La señora aportó el dinero y él los números
uando decidimos confirmar que tenía de veracidad lo que era “vox populi”, en cuanto a quien ha sacado el 5 de Oro en Salto, nunca pensamos encontrarnos con un hombre tranquilo, de hablar pausado y sereno, alrededor de 50 años, que no tuvo reparos en admitir que ha sido el ganador del 5 de Oro del pasado domingo, con un premio principal de 1.700.000 dólares, “yo con mi señora”, nos aclaró.
LA SEÑORA PUSO
EL DINERO
Atrás seguramente quedará la sacrificada vida que le llevó tanto a él, como a su esposa y sus hijos, a alejarse de su terruño cuatro veces a los Estados Unidos y una a España, para subsistir.
Tras convenir con el periodista que no le identificaría “porque no soy de las personas que le gusta aparecer y además me parece que es como burlarse de la gente que tiene muchas necesidades y de eso sabemos bastante…”, comenzó a contarnos primero cómo y porqué jugó los números y cómo se enteró la familia posteriormente.
Siempre jugaba la fecha de nacimientos de los hijos, pero desde hace unos días decidí “combinarlas”, con la edad, el año de nacimiento y demás. Así anoté cinco boletas. Las iba a jugar el miércoles, pero sacaba cuentas y era más de 200 pesos, motivo por el cual no jugué ese día.
El domingo volvíamos de la feria con mi señora, a la 1,30 y Quintana todavía estaba abierto. Fue cuando le comenté a mi señora y ella me dio 200 pesos y me dijo “jugalas”.
El lunes una de mis hijas, volvió a casa diciéndome que había salido en Salto, que lo había vendido Quintana y eso. ¿No seremos nosotros?, dijimos.
Ella fue a buscar los números y comprobamos que efectivamente éramos nosotros… Lloraban y se abrazaban con la madre, recordó el entrevistado.
UN TRABAJADOR
ITINERANTE
El feliz ganador de casi un millón y medio de dólares (suma que le quedará deducidos el descuento y el costo de administración bancaria), recordó la azarosa vida que le ha tocado en suerte y que afrontó con su familia, de la que se siente orgulloso.
Los ojos se le enrojecen cuando recuerda que la última vez que estuvo trabajando en New Jersey (Estados Unidos), dormía en un colchón en el suelo. Trabajaba hasta la noche y al otro día a las 5 de la mañana arrancaba de nuevo…
Así estuve cuatro veces en los Estados Unidos, hasta que la última vez no me dejaron entrar y debí dirigirme a España, con un familiar y no nos fue bien. Trabajaba repartiendo pan desde las 10 de la mañana hasta las 7 del día siguiente, sólo, en una camioneta en la que hacía 280 km por día.
Cómo soy enfermo de los riñones y de la columna terminaba “deshecho”, en los hoteles donde a veces había que bajar el pan los pasillos hasta la cocina eran interminables…
Después, durante el día, me dedicaba a pintar paredes, apartamentos y lo que se presentara. Felizmente no tomo ni fumo y por lo tanto todo lo que hacía lo mandaba a mi familia…, recuerda.
Pero no nos fue fácil en España y cuando ya vimos que no íbamos a hacer mucho, decidimos volvernos. Estando ya decididos, con el familiar que le acompañaba, fue cuando de improviso llegan mi señora y mis dos hijas mayores, que decidieron ir a darme una mano…
Así fue que nos quedamos un tiempo más. Allí mi señora quedó embarazada y nació mi hijo menor. Tengo el mayor reconocimiento para la sanidad de España, porque estando embarazada mi señora, le descubrieron un tumor y la operaron y curaron, agregó el entrevistado.
EN MUY BUENAS MANOS
Regresados a Salto, con algo del dinerillo que trajeron lograron comprarse un terrenito. Allí se instaló nuevamente la familia y siguió luchando al frente de un microemprendimiento en servicios, mientras las hijas trabajaban (ahora ya no, nos aclaró).
Con mucha serenidad la familia vive este momento sin “enloquecerse”, aunque el entrevistado nos confiesa que seguramente comprará una casa para cada hijo.
En definitiva la entrevista, en la que acordamos que no aportaríamos elementos identificatorios – aunque seguramente hoy ya todos saben de quienes se trata – nos dejó la convicción de que el premio ha caído en muy buenas manos y si bien el azar no sabe de “merecimientos”, seguramente cuando los beneficiados son personas como las que han salido favorecidos en este caso, todos sentimos una cuota parte de alegría.
¡Que lo disfruten, que bien merecido se lo tienen!.