Una cita obligada para los salteños que desean saber de sus orígenes
A tan solo 20 km de la ciudad de Salto y 25 km de Daymán aproximadamente, se encuentra Casa Ambrosoni, un complejo turístico rodeado de una gran belleza natural que atrae a sus visitantes por la tranquilidad del lugar y la historia que envuelve a la casa.
La emblemática “Casa Ambrosoni”, ubicada en el pueblo de San Antonio, guarda una larga e interesante historia que la bisnieta de su

fundador, quien actualmente está al frente de la misma, decidió – con mucho esfuerzo- preservar, transformándola en un lugar de descanso, pero conservando casi intacta su construcción así como algunas piezas que formaron parte de un gran comercio de ramos generales, incluyendo el cartel de “Casa Ambrosoni” pintado en la pared de lo que era el frente de la casa.
Lil Palacio Ambrosoni es la bisnieta de Piero Ambrosoni, un inmigrante que llegó desde Italia junto a sus tres primos, Lugi, Ángelo y Francesco en la década de 1810 y fundó años después Casa Ambrosoni.
En la calurosa mañana de un miércoles, y previa coordinación, Lil recibió a EL PUEBLO en la casona ubicada en la localidad de San Antonio, para relatar su historia y mostrarnos las bellezas del lugar, una historia que cuenta a cada uno de sus visitantes que se interesan en la misma.
De forma amable y contestando sin inconvenientes a cada una de nuestras preguntas, primero en el comedor de la casa y luego recorriendo cada una de sus instalaciones, Lil contó lo que fue, cómo siguió y lo que es actualmente “Casa Ambrosoni”.
¿CÓMO SURGIÓ CASA AMBROSONI?
Al llegar al país como inmigrante, el gobierno le asignó a Piero Ambrosoni un lugar próximo al arroyo San Antonio, por entonces despoblado, donde construyó su casa, ubicada frente al edificio que es motivo de este informe.
Posteriormente y luego de diez años de obra, en el año 1878, comenzó a funcionar Casa Ambrosoni, un almacén de ramos generales en la planta baja y una casa habitación de la familia en la planta alta.

Si bien se desconoce quién la hizo, se estima que fue un italiano por el tipo de construcción, explicó a EL PUEBLO la entrevistada.
La casa y el almacén, pasó luego a estar a cargo de uno de los hijos del fundador, Pedro Ambrosoni.
En ese entonces había panadería, fidería, fábrica de dulces, producción de olivos, aserradero, venta de telas importadas, comercio de granos, venta de molinos y máquinas importadas, se recibían uvas para hacer vino y se hacía grapa. También funcionaba como barraca de cueros y lanas, productos que muchas veces los productores depositaban allí como pago de la mercadería que compraban durante el año, había venta de sales y un surtidor de combustible, además de venta de infinidad de productos.
Era un lugar estratégico para el funcionamiento del comercio, porque allí llegaban los trenes, justo frente a la casa y paraban a descargar sus vagones ya que era un punto de convergencia de muchas personas que iban especialmente a abastecerse. En esa época aún se utilizaba el mecanismo del trueque para el comercio y se emitían bonos propios para su pago. Era la casa de comercio más importante del norte, abastecía todo Salto y Artigas.
Un oasis de paz y sosiego en un entorno campestre, situado a escasos 20 km de la ciudad
Testimonio de varias generaciones la Casa Ambrosoni, en San Antonio, invita a tomar contacto con “los duendes” de otras épocas, un paisaje campestre rodeado de naturaleza habla de muchos de los hombres que fueron pioneros en el departamento.
La paz y el sosiego del campo armonizan perfectamente con la amabilidad de sus responsables y la historia viva que ha sido atesorada con mucho afecto por los actuales descendientes Ambrosoni. Hoy funciona como lugar turístico y a pesar de ser poco conocido fuera de fronteras cuenta con una alta demanda que la mantiene frecuentemente colmada de visitantes.
