“Educar en tiempos revueltos”, el pasado martes en el Ateneo.
Miguel Santos Guerra es Catedrático Emérito de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Málaga (España) y en el marco de la celebración por los 60 años del Instituto Crandon Salto, quien ya ha brindado una serie de congresos, llegó a nuestro medio para abordar la temática “Educar en tiempos revueltos”.
El catedrático entiende que la cultura liberal ha generado un marco muy complicado “porque contradice casi todos los pilares de la educación”. El pasado martes realizó su conferencia en el Ateneo de Salto frente a una masiva convocatoria de público.
EL PARADIGMA DEL “HACÉ LA TUYA”
El paradigma actual apunta al individualismo, a “hacer cada uno la suya” y seguir un camino de competitividad. Hay un sentimiento de olvidarse de los desfavorecidos. Ello hace que los profesores y las instituciones educativas tengan que ser hoy contrahegemónicas.
Se ha removido la idea de autoridad de los docentes y los alumnos están conscientes de que no por estudiar va a tener un trabajo seguro. Las redes han generado comunicaciones complicadas y el conocimiento aparece distribuido en muchos sitios pero adulterado a causa de intereses.
“Esta situación exige que la educación brinde una respuesta. No hay conocimiento útil si no nos hace mejores personas. Es muy importante llenar el corazón de valores. La escuela debe enseñar a pensar, a discernir, comprender y pasar de la mentalidad ingenua a la crítica, infundiendo solidaridad, compasión y respeto hacia las personas. Enseñar no es solamente una forma de ganarse la vida sino de dar a la vida de los otros”, explicó al ser consultado por EL PUEBLO.
“Las escuelas instruyen a las personas para lograr una sociedad más justa y nadie está al margen de este compromiso porque hace falta un buen pueblo para educar a un niño. La escuela tiene que estar abierta al cuestionamiento y a la interrogación. Bregar por una sociedad más justa en donde no solamente haya unos privilegiados”, dijo.
PROYECTO EDUCACIONAL COMPARTIDO
Contar con un proyecto educativo educacional compartido por la comunidad educativa es una de las “claves” para lograr en la escuela una gestión efectiva y una educación de calidad, dijo el experto. “Siendo necesario, a partir de ello, revisar de manera crítica y reflexiva la visión de liderazgo, de autonomía y la capacidad de flexibilizar en la gestión directiva propiamente tal,esto en el marco de los desafíos que instala el proceso modernizador de la educación y como un medio para lograr escuelas más efectivas en su quehacer”, añadió.
Dijo que “la escuela como unidad básica del sistema es por esencia una entidad relacional donde se desarrollan diversas interacciones entre las personas que conforman la comunidad educativa y la comunidad local”.
“Organizar la escuela con un claro sentido de misión, con metas claras, con un liderazgo pedagógico visible, con un clima escolar positivo, con altas expectativas respecto del rendimiento escolar, con sistemas de evaluación permanente de su quehacer pedagógico y con la generación de un compromiso con y entre la comunidad, son elementos claves a la hora de hablar de un proyecto de dirección donde se asume un auténtico liderazgo educativo”, aclaró el entrevistado.
El Dr. Miguel Ángel Santos, señaló que el “papel de la escuela y la figura directiva, hoy dan cuenta de cambios importantes a nivel de gestión y liderazgo, que apuntan, fundamentalmente, al desarrollo de aquellas capacidades que permitan trabajar la toma de decisiones colectiva y la autogestión. Complejizando así, el papel directivo docente, el que hoy no solo está orientado a administrar correctamente los recursos y ejercer con equidad el rol de jefatura del personal, sino que, requiere habilidades que lo instalen como líder pedagógico, que le permitan fomentar la participación de la comunidad educativa, que le permitan mantener un equilibrio entre la estabilidad y el cambio que nuestro contexto nos demande, manteniendo los aspectos positivos de la institución y movilizándola hacia un futuro mejor”.
Entonces reflexionó “¿qué entendemos por un buen liderazgo en educación? Podríamos decir que una parte de ese buen liderazgo involucra el propiciar estrategias y procesos que influyen de manera significativa la calidad de los aprendizajes, impulsando la facilitación de elementos esenciales para la tarea didáctica y la organización de la información para conocer e innovar en el quehacer educativo en pos de la eficacia. Enfocado a reconocer el valor de todas las personas e incluyendo una visión, planificación, comunicación y una acción creativa que tengan un efecto unificador en torno a los valores y creencias del grupo de personas con el cual se interactúa, en función de los objetivos o metas que permitan cumplir con las actividades laborales, generando un ambiente participativo, enfatizando en el desarrollo personal y por ende de la productividad de la propia organización”.
“El estilo de liderazgo que se asuma en una organización será determinante, entonces, al hablar de calidad y eficacia en una institución educativa, esta combinación de rasgos, destrezas y comportamiento a los que se recurre es determinante, y un elemento fundamental en este aspecto es, el comportamiento, pues es el patrón de conducta relativamente constante que caracteriza al líder. Fundamentando de esta forma la necesidad de conocer a las personas en sus contextos profesionales y de contar con instrumentos que permitan visualizar los tipos de personalidad que conviven en los centros educativos”, consideró el experto en educación.