Abril Pinto
¿Por dónde pasa la felicidad? ¿Qué se necesita para ser feliz? ¿Pasa solo por cuestiones materiales? Seguramente podrá haber tantas respuestas como personas que se animen a contestar a esas y otras preguntas. Pero para Abril Pinto fue fácil y rápido, respondió casi sin pensarlo porque así lo siente. Quien pase hoy por el CERP lo verá sobre las escalinatas que dan a calle Florencio Sánchez, difícil pasar un día de clases y no verlo, siempre está. ¿Quién es Abril Pinto?

¿Cuándo y dónde nació?
- El 24 de enero de 1963 en Paso de los Toros, departamento de Tacuarembó. El 15 de mayo de 1981 empecé a trabajar en la Armada, ahí conocí a un compañero en la Banda, era salteño, y por intermedio de él conocí a su sobrina en Montevideo. Me relacioné y me casé con ella en 1990 y en el año 2000 me vine para Salto al dejar la Armada.
Si nació en enero, ¿por qué se llama Abril?
- La profesora de Matemáticas Mónica Dalmao me preguntó lo mismo hace un tiempo, y yo más o menos calculaba por qué, entonces llamé a mi madre y me dijo que era porque se había casado el 30 de abril con mi padre. Mis padres son nacidos en Rivera, donde los nombres por lo general son entre portugueses y castellano, pero me pusieron por eso, porque se casaron en el mes de abril y fue lo primero que se les vino a la cabeza. Tuve que llamarla porque nunca les pregunté, aunque calculaba que era por eso.
¿Cómo fue su infancia?
- La verdad, bien. Mi padre fue militar, y la época de la sedición estuvo bravo a todo nivel, incluso en una vuelta casi lo matan porque habían disparado contra el puesto de guardia donde él estaba en Paso de los Toros. Él estuvo ahí como cocinero, que en la vida militar se le dice ranchero, y aparte también había sido correo viajando mucho a Montevideo. Esa época fue medio fea pero ya te digo, para mí la infancia fue una etapa linda. Jugábamos mucho, yo vivía en un barrio que se llama Las Casillas, donde vivían cerca de mil personas, donde está el parador municipal de Paso de los Toros que antes era el Parador Onda, y nosotros pasábamos ahí. Yo vivía en la calle Pasaje Caridad N°98. Mi madre lavaba ropa y manteles para ese parador.
Recuerdo que hacíamos campeonatos de fútbol entre familias en las calles del barrio, y si no, íbamos al parador o a la playa. Entré directamente a la escuela, no hice jardinera. Repetí 1° año. Después fui al liceo, hice UTU también donde estudié carpintería, hasta que me mandé una macana con un compañero y nos suspendieron por dos años… ese compañero era Sergio, alias «Capincho», da la casualidad que ahora es vecino donde está mi madre en Pueblo Centenario, departamento de Durazno, cruzando el puente aunque somos de Paso de los Toros, a unos pasos de UPM 2.
Cuando me suspenden, un tío, cuñado de mi madre, me dijo que me iba a hacer entrar a la Armada para trabajar. Ahí es que entro a la Armada en 1981.
¿Tiene hermanos?
- Soy el mayor de doce hermanos, ahora somos nueve vivos, lamentablemente tres fallecieron. En 2009 falleció mi hermana por la famosa Gripe A, ahora en febrero van a hacer cuatro años que perdí a mi hermano y también hará en octubre cuatro años que perdí a mi hermana, los dos tenían un problema, porque somos una familia que tenemos la famosa anemia hemolítica congénita. De los nueve que vivimos, tengo tres hermanas y una sobrina que es hermana de «criación», hija de la mayor de las mujeres, la que falleció por Gripe A.
¿Mantiene contacto con sus otros hermanos?
- Sí, constantemente. En casa está mi madre -mi padre falleció el 15 de diciembre de 1992- junto con una de mis hermanas, mi hermano el que me sigue, otro hermano y un sobrino que es como un hermano de «criación». El resto está trabajando en Montevideo, salvo dos hermanos que están en Maldonado. A fin de año nos encontramos todos o si no, en el cumpleaños de mi madre. Este año no pude ir por esto de la pandemia, podía haber ido, pero no quise arriesgar la salud de mi madre con todo esto que está pasando, mi madre ya tiene 78 años de edad. Se llevaba diez años con mi padre, él era mayor.
