La extrema ocupación hotelera que se registró en la zona de Termas del Daymán durante la Semana de Turismo, provocó hechos insólitos, como ser que personas mayores y niños durmieran en la calle, por falta de un lugar mejor donde pasar la noche.
Así lo confirmaron varios funcionarios de hoteles consultados por EL PUEBLO. “Se vieron muchas personas durmiendo en la calle, principalmente jóvenes, pero también personas de 60 y 70 años. Esas personas llegaban a las seis o siete de la mañana al hotel para preguntar si había alguna habitación disponible y con toda la pena del mundo le decíamos que no teníamos nada. Se les veía la cara de trasnochados y te daba una lástima bárbara”, comentó Antonella Vidart, recepcionista del hotel El Mirador.
“También se vieron niños durmiendo en la calle, porque todos los hoteles estaban repletos y no había ni el más mínimo lugar”, añadió Susana Lemos, recepcionista del hotel Oasis del Daymán.
Pese a que la capacidad locativa de los complejos hoteleros de las termas se vio desbordada por la amplia demanda de turistas, no deja de ser un hecho alarmante que niños y personas de la tercera edad tengan que pasar la noche a la intemperie.
Algunas personas con locomoción propia llegaron hasta la ciudad, donde si bien el porcentaje de ocupación de los hoteles fue muy bueno, en todos había habitaciones disponibles. Los que carecían de locomoción y se jugaron todas las fichas a encontrar un lugar donde pasar la noche en las propias termas, terminaron durmiendo donde pudieron.
QUEJAS DE LA
LOCOMOCIÓN
Durante toda la semana hubo un servicio de locomoción exclusivo para los funcionarios de los hoteles de las termas del Daymán que viven en la ciudad. Cada una hora, un ómnibus salía del centro termal rumbo a la ciudad y viceversa. La Intendencia tercerizó el servicio, por lo que el mismo estuvo a cargo de una empresa privada. Y todos los consultados por este medio coincidieron en que el servicio fue “impresentable”.
“Fue un desastre. Pusieron un solo ómnibus y no daba abasto. Había que hacer una cola enorme para subirse y muchas veces no había más lugar, por lo que tenías que esperar una hora más para tomarte ese mismo ómnibus. A veces salías a las 16.30 y no podías irte hasta las 18.00. Pero eso no es todo, porque llegó un día en que al conductor no se le antojó más parar el vehículo en ciertas paradas, como ser la del club Ferro Carril o la de Agraciada y Blandengues. Fue horrible. Para peor el ómnibus iba muy lento y corrías el riesgo de llegar tarde al trabajo”, comentó Antonella Vidart del hotel El Mirador.
Y agregó: “Vamos a tener que reunirnos entre todos para tratar este tema. Deberemos hablar con los dirigentes de los partidos políticos para ver qué piensan del tema y qué se puede hacer para solucionarlo”.
“El servicio fue un desastre durante toda la semana, sobre todo en el horario pico. Para peor, al conductor se lo veía estresado por toda la gente que llevaba el ómnibus, que siempre iba atiborrado. Todo fue lamentable”, añadió Diego Kirichenco, recepcionista del hotel Solanas.
“A quienes brindaron el horrible servicio de transporte seguramente nos les interesó que los pasajeros fueran personas que iban a trabajar, que tenían que marcar tarjeta o firmar la planilla a determinada hora. Fue un desastre”, enfatizó Susana Lemos del hotel Oasis del Daymán.
Los entrevistados piensan que el servicio desastroso se debió a una especie de “revancha” de parte de la empresa tercerizada para con la Intendencia, quien según les explicaron a los funcionarios de los hoteles que fueron consultados, éstos les dijeron que la comuna les “prohibió subir el precio del boleto”. “La empresa en cuestión quería duplicar el valor del boleto, pero la comuna se opuso”, comentaron.
OCUPACIÓN
DEL 100%
Todos los establecimientos hoteleros coincidieron en que la ocupación de habitaciones llegó al ser del 100% de domingo a domingo, lo que fue catalogado como “un éxito esperado”, de acuerdo a las reservas que manejaban.
“Nosotros estuvimos a full todos los días. Nunca tuvimos siquiera una habitación disponible, y se dio el caso de que gente que reservó por dos o tres días, cuando llegó el momento de irse querían quedarse más tiempo, pero teníamos todo completo”, contó Ernesto Arzaguet, recepcionista del hotel Los Naranjos.
Esta semana, el dependiente se asombró al salir de su lugar de trabajo y ver en la banquina de la propia ruta a un automóvil con una carpa, donde pernoctó la familia que se trasladaba en dicho vehículo. “Nunca había visto algo igual en todos los años que llevo trabajando en las termas”, añadió.
“Fue una semana espectacular, porque tuvimos todo reservado con varios días de anticipación. Incluso tuvimos un par de cancelaciones y a los pocos minutos ya pudimos asegurarnos la ocupación de esas cabañas, porque la demanda superó ampliamente a la oferta”, reveló Miguel Núñez, recepcionista del hotel Santa Lucía del Daymán.
“El movimiento de este año fue fantástico. No pudimos haber tenido una semana más perfecta, porque llegamos al 100% de ocupación todos los días. El año pasado no se había movido tanto”, reconoció Diego Kirichenco del hotel Solanas.
Todos coincidieron en que la gran mayoría del turismo fue interno, “principalmente de Montevideo”, como sucede habitualmente en Semana de Turismo. Hubo muy poca presencia de argentinos y la visita de ciudadanos brasileños fue aún más escasa.
