La historia contada por sus hijos Antonio, Raúl y Mariana
“Papá nos brindó mucha tolerancia y nos dio las herramientas para poder forjarnos”
Hablar de Oliva Publicidad, es sentir el orgullo de saber que contamos con una empresa salteña, que incursionó en nuestro medio hace mucho tiempo y que siguió extendiendo sus raíces en Montevideo y parte del interior del país.
Su creador Antonio Oliva padre, decidió desde sus comienzos, contar con una realización única e irrepetible en este ámbito, hace ya 46 años.
Como lo dice la palabra, era crear para Antonio una filosofía de vida.
De una vida que supo valorar, con su sobrada inteligencia, perspicacia y una voluntad que pocas veces se muestra tan abiertamente por un ser humano, dedicado de lleno a mostrar lo que hace, con mucha maestría.
También consiguió, como todo lo que se proponía, conformar una familia, como lo dicen sus hijos: «normal”, pero con muchísimos valores y sobre todo mucho cariño, para con cada integrante de ella.
Hoy son sus hijos: Antonio, Mariana y Raúl, junto a su viuda Ana María Fernández Scroffani, según ellos la que sigue siendo “la capitana del barco”, los que siguen sus pasos con la empresa.
Cuando le preguntamos sobre sus primeros recuerdos de papá a Antonio hijo, sin pronunciar palabra, nos muestra un pequeño cuadro con unos de sus primeros dibujos hechos por él con tan solo cuatro años, con la imagen de su padre y el logo de la empresa. ¡Fue sorprendente verlo!
Fue con los tres hermanos, que así dialogamos de una forma muy amena:
“Yo era muy compinche con papá”, nos dice su hija Mariana.
“Casi siempre salíamos a caminar o andar en bicicleta para el lado del puerto o la costanera. Nos gustaba mucho pintar, yo lo que hacía era tomar los pinceles, él nos dejaba intervenir y eso eran como cosas compartidas.
Estoy viviendo actualmente en la misma casa en la que vivíamos en ese entonces, lo cual para mí es muy importante.
No solíamos salir mucho los fines de semana, éramos de hacer cosas en casa.
-Raúl: Mis primeros recuerdos son los de casa de la costanera, cuando papá andaba haciendo algún asado y nosotros girando en bicicleta, pateando alguna pelota.
¿Tiene alguna anécdota con papá?
-Raúl: Papá era un padre muy presente y guardamos recuerdos muy lindos siempre de él.
Como cuando al llegar nosotros de una discoteca, venía con sus chistes, diciéndonos: “¿tomaste o no? «Saliste”, era muy común en él.
Eran las cinco de la mañana cuando volvíamos y papá ya estaba leyendo. Al mediodía, si se nos quería pasar el horario del almuerzo durmiendo, te golpeaba la puerta y te decía ”No estuviste trabajando toda la noche, calavera no chilla” y nos levantaba.
La hora del almuerzo del domingo era sagrado y teníamos que estar todos juntos.
Nos criamos sin abuelos y nuestra familia era chica, por ese motivo nuestros padres nos enseñaron a compartir.
Antonio: En épocas de cumpleaños de 15, él se encargaba de ir a buscarme a la salida. La orden era a las tres de la mañana, sin tolerancia, había que estar en la puerta de salida: ”vos no me hagas bajar del auto” me decía. No me iba a pegar, ni a castigar, pero: “No me hagas bajar, porque si bajo, mirá que yo te voy a ir a buscar, de pijama y con campera por encima. Soy un padre y puedo entrar a la fiesta”.
Yo pensaba: ¿será o no será? En unos 15 de Chaná, me demoré conversando con la quinceañera y en un momento se abre la puerta y entra papá: de pijama y campera. ¡Nunca más! Entendí cómo eran las reglas del juego.
¿Qué les gustaba hacer juntos?
-Antonio: discutir de política internacional.
Compartir información, de libros y de todo.
-Mariana, en casa la tele no existía, sí mucha revista, mucho diario, mucha historia, mucho tango, mucha música.
Muy unidos, muy en familia.
Recuerdo que cuando vivíamos en la costanera, era muy común quedar sin energía eléctrica. Soplaba un vientito y ya no teníamos luz y papá era de inventar las sombras chinas, para entretenerse mientras estábamos con la vela o la linterna o inventar un juego, prender la estufa y ya hacer algo para comer en ella.
-Raúl: recuerdo en una mesa redonda que teníamos, a los tres bañados, comiendo y cuando llegaba a las diez de la noche en punto, se miraba quince minutos del informativo de la RED y se apagaba.
Diez y cuarto de la noche, estábamos todos durmiendo y tempranísimo al otro día, todos despiertos.
-Antonio: Tuvimos libros, antes que televisión. Entró ésta a casa el 1º de marzo de 1985, antes mirábamos en la casa de mi abuela.
