Susana González
Mis nietas son mis soles y los abuelos somos esa espalda que apoya tanto a nietos como a hijos.
Susana González es una abuela que se mantiene activa en muchas áreas. Es maestra, tallerista, profesora de danza, integra un coro, pero se da el lugar para compartir momentos y diálogos con sus nietas.
Esa vida tan rica en actividades y el punto en común que tiene en la danza con sus nietas mayores le permite mantener diálogos enriquecedores con ellas. Además de pasear, cubrir a los padres cuando no pueden participar de algunas actividades, y malenseñarlas un poquito con sus platos preferidos.
Yo tengo cuatro nietas mujeres. Catalina tiene 16 años, es hija de mi hija y tiene una hermanita, Coralina, que tiene 4 años. Morena, hija de mi hijo, tiene 14 años. Y su hermanita es Donata, de 10 meses. Todas chicas.


Mi mamá en una época decía que a mí me faltaban horas del día. Yo he organizado mi vida porque también están los espacios de ellas. No viven en mi casa. Entonces, por ejemplo, lunes y martes viene Morena, la de 14 años, que está en tercero de liceo, lo que ahora es noveno, viene a almorzar. Después, miércoles y jueves, yo estoy con mis actividades, con el taller, que somos compañeras con un almuerzo con unos amigos maestros que trabajamos juntos muchos años, nos reunimos los miércoles.
Y los jueves tengo el taller que yo dirijo, de expresión corporal y danza de la UNI 3, y el coro Canta Conmigo, en el cual canto y a veces toco las castañuelas. Y los viernes vienen mis otras dos nietas, Catalina y Coralina. Pasan el día acá. Y a veces hay alguna otra salida, sábado y domingo. Yo generalmente, a contrario de la mayoría de la gente, los domingos no es la reunión de todos porque está por los horarios de trabajo de ellos.
Mis nietas son mis soles. Yo, por ejemplo, digo que mi hija es mi joya, mi hijo es mi tesoro y mis nietas son mis soles. Porque lo son, iluminan esos momentos. Yo soy de ponerle nombre a todo. A todo le pongo nombre porque me encanta el lenguaje. Y el abuelo sería… una espalda, diría yo. Porque nosotros en la vida no podemos vivir sin espalda, y me voy a emocionar. No podemos vivir sin la espalda.
Yo soy maestra y Rodolfo Urrutia fue Inspector Departamental y en un momento yo fui Inspectora de las escuelas de tiempo completo de Salto. Entonces íbamos a un acto, o había alguna cosa, y él decía, gracias gurises por acompañarme, porque ustedes son mi espalda. Entonces yo pienso que los abuelos somos una espalda. Tanto para los nietos como para los hijos.
Porque es un apoyo, ¿no? Es un apoyo para los hijos. Con menos responsabilidades porque a veces los abuelos malenseñan.
Mirá, lo de las nietas, en mi caso, siempre es una prolongación de la vida. De tu vida, de tus ancestros, de tus padres. En mi caso soy viuda hace 30 años. Entonces es una prolongación de la vida también de Hugo, que hubiera sido un excelente abuelo, como fue padre.
Cuando nació Catalina, tenía al abuelo paterno y la abuela paterna había fallecido unos meses antes que ella naciera. Y me tenía a mí. Y después tenía dos bisabuelas del lado del papá. Y bueno, de mi lado tienen los tíos abuelos que son mis hermanos. Pero cuando nació la hermanita Coralina, que tiene 4 años, la única que está soy yo. O sea que yo soy abuela, abuelo, bisabuela, bisabuelo, de ambos lados. Están mis hermanos y los tíos abuelos. Pero como abuelo yo soy la que hago toda esa tarea.
En el caso de Morena y Donata, las hijas de mi hijo, ellas tienen sus otros abuelos y abuelas y yo.
Yo, por suerte, en este momento sigo bastante ágil, entonces yo me siento en el suelo, voy, vengo, juego con la chiquita de mi hija, que quiere que esté de forma exclusiva para ella. Es más, le pide a la madre que se vaya cuando llegan a mi casa.
Mis dos nietas mayores son bailarinas, van a Academia Roma, y fueron a Orlando, y como yo soy profesora de danza tenemos esas charlas sobre el arte de la danza. Los otros días nos sentamos en el porche de casa, y tenía que en física hablar del sonido. Entonces yo le decía, a ver, Catalina, ¿qué viene ahí antes de llegar a la esquina? ¿Un auto o una moto? Y ella respondía. Ese tipo de charlas tenemos, y hoy de tarde hablábamos también con Morena de otras cosas.
A veces yo me disgusto un poco con el uso de los celulares, pero trato de llevarles algo que les interese para conversar. Y aparte las acompaño en otras instituciones, en otras circunstancias. Por ejemplo, la acompaño a los paseos al Parque Solari con el CAIF, o por el Día del Niño, el Día del Abuelo y voy. Y a veces caminamos, ahora que vamos hasta la plaza, yo vivo cerca de la plaza 33, entonces vamos hasta la plaza o alguna cosa de esa.
Además de todas estas instancias de vida con sus nietas, Susana las agasaja con sus comidas preferidas cuando la visitan.
Guillermo Alvez
El que tiene la suerte de que la vida le dé nietos, disfrutarlos y enseñarles la vida.
Guillermo Alvez es enfermero en actividad y ha tenido el privilegio de ser uno de los primeros en ver y atender a sus nietos. Agradece lo que permite la tecnología actualmente, ya que tiene nietos en España y de esa manera accede a la comunicación diaria y los ve crecer día a día. El fútbol es la pasión que comparte con el mayor de sus nietos, ya que se alientan mutuamente en sus encuentros deportivos.
