Edición Año XVII N° 858, lunes 22 de abril de 2024
PREOCUPA. Está bien, concedamos que la vida de muchos uruguayos se ha agitado últimamente con problemas de todo tipo que hay que atender en el día a día, porque si no, todo cae. Pero, ¿eso puede impedirnos a que paralelamente podamos estar informados?
Los índices de audiencia en programas radiales periodísticos son muy buenos, igual que en los informativos televisivos. Sabemos que las noticias que más atraen son las policiales y la de los accidentes de tránsito, luego las deportivas y las políticas, sobre todo si se arma tole tole, como dicen en el barrio. Pero ni aun así la gente con la que hablemos en la calle tiene claro qué día son las elecciones. Tampoco podemos exigirle a la gente que sepa qué día somos convocados a las urnas si parte de nuestra dirigencia política tampoco lo tiene claro. El viernes un joven dirigente de un partido tradicional publicaba que hasta el 31 de julio no paraban. Consulté al líder de este joven, y me respondió con un emoji riendo, le “erró”.
Entonces, acá la principal responsable termina siendo la clase política, concentrada en sus intrigas palaciegas armando listas y precandidaturas y deshaciéndolas en lugar de informar a la población algo sumamente importante, que las elecciones internas de los partidos políticos, primer mojón que tenemos este año, será el domingo 30 de junio, y que dicha convocatoria es voluntaria, y de seguir así, cada día irá menos gente a votar, porque algunos terminarán como este joven, yendo a votar un 31 de julio, que aparte cae un miércoles.
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VOTAR. La esencia de nuestra democracia es que los ciudadanos, donde radica la soberanía de la Nación, ejerzan su derecho a votar, aunque me quedo con aquello de que se trata “del voto que el alma pronuncia”, por lo que más que un derecho debería ser una obligación cívica concurrir cada vez que se nos convoca a dirimir algo a través de las urnas.
Uruguay supo tener, y creo que aún mantiene, un sistema sólido de partidos, donde conviven partidos que son los más añejos del mundo. De su fortaleza surge la estabilidad de aquellas columnas que sostienen a nuestro sistema de gobierno democrático y republicano.
Pero hay gente que comienza a descreer de ellos y migran a otros horizontes, gestando su propia oferta electoral. Es así que en las próximas elecciones internas de este año participarán 12 partidos políticos nuevos, del más variopinto origen ideológico. Estas nuevas propuestas electorales se suman a las 11 que ya venían participando.
Si pregunto si además de los clásicos partidos Frente Amplio, Nacional, Colorado, Cabildo Abierto, Independiente y PERI, todos ellos con representación parlamentaria, ¿conocen al resto? ¿Los pueden nombrar? Sinceramente, creo que ni yo podría.
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ANTAÑO. A fines del siglo 19 y comienzos del 20 se gestó el moderno sistema de partidos políticos en nuestro país, donde internamente convivían sectores muy distintos pero con una raíz común. Aquellas discrepancias que surgían no hacía que se fueran e hicieran rancho aparte, se quedaban a pelearla desde adentro. Se ganaba y se perdía, pero la pelea se daba adentro del partido, lo que le daba una vida interna activa que era su principal fortaleza.
Hoy nuestro sistema de partidos viene por el camino inverso, termina como el nene que nadie elige para su cuadro, agarra su pelota y se va del campito. Deberíamos prestar un poco de atención a este tema para evitar males mayores en un futuro cada vez más cercano.
Hasta la semana que viene… y tilo pa’la barra!