Los animales lo presienten y reaccionan
Héctor González Yupanqui es nativo del Perú y reside en Salto desde hace cuatro meses.
Su lugar de origen es El Callao, una localidad pesquera de Perú, que ha sido azotada en varias oportunidades por sismos y terremotos.
Compartió con EL PUEBLO su experiencia, pues a sus cuarenta y cuatro años de vida ha sobrevivido a tres terremotos que ocurrieron en su tierra de origen; el primero sucedió cuando apenas tenía cinco años y aún recuerda el pánico que experimentó la ciudad entera.
Perú al igual que Chile (y particularmente EL Callao) tiene varias regiones sísmicas que afrontan con asiduidad, peligros de tsunamis.
Tres años atrás un fenómeno de esas características destruyó prácticamente casi toda la ciudad de Pizco (parte sur de Lima, que aún sigue en proceso de reconstrucción).
“Recuerdo que en nuestra ciudad que es costera hubo alerta de tsunami… la gente se desesperó y salió por las calles apenas llevando lo necesario y retornó a sus hogares” – compartió el entrevistado, dejando ver que no es una situación para nada fácil y si bien la población está acostumbrada, ante la catástrofe nunca se está suficientemente preparado.
Cuando se manifiestan las alertas mediante las sirenas, las calles se pueblan de ciudadanos que intentan llegar a los lugares seguros; generalmente a los parques zonales y lugares que se disponen para tales efectos, similar a lo que ocurre en nuestra región cuando se produce una inundación.
“EN LAS CALLES
EXISTEN SEÑALES
PARA DONDE HAY
QUE EVACUAR”
Héctor explicó que existen en la ciudad señales que indican el modo que los ciudadanos deben desalojar la misma.
No obstante, ante las alarmas es inevitable que se trasmita el pánico y es muy complejo dominar la situación.
“Vivimos cerca del mar… los tsunamis muchas veces se dan en zonas no habitadas, pero en varias oportunidades alcanzan los sitios poblados” – aseveró.
Hace tres años atrás Héctor vivió el tercer terremoto de su vida; “es realmente muy impactante… se mueve todo y la gente queda perpleja, paralizada… dura alrededor de un minuto, pero parece interminable
Este último vino acompañado de un fenómeno, que se manifestó como un resplandor en el cielo, luego se manejaron varias hipótesis”.
Posteriormente en este tipo de manifestaciones llegan las réplicas, que generan gran tensión y de alguna manera remueven el pánico vivido.
El sonido que proviene del movimiento de la tierra es similar al de un rugido.
PLANES ESPECIALES
DE CONSTRUCCIÓN
Teniendo en cuenta que son zonas predispuestas para los sismos, se difunden en las escuelas instrucciones para aminorar la catástrofe.
Se llevan a cabo simulacros de terremotos en los centros de enseñanza para que los niños aprendan adonde deben refugiarse (por ejemplo, en lugares cercanos a las columnas o dinteles).
Si hay alarma de tsunami, ex preciso concurrir a los lugares indicados; ello aminora las desgracias.
De esta manera es explicable la cantidad de muertos que se registró en Haití, donde el terremoto fue de menor intensidad que en Chile; lo que les jugó en contra fue el no estar preparados para el impacto.
Hasta el momento el avance tecnológico no ha permitido predecir con anticipación estas manifestaciones de la Naturaleza que provocan daños de gran magnitud.
Las edificaciones modernas se construyen de manera tal que puedan afrontar de la mejor manera los sismos, pero existe preocupación pues en la ciudad de Lima existe un gran número de construcciones antiguas, absolutamente vulnerables ante cualquier evento sísmico, que presentan peligro de colapsar.
EL DÍA DESPUÉS
De acuerdo a la experiencia vivida por Héctor González Yupanqui, nunca se constituyó el epicentro de los eventos sísmicos en el poblado donde solía habitar; lo que significa que si bien hay destrucción, no se da en el grado máximo.
Pero sí queda la secuela psicológica en la gente, que vive con temor permanente.
ANIMALES QUE ACTÚAN
COMO “SENSORES”
DE LOS SISMOS
De acuerdo a algunos científicos, lo único que podría lograr la especie humana respecto de los terremotos, y sismos en general, es su predicción a corto y a largo plazo escuchando «la voz del subsuelo» – como lo hacen los animales – mediante la creación de un «oído eléctrico», de altísima sensibilidad, que lograra captar y amplificar las señales acústicas provenientes del interior de la tierra.
Es que los animales son capaces de «predecir»: los caballos patean y relinchan ante la presencia de un terremoto, los ciervos se acuestan en el suelo y luego se levantan bruscamente, las serpientes abandonan sus nidos aunque estén en pleno invierno y las ratas no piensan dos veces en aparecer por las casas y lugares que habitan en pleno día.
Esos son sólo algunos ejemplos, ya que caballos, vacas, perros, gatos, liebres, cerdos, tigres, elefantes, monos, ratas, lagartos, hormigas, palomas, papagayos, gansos, golondrinas, gorriones, codornices y peces, entre muchísimos otros animales, poseen una gran sensibilidad sísmica.