¿Qué es la familia para usted?
- Mi familia es todo, es levantarte, acostarte y saber que tu hermano, tu madre o mis hijos, mi nieto están bien. Es vivir la alegría y el dolor, porque viví el domingo 1° de junio de 2008 el fallecimiento de mi primera nietita a diez días de cumplir año. Tenía atrofia de la espina dorsal. Lo bueno fue que en ese año mi hija ya estaba embarazada y nació mi nieto que ahora va a cumplir doce años, que nos ayudó a superar un poco el tema del fallecimiento de mi nietita. Después en 2009 lo de mi hermana con la Gripe A, que se la agarró en el Hospital de Paso de los Toros y falleció en Montevideo. Mi madre siempre vivió con el tema de mi otra hermana, que era la que más sufría, y que siempre estaba con problemas.
Nos conocimos en la crisis de 2002 y recuerdo que pasó momentos muy complicados con su familia…
- Dificilísimo, muy difícil, pero por suerte conocí a personas que gracias a ellas hoy estoy acá, trabajando en el CERP. Conocí a María Medici, que hoy es profesora de Literatura, que me dijo un día que en el CERP estaban precisando a alguien para seguridad, «andá y hablá con la profesora Inés Delgado». Vine al otro día, me presenté y me atendió el profesor Miguel Diana, Inés no estaba, y me atendió Fabián Bochia. Ahí le dije que me habían dicho que precisaban a una persona para tal cosa, y con el director de ese entonces que era Emilio Silva y la señora María Guglielmone me explicaron que necesitaban, y ahí empecé cuidando vehículos. Después de a poquito me fui integrando a la barra del CERP, los profesores me empezaron a conocer, me regalaban cosas, y un día un profesor me pidió si podía ir al cajero a retirarle dinero, yo no usaba tarjeta por supuesto, me explicó cómo se hacía y ahí empecé. Así que cuidaba vehículos de los profesores que me pagaban por mes, cuidaba las motos de la gente de la UTU que salía por calle Florencio Sánchez, que también me pagaban mensualmente, y había muchos estudiantes que los viernes me pagaban por toda la semana. Así es como más o menos me mantengo.
Luego paulatinamente me fui integrando al grupo acá conociendo a profesores, charlando, y hoy, agradezco que conozco acá adentro a muy buenas personas, excelentes, a quienes les hago mandados, les pago cuentas, les he cuidado la casa a profesores cuando se han ido de vacaciones. Si un sábado o domingo me precisan para hacerles algún mandado, voy, no tengo ningún problema porque son gente que cuando vos necesitás una mano ellos están. Te digo más, ahora con el tema de la pandemia a partir de marzo, hay gente, y no voy a decir quien, para no dejar mal a nadie, que me dijo un día «Abril, ¿cuánto pagás de alquiler que yo te lo pago?», muchos profesores me dijeron eso, que me ayudaban a pagar el alquiler, claro, por no poder venir todos los días por estar cerrado el CERP, me ayudaron muchísimo con canastas, además recibo una canasta del MIDES que voy a levantar a Tata. La verdad es que he hecho muchos amigos acá en el CERP.
Pero además, tiene la función de periodista, informa de todo lo que pasa en el CERP por sus redes sociales, clases, cuándo pueden pasar a cobrar los docentes, cuándo hay exámenes, cuándo hay paro, informa de todo, también filma la alegría de los estudiantes cuando se reciben de profesores…
- Pasa que esos momentos son especiales, porque uno está todos los días y empieza a charlar con los estudiantes y vas conociendo los problemas familiares de ellos, te van contando, y hay gente que está bien, que no tiene problemas económicos, y hay otros que la pelearon. Hace poquito una chiquilina que egresó de Derecho, Giorgina Moreira, es una chiquilina que la peleó por no tener un buen ingreso económico, que tenía un carrito acá que lo atendía su pareja, su esposo, Daniel, hice amistad con ella y es uno de esos casos en que vos te quedás contento, pero no solo yo, todos nos pusimos contentos por ella cuando salvó su Práctica Docente.
¿Y es feliz?
- Sí…
¿Qué es la felicidad?
- Vivir el día a día.
Hoy por: Leonadro Silva
