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martes, 11 de febrero de 2025
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Aprender a cuidar la vida

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El primero de diciembre marca una nueva oportunidad para revisar nuestra actitud frente al cáncer una de las enfermedades más crueles y letales que conoce la humanidad. Hasta el momento la actitud de los uruguayos no se diferencia de la del resto del mundo en este sentido.
Una vez que la ciencia ha dado su veredicto inapelable, solemos preguntarnos ¿por qué yo­? ¿Por qué me ha tocado a mi?
Es que nadie en su sano juicio desea ser paciente de esta enfermedad. Ahora bien parece que se nos olvida que todo ser viviente normal nace, crece o se desarrolla y muere. Entonces quizás lo que cabe preguntarse es ¿por qué no yo?
¿No será que directa o indirectamente creímos que la vida es para siempre? ¿Que seríamos siempre jóvenes y sanos?
Escribir esto sin padecer la cruel enfermedad es quizás fácil, en cambio sufrirla es muy diferente y quienes así opinan sin duda alguna que tienen razón. Cuando se es joven y saludable estos temas ni se piensan porque se los cree muy distantes.
Nadie quiere ser el “elegido” para esta pandemia, nadie quiere saber que morirá pronto, pero sólo los más fuertes, los más resilientes son capaces de hacerle frente a la enfermedad y prolongar su vida todo lo que puedan.
Quizás es la hora de preguntarnos si hemos vivido responsable y prudentemente o si la hemos malgastado haciendo caso omiso a los concejos sobre una alimentación sana, creyendo que a nosotros nunca nos tocará, porque no tenemos antecedes en la familia, porque somos jóvenes, porque las estadísticas indican, etc.
Esto es lo importante, siempre ha sido preferible prevenir que curar y para ello nada mejor que comenzar a temprana hora.
Viene al caso porque en la pandemia que vivimos hay muchas personas que están “convencidas” que no será alcanzados por el virus, que a ellos no les va tocar…
Esto es lo que no debemos hacer. Aprendamos a vivir y a “honrar la vida”, no a estar pendientes de la muerte. Está como el fin de la vida nos llegará inexorablemente, tarde o temprano, y poco o nada podemos hacer para evitarlo.
Debemos aprender a que ya sea por esta cruel enfermedad o por cualquier otra circunstancia, la muerte nos llegará. Para los cristianos, será el momento de la pascua o la verdadera vida. Para quienes no creen en la resurrección, será sencillamente la hora final.
Eso si nunca más que ahora adquiere significación aquella máxima del poeta “vivir la vida se debe de tal suerte, que vivo quede en la muerte”…
A.R.D

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