Durante el fin de semana me dediqué a leer las entrevistas a Bonet y Albisu en El Pueblo y para mi sorpresa veo que no usan la palabra ARTE y, lo que es peor, en muchos momentos usan la palabra cultura como sinónimo. ¿Ellos saben que son cosas diferentes?
No escucho nunca la palabra arte y siempre la palabra turismo
Creo que en la Dirección de Turismo debe ser lo más normal que se hable de turismo y turistas, pero en la Coordinación de Cultura, el turismo no es un tema, no es la Coordinación de Cultura la que decide con qué fin debe producirse el ARTE, eso una interferencia indebida del Estado en la libertad de los individuos.
Además, si es tan bueno para los turistas, ¿por qué no es bueno para los ciudadanos? ¿Por qué los turistas tienen prioridad? ¿Arte para los turistas y para los ciudadanos nada? ¿Un turista es más importante que un escolar? ¿Consiguen entender al ARTE como un fenómeno técnico y estético que enriquece el pensamiento simbólico de la ciudadanía o únicamente entienden al ARTE como entretenimiento para turistas?
El papel de la Coordinación de Cultura es garantizar empleo y salario para que se pueda producir arte independiente o, por lo menos, buscar soluciones para resolver la precarización laboral de los artistas. Los turistas tienen una dirección propia que se ocupa de ellos y nosotros los artistas tenemos una Coordinación de Cultura que habla de turismo y no de ARTE. ¿Únicamente a mí me parece raro?
La amenaza del efecto Dunning-Kruger para la gestión Albisu
La designación del nuevo coordinador de cultura marca el inicio de una etapa que aún se está definiendo. En este contexto, es pertinente introducir una advertencia técnica sobre un riesgo estructural en la administración pública: el efecto Dunning-Kruger.
Opuesto al “solo sé que no sé nada”, el “yo ya sé cómo se hace” produce el efecto formulado por los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, un sesgo cognitivo que hace que una persona crea que está capacitada para hacer algo y que, incluso, lo hará bien, simplemente porque no comprende cuán complejo es en realidad.
Como no percibe la dificultad, subestima el desafío. Solo cuando empieza a involucrarse o a comprender mejor el tema, toma conciencia de todo lo que no sabe.
El precio que se paga
En la gestión pública, esto se traduce en perjuicios concretos:
- Obras mal ejecutadas,
- Programas que no funcionan,
- Falta de seguimiento,
- Malgasto de dinero público,
- Servicios esenciales que no mejoran
- Tiempo institucional perdido.
Y mientras las autoridades se lo toman con calma para descubrir que no era tan simple como se lo imaginaban —a veces demoran más de dos años—, la vida sigue y el pueblo paga este costo de ser gobernado por becarios, sin experiencia en el tema y carga con las consecuencias y con el pasivo de no tener acceso al goce de la producción de ARTE independiente.
¿Qué es el efecto Dunning-Kruger?
El efecto Dunning-Kruger se popularizó como la “paradoja de la incompetencia”: cuanto menos sabe una persona sobre un tema, más experta tiende a creerse y sobrevalorar sus propias habilidades, al mismo tiempo que no reconoce la verdadera habilidad en los demás.
El problema central es que las personas atrapadas en este sesgo no advierten sus propios errores ni su falta de pericia, no saben que no saben, como señaló irónicamente Charles Darwin, en la Introducción de El origen del hombre:
“La ignorancia engendra confianza con más frecuencia que el conocimiento: son aquellos que saben poco y no aquellos que saben mucho, los que afirman tan rotundamente que tal o cual problema nunca será resuelto por la ciencia”.
El desafío específico en ARTE & Cultura
En el ámbito del ARTE & la Cultura, este riesgo se amplifica, por la especificidad del sector. Las políticas requieren conocimiento del territorio, de los lenguajes artísticos, de los marcos normativos y regulatorios, de los procesos financieros y de la articulación institucional.
No es lo mismo organizar eventos que desarrollar una política pública de producción de ARTE independiente, integral y sostenible, que le garantice el acceso y el goce de dicha producción de bienes artístico-culturales a todos los ciudadanos.
Al mismo tiempo, el poder público nunca tiene un proyecto claro e innovador y negligencia su obligación legal de garantizar la producción y le transfiere a los artistas la responsabilidad de llenar vacíos que deberían ser resueltos por políticas sólidas o pretende que el “movimiento cultural” supla la falta de planificación, infraestructura y gestión, o sea:
- El proyecto es explotar a los artistas por todos lados, además de que trabajemos gratis como artistas, quieren que hagamos el trabajo de los políticos y que resolvamos nosotros los problemas que otras personas que reciben sueldo para eso deberían resolver.
Esa mirada distorsiona el verdadero papel del Estado en la cultura y traslada responsabilidades a quienes no tienen ni el deber ni las herramientas para asumirlas. Mucho menos el presupuesto.

Las expectativas con la gestión Albisu
Hay muchas expectativas con este nuevo gobierno, pero el efecto Dunning-Kruger es como la ley de Murphy y si, además, a eso le sumamos que ni el Intendente ni el Coordinador de Cultura pronuncian la palabra ARTE, ni parecen saber qué significa y qué papel juega en la construcción de la sociedad, el pronóstico es fulero: más de lo mismo se avecina en el horizonte.
Esperemos que el mal tiempo cambie y que de una vez por todas venza la técnica y dejen de hacer hechicería en las dependencias públicas.
¡Viva el ARTE! ¡Salario digno para las y los ARTISTAS!