Una muestra de lo que puede lograrse con tesón y a sabiendas de lo que significa valorar el pasado, para entender el presente, aggiornarlo con algunos de los nuevos recursos tecnológicos y planificar el futuro con los elementos que la naturaleza nos ha regalado.
Los barrios San Pedro y Tres María recuerdan algunos pioneros
El pueblo San Antonio se fundó con las familias de quienes trabajaban en el comercio
El pueblo San Antonio estaba por ese entonces despoblado, pero, teniendo en cuenta que en el comercio trabajaban unas doscientas personas, prontamente se comenzaron a formar los barrios “Tres María” y “San Pedro” (nombres que también tienen su historia y mencionaremos más adelante). Lil comentó que para que los trabajadores no tuvieran que venir de tan lejos, Ambrosoni fue loteando sus terrenos y vendiendo a sus empleados, facilitándoles el pago. Así, se fue gestando el pueblo, con muchas casas que rodeaban la gran Casa Ambrosoni.
Enfrente estaba la estación de AFE, por lo cual el lugar era un punto estratégico para la comercialización y distribución de los

productos hacia el norte del país. El movimiento era bastante fluido, porque además Pedro Ambrosoni había conseguido en Montevideo, una autorización para que el tren se detuviera allí por 45 minutos, para que de esa forma los pasajeros pudieran realizar sus compras con más tranquilidad. El tren hacía el recorrido de Montevideo a Artigas y llevaba de 15 a 24 horas realizar dicho recorrido.
Una particularidad que denota la vinculación de la zona con la casa Ambrosoni, se da en los nombres de dos grandes barrios del pueblo. San Pedro, debe su nombre a Pedro Ambrosoni, hijo del italiano que fundó la casa Ambrosoni y que prácticamente la manejó en su época de esplendor. A su vez, Tres María, lleva su nombre por tres mujeres que trabajaban en el gran comercio de ramos generales y además de llevar el mismo nombre las tres, eran ahijadas del propietario del comercio y solían generar conflictos entre ellas.
UN NUEVO DESTINO PARA LA CASA
Pedro Ambrosoni, tuvo dos hermanos: Rosita y Eladio, pero siempre fue él quien estuvo a cargo del comercio, además estuvo mucho tiempo vinculado a la política, fue presidente de la Junta Departamental, Jefe de Policía de Salto, y de alguna manera eso lo llevó a descuidar el negocio. Si bien después que él se retiró el comercio estuvo a cargo de un grupo de empleados, y luego de la firma Barazzotto, ya no tuvo el auge que había tenido, hasta que finalmente en el año 1951 cerró sus puertas.
Cuando se repartieron los bienes de Pedro Ambrosoni, teniendo en cuenta que su única hija (madre de Lil) había fallecido, los herederos pasaron a ser los dos hijos de ésta. Lil vivía por ese entonces en Montevideo, estaba casada y tenía tres hijos, cuando su esposo -que era capitán de navío de guerra- enfermó, decidió venirse a Salto, él falleció en nuestra ciudad y entonces ella se dedicó de lleno al edificio que fuera el gran comercio de ramos generales denominado Casa Ambrosoni y su hermano se quedó con la casa ubicada enfrente.
Lil, decidió transformar la vieja casa en un complejo turístico, como una forma de mantener y mostrar parte de la historia de sus antepasados, pero la casa había permanecido muchos años cerrada y prácticamente abandonada, por lo cual hubo mucho trabajo de mantenimiento que realizar antes de habilitarla para los turistas.
Al haber estado destinada a ser un gran comercio, la casa contaba con muchas habitaciones y grandes espacios, por lo cual Lil debió invertir mucho en su reconstrucción y dedicarle gran parte de su tiempo para dejarla nuevamente habitable.
Los arreglos llevaron alrededor de cuatro años, ya que la casa estaba muy deteriorada, además debió construir 26 baños para las habitaciones.
