La divulgación la semana anterior de varias ratas comiendo en una de las bandejas de alimentos del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (INISA) tuvo una profunda repercusión en los días posteriores.
Ante el hecho, que en principio el INISA pretendió restar importancia, sosteniendo que la fotografía era vieja y afirmando que también los funcionarios del instituto consumen los mismos alimentos de los internados, se abrieron dos líneas de investigación.
La primera de ellas, es la que corresponde, revisar la fumigación y demás controles de roedores que se hacen en la dependencia del INISA donde se obtuvo la fotografía.
La segunda línea de la investigación es totalmente equivocada. Apunta a saber quién tomó la fotografía, lo que en otros términos es lo mismo que decir, “quién tuvo el atrevimiento de difundir semejante foto”.
Esto nos retrotrae a los años más oscuros de la dictadura donde un hecho semejante pasaba casi desapercibido y se acentuaban las tintas en saber “quién había tenido la osadía de publicar algo así sin autorización”, como si se precisara alguna autorización para difundir una fotografía de un hecho de esta naturaleza.
En realidad poco importa quién o quiénes tomaron la foto y quiénes la difundieron. Lo que realmente debe interesar es saber si realmente es verdadera la fotografía, o ha sido trucada, cosa que no merece aclaración alguna, porque ni siquiera las autoridades han ignorado oficialmente los hechos y se ha afirmado que no tiene más que algunos días.
Luego, quizás más importante aún es tomar las medidas que correspondan para evitar que la situación siga así. Es decir, evitar que las ratas como ilustra la fotografía de referencia, sigan incursionando en el lugar.
La situación, según el INISA no es lo habitual y no tenemos por qué dudar de esta afirmación porque en realidad no conocemos las situaciones en detalle, pero lejos de molestarse por la difusión de la foto, el INISA debería de maximizar el esfuerzo para evitar estas situaciones.
Lo que resultaría inadmisible sería cualquier tipo de represalia hacia quienes tomaron o difundieron la fotografía. Todo lo contrario, lo que corresponde en este caso es el agradecimiento porque gracias a la difusión del hecho se podrían tomar medidas para evitar que la situación se mantenga.
Lo otro es apuntar contra el mensajero, un hábito muy difundido en años que ojalá nunca más volvamos a vivir en nuestro país.
A.R.D.
Se equivoca el INISA
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