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jueves, 6 de febrero de 2025
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¿Y si divagamos un poco?

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“Yo no escribí…Yo tan solo divagué…”

-Martha Gellhorn, periodista estadounidense-

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¿Y por qué no? ¿Por qué no divagar un poco, libre y animadamente? ¿Y si empezamos por divagar sobre el concepto Divagar?

De las varias acepciones que da la Real Academia Española al término, me quedo con esta: “Hablar o escribir sin concierto ni propósito fijo y determinado”. Creo que es lo que haré en las próximas líneas. Casi al estilo poético surrealista con aquello de la libre asociación de ideas. Bah…En verdad debo confesar que muchas cosas de la realidad me parecen más surrealistas que el mismo arte surrealista. Y que el periodismo tiene algo de divague también. Hace algunos años, cuando comenzaba a escribir lunes a lunes esta columna, le dije a un compañero de Redacción: “me parece que a veces las contratapas de los lunes me quedan con demasiados divagues”. Y él, el Chito Silva me respondió: “Pero Jorge, ¿sabés una cosa?…¿acaso el periodismo no es un poco eso también?”.

En fin, creo que ya hemos empezado a divagar, aunque quizás no tanto como gente que ha pagado miles y miles de dólares para bajar en un submarino hasta el fondo del mar y allá morir sin oxígeno. Pensar que son personas que pagaron esos varios miles de dólares para viajar en una nave que parecía segurísima, a visitar otra nave que hace más de cien años también parecía segurísima pero que también se cobró varias vidas. ¿Es el precio que pone el destino a quien se atreve a desafiar el tiempo y pretende una suerte de viaje al pasado? ¿El castigo es un viaje más rápido hacia el oscuro futuro? ¡Qué apuro el del ser humano por terminar con todo cuanto antes! Hasta con su propia vida. ¡Qué apuro y, a veces, también qué caro que resulta!

Tal vez sí, ya empezamos a divagar, pero seguro no tanto como quienes ponen el grito en el cielo por el caso Penadés, pero miran para otro lado -o peor aún, hasta son parte del asunto- cuando ven menores de edad prostituirse en su propio barrio, acá en Salto nomás. No precisa decir que el caso de este político es escandaloso, ¿pero lo es menos lo que vemos a diario en nuestras calles? ¡Porque mire que se ve prostitución de menores! Y si hay oferta es porque hay demanda (sé que es chocante manejar estos términos tan fríos y propios del comercio, pero tal vez así algunos lo entiendan mejor). Es decir, hay muchos Penadés, ¿verdad? Aquí nomás entre nosotros…Y como dijera Baudelaire: “Tú lo conoces…Tú, hipócrita lector, mi prójimo, hermano mío”. Ah, ¿que por qué no lo denunciamos donde corresponde dice usted? Quédese tranquilo que ya sobran denuncias…

Bien, pero retomemos -un poquito al menos- la senda en la que veníamos. Hablábamos de lo que es divagar. De esa acepción que decíamos me gusta lo de “escribir sin concierto”, entendiendo el concierto (vamos otra vez a la Academia) como el “Buen orden y disposición de las cosas”; no tanto la idea de hacerlo “sin propósito fijo y determinado”, porque en verdad, un propósito tenemos y lo tenemos muy claro: plantear una serie de reflexiones que intentaremos se vayan encadenando, con la opinión de quien esto escribe sobre algunos puntos, y con la idea, como siempre, que razonemos juntos y que usted saque sus propias conclusiones, en acuerdo o en desacuerdo con lo que aquí queda escrito.

