Amanecí hoy frente a la historia. Roma, el Vaticano, y la emblemática ventana con las cortinas rojas que tantas veces ha sido el escenario de una frase que sacude al mundo: “Habemus Papam”.
Esa misma escena se podría repetir en las próximas 24, 48 o 72 horas.

En medio de esa tensión sagrada y expectativa global, la Plaza San Pedro vibra. Peregrinos de todo el mundo, periodistas, fieles curiosos… y, para mi sorpresa, Eduardo Verástegui, actor mexicano y protagonista de Sound of Freedom, con quien crucé caminos esta mañana. Me habló con convicción: “Quiero un Papa de acción.”
Un mensaje fuerte, directo. Le pregunté qué tipo de liderazgo esperaba, y sin dudar, dijo que necesitamos un Papa valiente, que se anime a incomodar.
Luego me sumé a una misa muy especial, celebrada por el cardenal Daniel Sturla, único papable de Uruguay, acompañado por el embajador uruguayo ante el Vaticano, Guzmán Carriquiri. La energía era íntima, solemne, con el rumor de que, entre esos pasillos, puede estar caminando el próximo pontífice.
Más tarde, tuvimos una cena compartida con referentes uruguayos de la comunidad católica en Roma. En ese espacio más distendido, charlé largo y tendido con el cardenal Sturla. Me reveló un dato histórico: es el segundo cardenal uruguayo que participa en un cónclave, después de Antonio María Barbieri. Un honor que pocos países pueden contar con tanto orgullo.

Hoy Sturla se despidió de sus acompañantes para ingresar a la residencia Santa Marta, dentro del Vaticano. A partir de ahí, se desconectan del mundo: sin celulares, sin contacto externo, sólo silencio, oración, y el juramento de elegir al nuevo Papa guiados por el Espíritu Santo.
El cónclave comienza mañana. Está previsto que la primera votación sea por la tarde. Si no hay elección, el humo será negro. Si hay consenso, el mundo se volverá a llenar de blanco. Cada día habrá hasta cuatro votaciones: dos por la mañana, dos por la tarde, y las miradas estarán puestas en las chimeneas vaticanas entre las 11 y las 19 horas.
Por cómo se vive en las calles y pasillos del Vaticano, todo indica que podríamos tener nuevo Papa antes del viernes.
¿Qué es el cónclave y por qué es tan importante?
El cónclave es el proceso mediante el cual los cardenales de la Iglesia Católica eligen a un nuevo Papa. Su nombre proviene del latín cum clave, que significa “con llave”, porque los cardenales se encierran sin contacto con el exterior hasta llegar a una decisión. Para ser electo Papa se necesita una mayoría de dos tercios.
Esta tradición tiene más de 700 años y busca garantizar un discernimiento profundo, guiado por la oración y el Espíritu Santo. Durante el cónclave, las votaciones se realizan en la Capilla Sixtina y los resultados se comunican mediante una chimenea: el humo negro indica que no hubo elección; el blanco, que ya hay un nuevo pontífice.
Una breve historia de los Papas
Desde San Pedro, considerado el primer Papa, ha habido más de 260 pontífices. Algunos marcaron épocas, como León I, que enfrentó a Atila; Gregorio VII, impulsor de la reforma eclesiástica; o Juan Pablo II, símbolo de fe en el siglo XX. En tiempos recientes, Benedicto XVI sorprendió al renunciar en 2013, y su sucesor, el Papa Francisco, se convirtió en el primer pontífice latinoamericano de la historia.
Cada elección es también el inicio de un nuevo capítulo para la Iglesia y el mundo.