¡Íbamos a mirar Mesa de Noticias, PLOP, Decalegrón, una novela se permitía mirar y era: ¡Grande ´pa!
Con la antenita del moñito la UHF famosa. La tele no fue una cosa presente en casa.
-Mariana: o de lo contrario, alquilábamos películas, pero con el fin de al terminar de verlas, que nos dejara algo para debatir, poder conversar.
-Raúl: cuando compramos el video nos regalaron cien películas en Centro Eléctrico pero así mismo no las veíamos mucho.
¿Cómo comienza su trayectoria laboral?
-Antonio: papá era funcionario bancario del Comercial en el año ´68, llega la época en que había huelga bancaria y él renuncia.
Siempre tuvo mano para el dibujo y la creatividad. Y en aquella época del ´60, los publicitarios eran los que tenían mano para el dibujo o porque redactaban bien.
Comienza él a trabajar en una empresa en Montevideo, como dibujante ocasional y allí crea por primera vez el logo de OCA.
Con 24 años, estaba ya ennoviado con mamá con 23 y quería venir a casarse, es en ese viaje que conoce a su primer cliente: don Yamandú Arburúas.
Le comenta papá que había renunciado al banco y don Yamandú le pregunta qué es lo que piensa hacer de allí en más.
“Voy a poner una agencia de publicidad” le responde.
Don Yamandú le dice: “mirá gordito, yo no sé qué es eso, pero por las dudas, vos andá a verme, porque a lo mejor, algo hacemos”.
Es allí que ASA, se transforma en el primer cliente, con el primer aviso, el día 22 de Setiembre de 1969, y por tanto esa es la fecha en que se toma, como comienzo de la empresa.
A partir de allí, nace la decisión de instalarse con un local, no en su casa ya que necesita tener una estructura, para mejor comodidad de sus clientes.
Es por ello, que para nosotros la estructura es tan importante.
¿Dónde se instala con su primer local?
-Antonio: Fue en Uruguay 729.
Alquila y pone un cartel circulante, que era el logo de la agencia: la O P, y la sonrisa, porque era lo que lo caracterizaba. Tenemos guardada la foto del frente del local.
Luego de instalado, se sienta enfrente en la Confitería Los Pingüinos y le pregunta al mozo: ¿Ha pasado algo raro acá en la cuadra?, el mozo le responde: ¡Sí! ¿Viste gordo la bruta óptica que pusieron acá enfrente? (sonrisas, muchas)
Para que tengan una idea de cómo se manejaban antes, papá siempre lo contaba en sus inicios de la empresa, cuando lo invitaron para la primera conferencia de prensa que fue el lanzamiento de una rifa de un club. Luego de terminada, se acerca papá al organizador, para felicitarlo, ponerse a las órdenes, y se presenta este diálogo:
-Papa: ¡Te felicito! ¿Qué es lo que necesitas que te hagamos en la agencia? ¿Que te armemos la logística de la venta de la rifa?
-No, eso lo vamos a solucionar con los muchachos del club.
-Entonces lo que necesitas es la parte gráfica, los afiches.
-No, a eso lo maneja el presidente, tiene una mano bárbara para el dibujo.
-¿Precisas los materiales de radio?
-No, no, los muchachos del deporte nos van a dar una mano, así que no…
-Entonces, te agradezco tu invitación, están muy lindos tus saladitos, pero, no entiendo, ¿para qué me invitaste entonces?
-Mirá gordo, la verdad, íbamos a hacer la conferencia de prensa y alguien dijo: “el gordo Oliva, puso una agencia de publicidad, y como no sabíamos lo que era, por las dudas ¡te invitamos! (sonríe).
Es parte de la idiosincrasia de la sociedad.
¿A dónde se traslada luego?
De Uruguay 729, se traslada a la galería Gallino, allí la empresa comienza a crecer, necesita un espacio más amplio y es cuando la familia queda a cargo de la casa donde actualmente se encuentra la empresa, desde hace cuarenta años. Tuvo tres direcciones en cuestión de tres, cuatro años y hasta ahora.
¿Cómo era la forma de trabajo?
El fax por ejemplo, ingresó en el año ´92, en la agencia. La primera computadora fue en el año ´77, con un papel fandfol blanco y verde y allí se llevaba para administración, pero no servía para diseño.
Y el equipamiento para diseño ingresó en el ´93-94, que fue la transformación digital, que en aquel momento la única impresora láser que había en la ciudad, la teníamos nosotros.
O sea que los matrices de los diarios, se imprimían allí, ya que se encontraban instalando sus equipos.
-Mariana: papá era muy profesional y creo que Antonio trató de transmitirle a la gente que trabaja con nosotros, ciertas reglas como no repetir el slogan o frase de un aviso a otro, de no repetir los dibujos, de no tener clientes del mismo rubro, por cuestión de fidelidad.