En fin…Hoy queremos romper un poco ese orden de las cosas…

Y diré por ejemplo ahora, que quedé desilusionado (sí, una vez más) con un enfrentamiento (¡cuándo no!) entre el Presidente de la ANEP, Robert Silva, y el secretario del sindicato de profesores, pero ¿por qué esta vez mi sorpresa y mi desilusión fueron mayores? Porque nunca imaginé que una vez en la vida en que sucede que esas dos partes reclaman lo mismo (más dinero para la Educación) tampoco logren ponerse de acuerdo. Claro, alguien podrá pensar: la discordia debe ser porque Silva pide que se agregue en el presupuesto cierta cantidad de dinero que el sindicato considera insuficiente. Pues no, no es esa la cuestión. La cuestión es que este docente que en los últimos días ha sido protagonista en varios medios, secretario del sindicato, deslizó una duda sobre un punto sumamente delicado: cuestionó si ese dinero sería realmente utilizado para beneficio de la Educación o si Robert Silva lo usaría para su propia campaña política dentro de su partido, el Partido Colorado.

Sin embargo, cuando en un programa televisivo se le preguntó sobre esa afirmación, el sindicalista relativizó sus propios dichos y manifestó que “sí pero no”, que “dije pero no dije”… Y que en verdad había querido decir que tal vez el dinero se usaba para una especie de “puesta en escena sobre lo que es la Transformación Educativa” y que ello podría ser utilizado como trampolín político para Robert Silva.

Hay varias cosas que preocupan. La primera ya fue dicha: si no se ponen de acuerdo ni cuando las dos partes coinciden en que se debe pedir más recursos, ¿cuándo se pondrán de acuerdo? Seguramente jamás. Por otra parte, ¿no quieren los sindicatos que el Presidente de la ANEP salga, recorra, ande “en territorio” (como está de modo decir ahora) porque entienden que eso es hacer campaña política? ¿Pero no son las recorridas que todos, también los sindicatos, reclamamos siempre a todas las autoridades de un gobierno? ¿Acaso no les pedimos siempre que salgan de la oficina, que salgan de atrás de los escritorios? Y cuando lo hacen, ¿criticamos que hacen campaña política? No se entiende. Más que contradictorio, parece absurdo.

No es lo mismo que si Robert Silva prestara su nombre para cartelería política desde ya. Eso sí lo criticaríamos duramente, como lo hemos hecho hace unos días (ver EL PUEBLO del sábado 24 de junio) con autoridades de Salto (aunque en cargos dependientes del Gobierno Nacional) cuyos nombres ya aparecen en los muros de la ciudad. Pero además, fíjese usted, estimado lector, que también cabría preguntarse: la exposición pública de ciertas personas a través de los sindicatos y gremios, ¿no ha sido utilizada sistemáticamente como un trampolín político? Es claro que sí. Es claro que se está criticando lo mismo que se hace desde otro lugar.

Ahora bien, cuidado, hay otras cosas que compartimos plenamente con el sindicalista en cuestión. Compartimos por ejemplo que Silva parece que pinta siempre un panorama extraordinario en los centros educativos, cuando la realidad muestra y demuestra cada día una situación bastante caótica a varios niveles, desde lo administrativo hasta lo pedagógico, y ni hablar de las condiciones edilicias de algunos lugares, etc. Compartimos asimismo que los docentes están sobrecargados de tareas administrativas que desgastan, desaniman, desmotivan y hacen perder energías para otras tareas más importantes.

Pero es momento de ir redondeando, aunque en ningún lado se establece -ni una academia ni nadie- que un divague debe quedar redondo. ¡Cómo si tuviera forma!

Vea usted que el deseo de divagar nos llevó a indagar en su significado, para acordarnos de un paseo en submarino que terminó en tragedia cuando se pretendía visitar los restos de otra tragedia, y eso nos trajo a la mente a un tal Penadés, tristemente célebre en la política uruguaya por estas horas, y la política nos condujo a una controversia entre una máxima autoridad de la Educación y un sindicalista…y así podríamos seguir. Tocamos el fondo del mar, y el de las contradicciones, el absurdo y la hipocresía…Y menos mal que este divague se termina por aquí, si no, hasta podríamos seguir bajando…

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