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sábado, 5 de julio de 2025
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Beatriz Corbella, escribana y escritora formada entre Salto, Montevideo y Alcalá de Henares

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Experta en literatura infantil y juvenil

Era una tarde gris que se aprestaba a recibir la lluvia cuando llegamos al domicilio de la Esc. Beatriz Corbella, quien gentilmente nos invitó a pasar a su escritorio que se reparte entre cuestiones notariales y literarias. El contraste entre un escritorio clásico y la modernidad de una computadora encendida es lo que se destaca en un ambiente organizado para ambas vocaciones. Luego de los saludos de rigor con quien nos conocimos hace ya algunos años en actividades de cogobierno en la Regional Norte de la Universidad de la República, comenzamos a preguntar sobre las novedades en el mundo literario que apasiona a nuestra entrevistada.
“¿Novedades? Este obsequio que me enviaron del MEC (Ministerio de Educación y Cultura) que es un cubo soma de la página de Dramaturgia Uruguaya, esto porque integro el programa Laboratorio del MEC, que es una página que existe (www. dramaturgiauruguaya.gub.uy) donde escriben los autores teatrales siempre y cuando se cumplan con los requisitos, que cuando yo accedí era tener una obra teatral escrita o representada”.
– ¿Ha escrito obras de teatro?
– Claro, yo…
– La veía más con un perfil poético.
– Si me ve por el lado de los poemas es por colaboraciones que han enviado algunos talleristas al diario y además han sido premiados algunos, pero pasa que comencé a dictar los talleres como consecuencia que me presenté a un llamado que hubo en la administración anterior para estudiar distintas disciplinas en el MEC, por Salto fui seleccionada para estudiar en el Taller de las Letras, y como consecuencia de ese taller, había que implementar un taller en forma obligatoria, de lo contrario no se podía continuar, porque se trataba de formarnos para dictar talleres.
Entonces tuve que hacerlo, y la sala primero fue en la Biblioteca Municipal, pero después por distintas razones nos trasladamos a una sala en el Hotel Concordia, donde se creó el Centro Cultural, por lo que nos brindaron gratuitamente la sala de forma de poder realizar nuestra actividad. Yo orientaba y oriento a los que van porque quieren escribir, o sea, producir textos de distinto tipo. Hay muchos que escriben poemas, también narrativa, pero no han ido personas que quieran escribir textos para teatro.
– ¿Y cómo surge entonces la idea de escribir para teatro?
– Porque además de escribana, soy experta en literatura infantil y juvenil de España, me gradué allá, y ese título que tenía…
– Perdón, ¿fue a España a estudiar literatura?
– Me recibí de experta en literatura infantil mucho antes de ser escribana. Pasa que era procuradora y con mi esposo nos fuimos a España porque fue a estudiar un curso de posgrado en hidrología y alguna otra materia de ingeniería. Entonces lo que yo pude hacer fue ese curso en cultura hispánica que fue durante un año un curso muy intensivo, muy interesante, donde se contactaba además con personas de distintos países sudamericanos. Cuando regresé a Uruguay, decidí recibirme de escribana, por lo que me fui a vivir a Montevideo, me recibí, me quedé viviendo allá, trabajé en la intendencia, primero fui procuradora una cantidad de años, después fui escribana, concursé para jefatura, gané para jefe de sección técnico.
– Para ubicarnos en algún contexto, ¿de qué año estamos hablando?
– Volví para acá en el 93 desde Montevideo, así que del 81 al 93 estuve en la intendencia de Montevideo trabajando, fundamentalmente en el Departamento Jurídico, en la Escribanía Municipal y en la Unidad de Planificación Municipal.
– En estos primeros minutos que llevamos hablando ya pasamos por España y Montevideo, pero usted es salteña.
– Soy salteña, estudié en el Liceo Osimani y Llerena, fui a los cursos universitarios porque era muy jovencita, no iba a Montevideo, en ese momento no había Facultad, después viajé cantidad de tiempo a Montevideo a rendir los exámenes, después me casé…
– ¿O sea que iba avanzando en sus estudios en forma libre, es decir, sin concurrir a las clases?