-Antonio: el aviso que siguió al primero, fue de FÁCIL 1, que era el antepasado de INLACSA. Luego fue Barbieri y Leggire entre otros, pero tenemos la suerte de contar en la actualidad con un cliente que tiene la edad de la empresa: Don Diego Landa Dondo con “El Paraisal” o “Los Tucu Tucus”, que es la cría de caballos criollos.
Tiene 46 años junto a nosotros, por lo cual nos sentimos orgullosos y es un placer que nos acompañe hasta hoy.
¿Cómo era su carácter?
-Raúl: un carácter especial.
Un irónico de buen humor. Muy irritable, con cosas que le molestaban, como la gordura, pero siempre fue “el gordo Oliva”.
El trato con nosotros, con el compañero de trabajo, siempre fue muy correcto, muy educado. Y con nosotros particularmente, siempre fué de buen humor, muy compañero. Siempre buscando una chicana, para reírse de nosotros.
¿Con qué disfrutaba?
-Mariana: siempre decía que cuando se jubilara, iba a comprarse una chacra, y disfrutaba mucho yéndose para allá.
Disfrutó mucho cuando nació mi hija Pilar, porque a Bruno no lo alcanzó a conocer.
-Raúl: disfrutaba con la familia reunida.
¿Cuándo comienzan cada uno de ustedes a trabajar con él?
-Antonio: estuve desde siempre trabajando con él, repartiendo los volantes de la agencia, cuando tenía 7 años, protestando cada vez que tenía que barrer la escalera. Recién a los 14 años empecé a ingresar al tema del diseño y la computadora.
-Raúl: Fuimos de a uno “cayendo”. La primera fue mamá, que tuvo que venir como los bomberos, cuando el fuego estuvo cerca, yo comencé el 11 de setiembre del 2007, y Mariana comenzó a acompañarnos, cuando él falleció. Pero en la actualidad contamos con más de treinta compañeros de trabajo, siguiendo su mismo compromiso por lo que hacemos, preguntándonos en ocasiones, con cosas puntuales que realizamos, “qué hubiese dicho Oliva” si estuviera con nosotros trabajando.
¿Cuál fue el momento de mayor auge de la empresa con él?
-Raúl: pienso que siempre intentó estar en su mayor momento y por ello, hizo una marca como es Oliva.
Si bien dejó la marca, creo que la sangre joven, cada véz que uno de nosotros entró a trabajar puso su cuota, para seguir ese mismo rumbo.
-Antonio: acabamos de ganar, tres de los cuatro premios que se entregó en la primera publicidad del interior hace 15 días: “El deshachate”. Uno de oro y dos de bronce. Él nos incentivó a pelear por esa instancia. No olvidemos que la empresa en el año ´88, exportaba servicios publicitarios a Ecuador.
¿Cuál era su lema?
Nos criaron en un entorno, donde nos dijeron; primero hay que integrarse, hay que salir al mundo, si se quedan encerrados en la tatusera, no van a salir adelante. Nos lanzó a pelear. Sin reproches si algo salía mal, sí con aprendizajes.
Tenía una frase de Churchill, que siempre la decía: “sangre, sudor y lágrimas”, trabajar, trabajar y trabajar. Pero a la vez sintiendo el placer de hacer lo que nos gusta. Y los hermanos… somos los tres mosqueteros. (Sonreímos).
¿Qué les faltó hacer con papá?
-Raúl: Me faltó tiempo. Me hubiese gustado, más que lo que me faltó con él, que hubiese visto el desarrollo actual de la empresa. Algún logro como el camión con grúa como lo hemos visto en algunos otros colegas de Montevideo, el anhelo de la planta del taller, entre otras cosas.
En anhelo familiar, me hubiese gustado tenerlo 50 años más con nosotros, pero entiendo que de algún lado, nos está viendo y guiando y si no nos vé, nos dejó la huella para que los tres hermanos estemos juntos ahora.
-Mariana: me faltó tiempo para disfrutarlo con él, me hubiese gustado que estuviera cuando nació Bruno. Hubiese estado buenísimo trabajar los tres con él y viajar.
-Antonio: el viaje a Estados Unidos juntos, y tiempo para tenerlo con nosotros mucho más.
¿Con cuántos años falleció?
A los 65 años. Se descompuso el día de su cumpleaños el 19 de enero y falleció el 17 de febrero. Hace seis años.
¿Lo pueden definir en pocas palabras?
-Raúl: fue el mejor padre, el más lindo, el más bueno, el más compañero. Orgulloso estoy de los padres y de los hermanos que me tocaron. No pido mucho más.
-Mariana un padre muy compañero con nosotros y con mamá, muy inteligente, y que nos empujó a nosotros a que lográramos cosas.
-Antonio: Un padre muy presente y compañero. Nunca estuvo presente el reproche ni el castigo, sino más bien el aprendizaje. Nos colocó en un lugar de privilegio con sus valores, además de hacernos disfrutar con lo que nos enseñó a hacer.