Una de las primeras cosas que hemos aprendido en cuanto al funcionamiento de la ciudad, es que hay dos aspectos que no deben tocarse, sino después de una profusa campaña para informar a la población de dichos cambios. Son las calles y los recorridos de los ómnibus.
Ayer en EL PUEBLO nos enteramos que se producen cambios que tienen que ver con el tránsito en varias calles de la ciudad. Se nos explica que estos cambios “ya están en vigencia”, cosa que cuestionamos severamente.
Más allá de compartir el motivo de la medida, entendemos que el apresuramiento en este tema puede resultar peor que el remedio, al menos en los primeros meses. Entendemos que primero debe realizarse una campaña exhaustiva, porque hay muchos conductores que tienen asumido no sólo el flechamiento, sino también las restantes condiciones de cada esquina, como la preferencia de la derecha cuando no hay cartelería que indique lo contrario.
Se justifican los cambios en el entendido que la cartelería y “despertadores” (o reductores de velocidad como le llaman) que se está instalando serán suficiente advertencia de estos cambios para estos conductores.
No nos oponemos a los cambios sino que decimos que hay un apresuramiento injustificable. Aun recordamos cuando se produjo el principal cambio en el flechamiento de varias calles céntricas. Entre ellas Artigas y Rivera que corrían en sentido contrario. Recordamos cuando los ómnibus de todas las líneas existentes en esos momentos, paraban prácticamente en todas las esquinas y luego se determinó que lo hicieran cada dos cuadras y se alternaron paradas según las líneas.
Son medidas que entendemos aspiran a ordenar mejor el tránsito, pero para ello tiene que haber una campaña de advertencia y de información, antes de ponerlas en práctica. En caso contrario mucho nos tememos que el hábito y la costumbre, lleve precisamente a lo que se quiere evitar.
Dicho sea de paso, los aludidos “reducidores de velocidad” que se han instalado en varios puntos de la ciudad, deben responder a un estudio, deben tener un nivel adecuado, cosa que no notamos en estos momentos. ¿Hay premura en instalarlos?
Vivimos épocas en que la comunicación es fundamental. Debiera asumirse, porque en definitiva lo que está en juego es la vida humana y merece respetarse como tal.
No vemos, por ejemplo que se hagan cumplir algunas disposiciones en pleno “micro centro” y están calificadas como infracciones. En el caso que nos ocupa existen controles a los controladores, ¿responden a algún requerimiento?
Es lo que opinamos.
A.R.D.