Con la estabilidad del río y la tendencia a la baja los damnificados piensan en el operativo retorno.
Operativo que se realizará paulatinamente ya
que las casas deben ser sometidas a una profunda limpieza que incluye hipoclorito, blanqueado o pintada de paredes.
Afortunadamente y en contraposición a lo que ocurría años atrás con las famosas enchorradas, donde los arroyos desbordaban de su cause y se llevaba todo lo que encontraban en el camino, la inundación actual no tomó a ninguna familia de sorpresa.
La mayoría pudo retirar sus muebles, colchones y demás.
Los vecinos de las viviendas afectadas por las enchorradas vivían atemorizados, una lluvia intensa alcanzaba para que los vecinos
se acercaran a los cruces del arroyo para constatar la altura del mismo.
Épocas que los vecinos de Soca y Barbieri, Asencio y Barbieri, detrás de la cancha de Chaná y tantas otras zonas supieron ver una y otra vez las pérdidas del mobiliario
de sus hogares.
Fotos, recuerdos, documentos y hasta un dinero eran arrastrados por la fuerza del agua, no había tiempo para nada.
En muchas casas se colocaban bolsas de arena en el interior, detrás de la puerta para amortizar la entrada de agua, en otras se construyeron pequeños muros de contención. Una época dura para muchos salteños ante la furia de la naturaleza que no daba tregua ninguna.
