíamos publicitad o reclames en nuestras transmisiones, y lo recaudado era para pagar el espacio de la radio y lo que quedaba era para el club, nunca nos quedamos con un peso, y en eso te tengo que agradecer, porque yo soy fundador, soy de siempre del club, peo vos sos mi amigo, y me acompañabas como amigo, nunca pediste un peso…
Tranquilo flaco, yo me divertía. Era admirable cómo lográbamos que los partidos de bochas y bolitas no solo fueran eventos deportivos, sino también oportunidades para fortalecer vínculos con los comerciantes de la zona. El concepto de hacer «reclames» era creatividad pura y hoy me hace sonreír.
Pero quedate tranquilo que estos eventos fueron momentos llenos de camaradería, tradición y unión, mucha gente nos rodeaba y el que no podía ir escuchaba por la radio.

Pero además acordatre, cuando se juntaba la gente a seguir los partidos, enseguida caían, el manicero, el vendedor de panchos, si era verano, el heladero, el que vendía garrapiñada, las señoras con tortas y pasteles, el cantinero que dejaba de sestear si era de tarde o que llegaba más temprano si era de noche, todos hacían el peso.
Si, es cierto. Los partidos no solo eran una competencia, sino toda una feria comunitaria llena de sabores, tradiciones y personajes. La presencia del panchero, la venta de maní y garrapiñada, las señoras con sus tortas y pasteles, la cantina abierta, era algo hermoso, y redituable para esos ambulantes que volvían contentos para su casa, porque se consumía lindo en el club…
Lo que me duele es pensar en estos criticones, en estos que no me conocen…
Olvidate flaco, concentrate en estos lindos recuerdos. Y siempre —siempre— seguir haciendo lo que hacés, lo que hiciste siempre, porque es eso lo que te sostiene. El tiempo y el hacer. Vos hiciste mucho por tu club, y lo sabés. Así que si te vuelven a llamar advenedizo, sonreí con esa mezcla de ironía y paciencia que da haber estado desde el inicio. Porque mientras algunos llegan tarde y hacen ruido, otros ya están hace rato, sosteniendo el lugar en silencio. Y aunque no lo digas mucho… vos sabés quién sos. Y con eso alcanza.
