Siempre hemos sostenido que tan importantes como las decisiones son las consecuencias que éstas pueden acarrear. Creo que nadie puede dudar que los ciudadanos argentinos están hastiados, decepcionados y hasta enojados con sus políticos.
Nadie puede dudar incluso que esto explica el aplastante triunfo de alguien recién llegado a la política. La cuestión es que supo captar el descontento de la ciudadanía, diciendo y prometiendo las cosas que los argentinos siempre ambicionaron, aunque nunca acertaron con los conductores.
Que los argentinos buscan y ambicionan un cambio de rumbo en todos los aspectos de la conducción del hermano país, nadie lo puede dudar
En esta política, mucho nos tememos que hayan vuelto a equivocarse. Para nosotros el triunfo del nuevo presidente, alguien totalmente ajeno al sistema, que incluso ha renegado de sus principales instituciones, es fruto o consecuencia del “que se vayan todos” o “todos son iguales…”
De esto, los que tenemos más años, tenemos también la experiencia de donde puede desembocar, los “salvadores” pueden ser incluso peores que los actuales conductores.
Por el bien de la Argentina, incluso por el bien de América, deseamos que la nueva conducción que tendrá el vecino país desde el 10 de diciembre próximo, sea capaz de devolverle al rico país vecino un poco de paz social, de la mano de la justicia y de la paz y tranquilidad que sólo puede dar la seguridad y y es el Estado que está facultado para dársela.
Argentina se halla en una hora de expectativa y no empieza bien. A la prueba está que desde el inicio del nuevo período las relaciones con Brasil –el otro gigante de América del Sur – no son las mejores.
Tanto es así que al día de hoy el presidente brasileño ha dicho que no asistirá a la asunción del nuevo presidente, hasta que este no se disculpe de los agravios que ha proferido hacia él.
No hay fórmulas mágicas y sabemos que una mejoría de la situación que vive el vecino país, demoraría varios meses, o años incluso y llegaría siempre y cuando el camino elegido para alcanzarlo sea el correcto.
Las promesas han sido muchas y la expectativa es grande pero de lo prometido ¿qué es lo que puede hacer el nuevo presidente y la nueva conducción argentina? Los millones de ciudadanos argentinos que le dieron un triunfo amplio y claro al nuevo presidente, están expectantes y se lo demandará.
Por Argentina toda y por América es desear que acierte el rumbo.
A.R.D.
