El tránsito y la seguridad deben ser por lejos los temas más debatidos y a su vez cuestionados en la comunidad.
Los salteños tenemos muy presente la gran polémica desatada en ocasión de debatirse el uso obligatorio del casco como elemento de seguridad. Fue una de las polémicas más largas y apasionadas que recordemos.
Es más, nos atreveríamos decir que aún no se ha laudado, porque mal que nos pese el cambio climático también ha hecho su aporte y usar casco en Salto hoy, no es lo mismo que haberlo hecho 25 o 27 años atrás, cuando se debatía en referencia a este tema.
De todas maneras, el casco protector no es una garantía para el motonetista de que tendrá su vida a salvo si lo usa, pero un casco debidamente usado y acorde a las disposiciones que se exigen, ayuda y resguarda de las lesiones más graves y frecuentes.
Obviamente que los accidentes se siguen registrando y las muertes como consecuencias muchos de ellos también.
Pero sería importante que en las estadísticas figurara el hecho si la víctima llevaba puesto el casco, qué tipo de casco y demás.
Aún así, siempre habrá accidentes fatales.
Entendimos necesario este preámbulo para opinar en referencia al operativo de tránsito cumplido ayer por Intendencia y Policía en Parque del Lago.
Entendemos que se trata de una tarea antipática, que generalmente sucede que las figuras políticas prefieren mantenerse alejadas de estas acciones, pero es absolutamente necesario que se la cumpla.
Las leyes, normas y disposiciones se hicieron para ser cumplidas y las autoridades tienen la obligación de hacerles cumplir.
Mal que nos pese los vehículos y sus conductores tienen que tener toda la documentación en regla, si no la tienen deberán atenerse a las consecuencias.
Salto es una ciudad con un tránsito desordenado, pero además muchos conductores no parecen dispuestos a cumplir norma alguna en la materia. Es necesario entonces que se llegue a esta etapa de aplicación estricta de todas las disposiciones.
Caiga quien caiga y aún cuando las amonestaciones o las sanciones en si nos afecten, debemos entender dos cosas: 1) que se está haciendo absolutamente lo que corresponde. 2) que los funcionarios que aplican estas disposiciones están cumpliendo con su deber, si lo hacen con la corrección que corresponde, merecen el respeto y reconocimiento de todos los que aspiramos a vivir en una comunidad ordenada y respetuosa de las normas.
Ni más, ni menos.