– Sí, la mayor parte de la carrera la hice en forma libre desde Salto. Sucede que en aquellos años se realizaban los cursos universitarios en Salto y bueno, a través de los cursos nos inscribían y había un grupo de profesores que nos proporcionaban material de estudio, pero no siempre…
– ¿Y cómo se orientaba para preparar las materias?
– Como podía (risas), hubo profesores pero eran pocos.
– En ese sentido, ¿fue un tanto autodidacta?
– Bastante, no del todo. Y después me quedaron las prácticas para el final, esas tuve que cursarlas. Después que fui a España y volví, me quedé en Montevideo a terminar la carrera. Más tarde surgió que por razones de trabajo mi esposo vino a Salto y yo tuve que reciclarme (risas), me decía una amiga, “pero vos cambiaste de rubro”, sí, porque prácticamente escribanía fui dejando o fue la otra rama para la que me había preparado que me fue dominando.
– ¿Pero cuál era su vocación, la escribanía o la abogacía?
– No, lo que pasa es que yo empecé siendo estudiante de abogacía, pasa que me gustaron algunas materias porque como que me habrían la cabeza, como Derecho Penal por ejemplo. A los escribanos por lo general no les gusta el Derecho Penal. Me gustaba además Derecho Constitucional, Administrativo…
– Me habla básicamente de Derecho Público más que del Privado.
– Claro. Para acceder al cargo de jefatura (en la intendencia de Montevideo), tuve que prepararme en la administración de las empresas públicas. Y bueno, por esas cosas de la vida me tuve que volver a vivir a Salto, tuve que dedicarme a mi familia nuevamente porque mi hija era chica y se complicaba.
– Volvamos un poco para atrás, cuénteme sobre su periplo por España.
– Mi marido iba a hacer un posgrado y yo quería estudiar administración de empresa en Alcalá de Henares, ahí me citaron, porque son sumamente abiertos, me presenté, llevé todas las reválidas y me aceptaron para hacer el curso de posgrado.
– ¿Estamos hablando de fines de la década del 70?
– Sí, por ahí.
– Pero también estudió literatura infantil, ¿cómo surge esa veta literaria?
– Ese es otro cantar. Siempre, desde toda la vida me encantaron los poemas y las letras, mi madre siempre estaba recitando y mi padre siempre fue un buen lector de historia. Siempre me decían, “pero esta chiquilina no hace nada, no canta, no escribe” (risas). Como que el ambiente era propicio como para que a mí me agradara todo eso, esa fue mi cuna. Además los profesores donde tenía las notas más altas siempre eran los de letras, en literatura con Altamides Jardim, con Luis Alberto Thevenet, Noel Carballo, eran personas que te hacían gustar las materias.
– ¿Llegó a España acompañando a su esposo con la idea de estudiar administración de empresa y terminó estudiando literatura infantil?
– Pasa que fue lo que pude hacer, la prioridad era para mi esposo. No pude ir a Alcalá de Henares porque tenía que trasladarme y tenía un bebé de cuatro meses, entonces, de noche cuando volvía mi esposo, iba en metro por Madrid al Instituto de Cultura Hispánica donde se desarrolló el curso con teatro para niños.
– ¿Quiénes participan de sus talleres?
– Han participado personas relevantes que me han hecho el honor de acompañarme digamos, porque no puedo pretender decir que ellos fueron alumnos, por ejemplo, Amalia Zaldúa, toda una personalidad. El taller era un grupito de diez o quince, lo ideal, porque se logra un poquito de locura contagiosa y se intercambian ideas y experiencias, no es que yo hablo todo el tiempo…
– ¿Interactúan entre todos?
– Se interactúa. Además iba “Cacho” Portugau, él ya tenía mucha experiencia…
– ¿Iba con su carpetita gris con sus escritos adentro?
– Iba con todos sus poemas adentro y también me hacía rezongar porque él no quería que los corrigiera (risas), no solo yo, porque los compañeros además aportan, no es que yo corrija.
– ¿Sugiere cambios?
– Sugiero cambios, y en un momento llegamos hasta negociarlos (risas), porque algunos se negaban, no querían, pero se respeta la esencia, se negocian los cambios, pero yo no me hago responsable del “alumno” porque hay cosas que no son negociables.
– Cuando era estudiante y llegaba el momento de la redacción, ¿escribía según las pautas que daban los docentes o ya surgía en usted esa escritora que tal vez se encontraba aún latente?