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La extrema ocupación hotelera que se registró en la zona de Termas del Daymán durante la Semana de Turismo, provocó hechos insólitos, como ser que personas mayores y niños durmieran en la calle, por falta de un lugar mejor donde pasar la noche.
Así lo confirmaron varios funcionarios de hoteles consultados por EL PUEBLO. “Se vieron muchas personas durmiendo en la calle, principalmente jóvenes, pero también personas de 60 y 70 años. Esas personas llegaban a las seis o siete de la mañana al hotel para preguntar si había alguna habitación disponible y con toda la pena del mundo le decíamos que no teníamos nada. Se les veía la cara de trasnochados y te daba una lástima bárbara”, comentó Antonella Vidart, recepcionista del hotel El Mirador.
“También se vieron niños durmiendo en la calle, porque todos los hoteles estaban repletos y no había ni el más mínimo lugar”, añadió Susana Lemos, recepcionista del hotel Oasis del Daymán.
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Pese a que la capacidad locativa de los complejos hoteleros de las termas se vio desbordada por la amplia demanda de turistas, no deja de ser un hecho alarmante que niños y personas de la tercera edad tengan que pasar la noche a la intemperie.
Algunas personas con locomoción propia llegaron hasta la ciudad, donde si bien el porcentaje de ocupación de los hoteles fue muy bueno, en todos había habitaciones disponibles. Los que carecían de locomoción y se jugaron todas las fichas a encontrar un lugar donde pasar la noche en las propias termas, terminaron durmiendo donde pudieron.
QUEJAS DE LA LOCOMOCIÓN
Durante toda la semana hubo un servicio de locomoción exclusivo para los funcionarios de los hoteles de las termas del Daymán que viven en la ciudad. Cada una hora, un ómnibus salía del centro termal rumbo a la ciudad y viceversa. La Intendencia tercerizó el servicio, por lo que el mismo estuvo a cargo de una empresa privada. Y todos los consultados por este medio coincidieron en que el servicio fue “impresentable”.
“Fue un desastre. Pusieron un solo ómnibus y no daba abasto. Había que hacer una cola enorme para subirse y muchas veces no había más lugar, por lo que tenías que esperar una hora más para tomarte ese mismo ómnibus. A veces salías a las 16.30 y no podías irte hasta las 18.00. Pero eso no es todo, porque llegó un día en que al conductor no se le antojó más parar el vehículo en ciertas paradas, como ser la del club Ferro Carril o la de Agraciada y Blandengues. Fue horrible. Para peor el ómnibus iba muy lento y corrías el riesgo de llegar tarde al trabajo”, comentó Antonella Vidart del hotel El Mirador.
Y agregó: “Vamos a tener que reunirnos entre todos para tratar este tema. Deberemos hablar con los dirigentes de los partidos políticos para ver qué piensan del tema y qué se puede hacer para solucionarlo”.
“El servicio fue un desastre durante toda la semana, sobre todo en el horario pico. Para peor, al conductor se lo veía estresado por toda la gente que llevaba el ómnibus, que siempre iba atiborrado. Todo fue lamentable”, añadió Diego Kirichenco, recepcionista del hotel Solanas.
“A quienes brindaron el horrible servicio de transporte seguramente nos les interesó que los pasajeros fueran personas que iban a trabajar, que tenían que marcar tarjeta o firmar la planilla a determinada hora. Fue un desastre”, enfatizó Susana Lemos del hotel Oasis del Daymán.
Los entrevistados piensan que el servicio desastroso se debió a una especie de “revancha” de parte de la empresa tercerizada para con la Intendencia, quien según les explicaron a los funcionarios de los hoteles que fueron consultados, éstos les dijeron que la comuna les “prohibió subir el precio del boleto”. “La empresa en cuestión quería duplicar el valor del boleto, pero la comuna se opuso”, comentaron.
OCUPACIÓN DEL 100%
Todos los establecimientos hoteleros coincidieron en que la ocupación de habitaciones llegó al ser del 100% de domingo a domingo, lo que fue catalogado como “un éxito esperado”, de acuerdo a las reservas que manejaban.
“Nosotros estuvimos a full todos los días. Nunca tuvimos siquiera una habitación disponible, y se dio el caso de que gente que reservó por dos o tres días, cuando llegó el momento de irse querían quedarse más tiempo, pero teníamos todo completo”, contó Ernesto Arzaguet, recepcionista del hotel Los Naranjos.
Esta semana, el dependiente se asombró al salir de su lugar de trabajo y ver en la banquina de la propia ruta a un automóvil con una carpa, donde pernoctó la familia que se trasladaba en dicho vehículo. “Nunca había visto algo igual en todos los años que llevo trabajando en las termas”, añadió.
“Fue una semana espectacular, porque tuvimos todo reservado con varios días de anticipación. Incluso tuvimos un par de cancelaciones y a los pocos minutos ya pudimos asegurarnos la ocupación de esas cabañas, porque la demanda superó ampliamente a la oferta”, reveló Miguel Núñez, recepcionista del hotel Santa Lucía del Daymán.
“El movimiento de este año fue fantástico. No pudimos haber tenido una semana más perfecta, porque llegamos al 100% de ocupación todos los días. El año pasado no se había movido tanto”, reconoció Diego Kirichenco del hotel Solanas.
Todos coincidieron en que la gran mayoría del turismo fue interno, “principalmente de Montevideo”, como sucede habitualmente en Semana de Turismo. Hubo muy poca presencia de argentinos y la visita de ciudadanos brasileños fue aún más escasa.
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