“La casa en sí, es grande, tiene mucha madera, y el mantenimiento es continuo, por lo cual se hace imprescindible que todos los ingresos que se obtienen por los hospedajes, sean destinados al mantenimiento de la casa”, comentó.
LA REAPERTURA EN 1992
En el año 1992, Casa Ambrosoni comenzó a funcionar como hospedaje. Lil y sus hijos, decidieron remodelarla a nuevo para que continúe acumulando historias. Fue así que de a poco consiguieron hacer de ella un lugar especial, un complejo turístico edificado en 2 plantas y rodeado de una belleza natural, atendido por sus propios dueños, garantizando un trato ameno y un gran cuidado, sobre todo en las preferencias de sus clientes en lo que refiere a sus gustos por la alimentación, ofreciendo un servicio de gastronomía que cuenta con cocina, parrilla, bar y cafetería, bajo la consigna de la comida es casera…
Lil comentó que comenzaron recibiendo excursiones, gracias al apoyo de uno de sus hijos -ahora fallecido- quien desde Montevideo armaba los paquetes de excursiones, ya planificando los días que iban a estar, las comidas que preferían, etc.
Comentó que se inclinó por el lado turístico y no por el comercial porque creía que había que darle una nueva vida a la casa. En la actualidad, la fluidez de las comunicaciones y el buen estado de las carreteras, hace que la gente concurra a realizar sus compras a la ciudad, los supermercados incluso hacen repartos a domicilio, por eso “ya no era un buen negocio” y decidió cambiar su destino.
Primeramente pensó en hacer una casa de salud, ya que su hija es médica, pero finalmente optó por el complejo turístico.
LA CASA
Algunos muebles que están en la casa, son de la época en que funcionó como un gran comercio, hay una vitrina enrome, un ascensor que fue uno de los primeros que hubo en Salto y que aún funciona, radios, valijas, cuadros y hasta una habitación empapelada desde aquella época que aún se conserva muy bien.
En la planta alta hay muchísimas habitaciones cada una de ellas con varias camas muy bien vestidas, amplia iluminación a través de sus ventanas y hasta un frigobar y su correspondiente baño. Además hay una sala con sillones, siempre ambientada con muebles rústicos y adornos antiguos.
En la planta baja, saliendo al patio se puede ver un aljibe, muchas plantas, árboles y flores, lo que genera un ambiente tropical a medida que se sigue el camino que lleva a la piscina externa de la casa ubicada a unos pocos metros.
Según comentó Lil, en algún momento la casa quiso ser declarada patrimonio histórico, pero su propietaria dijo que la declaración no implicaba una ayuda económica que le permitiera solventar los gastos de la casa y que la ayudara en el mantenimiento, además le imponía una serie de condiciones o restricciones cada vez que quisiera realizar una reforma, teniendo que realizar muchos trámites y conseguir autorizaciones, por lo cual Lil resolvió no aceptar la propuesta.
Delegaciones deportivas y turistas uruguayos, argentinos y hasta japoneses llegan al lugar
A la casa han llegado delegaciones de diferentes cuadros de fútbol a concentrar y entrenar previo a algún partido importante, obteniendo la tranquilidad que necesitan en esos casos. Vienen además, turistas uruguayos, argentinos y hasta llegaron unos japoneses con su hija, quienes se estaban alojando en un hotel céntrico y “como la hija no quería cemento, quería tierra, del hotel me llamaron y justo me quedaba una habitación”, comentó Lil, destacando la visita.
Consultada acerca de la impresión que causa una construcción tan antigua entre los turistas, Lil contó que una vez fue una pareja con un niño de 8 años, que preguntó ¿dónde están los fantasmas?, a lo que ella respondió “hay solo una bruja que soy yo, y me transformo de noche”… (y el niño) “no preguntó más” (se ríe).

Lil cuenta con una persona que la ayuda permanentemente en el mantenimiento de la casa, aunque cuando van las excursiones cuenta con la ayuda de mucamas y cocineras -siempre del pueblo-.