– Una maestra de 6º de escuela me dijo que posiblemente yo fuera a ser periodista o algo relativo a letras, fue Elbia Lavecchia, era una persona divina, como una madre para sus alumnos. Con el tema de las inundaciones, como que eso me impactó muchísimo, en el 59 estaba en 6º de escuela, era muy precoz (risas).
La que vio en mí esa veta fue Elbia Lavecchia, también Ofelia Piegas en Historia, que me encantaba.
– Si queremos saber quién es Beatriz Corbella, ¿es la escribana o es la escritora?
– Creo que es una suma, así como el ser humano se compone de muchas aptitudes que a veces no se desarrollan por una razón u otra. Yo exhorto a que la gente no diga, “ah, yo no puedo escribir un poema”, eso no es así, si me lo propongo puede salir un buen poema.
– ¿Pero se puede afirmar que lo espiritual es contemplado por su veta literaria más que por lo notarial?
– Si. La parte literaria abrió otras ventanas, como que la cabeza creció. Es que uno puede tener un prejuicio que la persona, por ejemplo, puede ser solo escribano, ¿y por qué?
– Quizás el prejuicio pase justamente por pensar que el escribano por lo general es una persona esquemática, extremadamente formal, más bien fría, bastante racional, y da la impresión que dedicarse a la literatura es todo lo contrario.
– Soy excesivamente espiritual, me lo han dicho los profesores que han venido a dictar cursos de talleres de teatro, al que asistí porque necesito ver al teatro desde adentro y dominar sus elementos para poder escribir mejor si es que algún día sigo.
– ¿De qué le gusta escribir?
– De historias totalmente imaginarias y algún poema. Por ejemplo, me pidieron un cuento, y tenía que ver con mi vida como niña con un autor, siempre engancho varias cosas, o sea, es mi experiencia de vida con Felisberto Hernández, porque resulta que mi abuelo era muy amigo de Felisberto Hernández, entonces surgió un cuento imaginario que tenía parte de una anécdota real, porque la viví acá en Salto.
Por otro lado, la obra de teatro (“Una ruta real e imaginaria”) tiene partes de mi recorrido por la ruta del Quijote (en España), tiene partes de lo que estudié del Quijote y la música que la metí ahí en el escenario.
– ¿Va a sacar un nuevo libro dentro de poco?
– Se llama “Simplemente Filisberto”, se compone de dos capítulos, un capítulo está compuesto por un ensayo premiado en el año 2004 (1º premio concurso literario Alberto Manini Ríos), pero era un poco breve el ensayo a mi juicio como para hacer un libro. Entonces este año fui a una conferencia dictada por el nieto de Felisberto, que es concertista de piano, y me encantó. De esa forma, recogí material que lo vuelco al libro y con eso lo completo un poco más con anécdotas, habla de la música de Felisberto. Todo tiene que ver con la realidad, no es solo una historia imaginaria que se me ocurre y escribo.
– ¿Cuándo presentará el libro?
– Se va aplazando y aplazando, está totalmente corregido y ya está en la imprenta, con apoyo municipal que agradezco porque es muy importante contar con ese apoyo, en todo sentido, no solamente en la parte económica que es importante para poder publicar nuestro trabajo sino también por el interés que se muestra en la tarea que uno realiza. En marzo espero retomar el trabajo de taller y junto a ello presentar este libro.
– ¿Ha plantado algún árbol ya?
– Muchos (risas)

Entrevista de Leonardo Silva

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Perfil de Beatriz Corbella

Está casada y tiene dos hijos, es del signo de Géminis (27 de mayo), si se le pregunta si cree en el horóscopo confiesa creer solo en alguna influencia, “no es que lo lea, creo en algunos caracteres, en general no me define tan mal”. De chiquita no le gustaba ir a la escuela, “fue terrible, con 5 años fui a primero”.
“Por obligación”, es hincha de Peñarol. “Asignaturas pendientes siempre nos quedan, si no, seríamos completos y perfectos”. Cuando se le pregunta si tiene tiempo para tener hobbys responde, “tiempo hay que hacerse… me gusta mucho la lectura, dejando aparte eso me gusta mucho caminar, la naturaleza”.
De la gente le gusta que sea sincera, mientras que lo que menos le gusta de las personas es la violencia.

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