Antiguamente se trabajaba desde Semana Santa hasta noviembre, pero ahora se trabaja todo el año, indicó.
Pese a sus 78 años, Lil tiene muchos proyectos para continuar haciendo de la Casa Ambrosoni un lugar cada vez más acogedor y con nuevos servicios. Por eso, últimamente está trabajando en un ambiente de la casa que da hacia la entrada lateral para crear allí un salón de fiestas.
La idea es que donde estaba la panadería – que aún conserva los hornos- se pueda utilizar como un salón para fiestas, eventos y convenciones. Lil está al tanto de cada detalle, ya está previendo instalar una barra, una pequeña cocina y los baños que formarán parte de este nuevo salón.
Incluye un túnel de casi dos cuadras de extensión hecho en el tiempo de las revoluciones que sale en el campo
Entrando en una especie de garaje, que conduce a una bóveda donde se colocaba la uva en la época en que funcionaba el gran comercio, se puede acceder a un túnel de aproximadamente 2 cuadras de longitud que ahora está cerrado en uno de sus extremos.
Si bien el ingreso se conserva en muy buenas condiciones y hasta se le han colocado varias lamparitas para iluminarlo, luego de un cierto tramo se hace imposible continuar su recorrido por la oscuridad que se apodera del mismo, ya que la salida se encuentra tapada con tierra.
El túnel, con forma de bóveda y revestido con una especie de ladrillos, es de aproximadamente un metro de alto y a medida que se ingresa en él, además de ir quedando cada vez más oscuro parece que se fuera encogiendo de todos sus lados, lo que dificulta su recorrido a la vez que uno siente que comienza a faltar el aire al respirar (por estar tapado uno de sus extremos).
Dicho túnel fue construido con salida al campo, pero la reja ubicada en la salida, se había deteriorado bastante con el tiempo, por lo

que Lil decidió clausurarla y actualmente se encuentra tapada con tierra.
Durante las constantes guerras entre las divisas blancas y coloradas que se suscitaron en nuestro país este tipo de construcciones eran de gran necesidad, ya que en caso de ser atacados contaban con una buena y rápida salida del conflicto.
Según comentó Lil, antes, en esa zona eran todos colorados y los blancos estaban acampados en las cercanías. “Cuando ellos (los blancos) andaban por la zona, se ponía un hombre con un caballo a la salida del túnel por si atacaban la casa, éste podía ir a pedir ayuda”.
Actualmente, el túnel forma parte del atractivo turístico que engloba a la casa y es consultado por la mayoría de los huéspedes que ansían conocerlo y recorrerlo, aunque sea un tramo del mismo.
SERVICIOS
Actualmente casa Ambrosoni consta de 20 habitaciones con baño privado y 80 camas, más el comedor y la sala de juegos con ping pong, pool y futbolito, cancha de frontón, piscina al aire libre en el entorno de un jardín tropical. Se cuenta con carretas y carros antiguos con los cuales se pueden realizar cabalgatas por el campo si el huésped lo prefiere.
Los servicios que ofrece Casa Ambrosoni, son: alojamiento con desayuno incluido, a una tarifa de $ 800 por persona, además ofrece la posibilidad de incluir el almuerzo o la cena. En el caso de las excursiones se realiza una bonificación especial.
En el caso de las personas que almuerzan y/o cenan tienen la opción de degustar comidas criollas, o de lo contrario platos típicos de cualquier restaurante como papas fritas y milanesas.
Además de las visitas con excursiones, la casa es escenario frecuente de espectáculos que congregan a muchos lugareños y pobladores de la ciudad, como fue recientemente la edición de “boliches en agosto” con la presencia de Silvio Previale junto a un grupo importante de músicos de la capital del departamento. Incluso, como parte de esta movida artística que tiene la casa, Lil adelantó que próximamente se estará presentando Hugo Fatoruso, un compositor, arreglador, multiinstrumentista y vocalista de Montevideo.