«Sí, mirá, actualmente tengo tres nietos acá en Salto, que son hijos de mi hijo mayor. Y tengo dos que actualmente viven en España, en Tenerife, son de mi hija, digamos, la que sigue. Y bueno, ellos están viviendo allá por temas laborales, se fueron de chiquitos y ya se están educando allá en España. Tenemos contacto diario, por supuesto. Tengo nietos de todas las edades. 13 años tiene mi nieto mayor, después tengo una de 9 años y otra de 5. Esos son los hijos de mi hijo varón. Y de mi hija, la que está en España, son dos varoncitos de 9 y 7 años.
Es difícil la lejanía porque uno, incluso a veces estando en la misma ciudad, por actividades, no puede ver a los nietos todos los días y sufre un poquito. Lamentablemente, el trajinar de esta época en particular lleva a que prácticamente solo los fines de semana les pueda dedicar tiempo. Trabajo en la salud hace 30 años y la verdad que el día se hace corto. Con el horario de trabajo y los niños que van a la escuela, en ese aspecto se tiene que limitar al fin de semana. Y los otros que están en España, por suerte, tenemos la posibilidad de comunicarnos por medio de WhatsApp y videollamadas.
Es que los nietos te dan algo distinto que los hijos, ¿verdad? Es otra sensación, como que la relación con el hijo es distinta. Porque los nietos te ven como la referencia mayor de todo, aunque uno es relativamente joven, ellos te ven como el abuelo, como la persona más vieja y sabia de la familia. Entonces, eso es algo muy especial. Porque te ponés a charlar con ellos y te preguntan cosas de años atrás, cuando papá era chiquito, cuando mamá era chiquita, cómo era, cómo iban a la escuela. Y son cosas que incluso a veces te ponen en aprietos.
Me preguntan cómo nos vestíamos, qué usábamos y cómo era. Entonces a veces, como te decía, te ponen en aprietos pero tenés que buscar la forma de explicarles. En mi caso personal, tengo otros hijos que están lejos y como que el nieto suple o te complementa o es un sostén de uno, y eso es revalorable. Hoy en día la vida está muy difícil, porque la gente sale a buscar trabajo. Tengo un hijo en Montevideo estudiando, por ejemplo, que hace dos o tres años que no lo veo porque está estudiando. Y a veces, esa falta de tener un hijo cerca, se te arrima siempre el nieto, y está el nieto pendiente tuyo. Llega el fin de semana y vamos al fútbol, vamos para acá, para allá. La verdad que te suple.
Mi nieto mayor, que es el que juega al fútbol, por ejemplo, los fines de semana soy yo quien tiene que ir con él, porque él tiene una piel especial conmigo. Entonces, yo lo llevo al fútbol, lo miro jugar, y después el abuelo, como es viejito y juega en los superseniors, él termina su partido y me va a alentar a mí. Entonces, como que hay un feeling especial. Las niñas tienen otra actividad, porque les gusta andar con la madre, como que no son tan pegadas como el varoncito. Igualmente, nos juntamos y es re lindo, cuando te ven llegar y vienen corriendo y te abrazan. Ahora, las niñas tienen algo especial también, porque ellas son muy dulces en ese aspecto, ellas me ven y me abrazan las dos juntas.
El gozar de buena salud y poder estar activo, refiriéndome a la parte física, es re importante. Ese es el beneficio que tenemos cuando somos jóvenes, pero creo que el ser abuelo no tiene edad, porque a algunos les llega un poquito antes, a otros después, pero la sensación y ese vínculo, esa química, es la misma. Es como completar el círculo de la familia. Tener mamá, tener el abuelo y, en algunos casos, mis nietos tienen bisabuela, porque mi madre tiene 83 años y está muy bien y muy lúcida. Entonces, ellos tienen un muy buen vínculo con ella.
Creo que el que tiene la suerte de que la vida le dé nietos, bueno, disfrutarlos, enseñarles, enseñarles la vida. Porque a veces los padres hoy en día, con el cansancio y el estrés, te lleva a ser un poquito intolerante con lo que dices, tener un poco de paciencia. Y nosotros como abuelos, realmente darle un tiempito más.
El tema de la salud me toca muy de cerca porque trabajo en la salud, soy enfermero, y he estado prácticamente en todos los partos de mis nietos. Incluso mi nieta, la del medio, la de nueve años, nació prematura, muy chiquitita, y yo la tuve en el parto, la trasladé al CTI y todo. Entonces, en ese aspecto, el vínculo que tengo con ellos es muy especial. Aparte, cuando ellos están enfermos, al primero que recurren es al abuelo.
Francisco Blardoni
Lo importante es que ellos sepan que el abuelo está presente, y estamos para lo que sea necesario.
Francisco Blardoni, empresario y dirigente político, ve en sus nietos una oportunidad para acompañar, enseñar y aprender. Prefiere que, a pesar del bullicio, estén en casa compartiendo con amigos. Pero lo más importante para Francisco es estar siempre disponible cuando los nietos lo necesitan y tener los oídos muy abiertos para comprender sus necesidades e inquietudes.
«Tengo 3 nietos. La mayor tiene 16 años, después tengo un nieto de 12 años y el más pequeño tiene 8.
La mayor, sí le interesa la política, sobre todo porque ya está en el liceo. Entonces, sus compañeras le preguntan, ‘¿es tu abuelo o no es tu abuelo?’ Y me ha preguntado cómo es esto de la política, e incluso me ha comentado que la madre de una compañera preguntó tal cosa y le pidió una lista. Hasta ahí, ella es la que tiene un poco más de participación.
A los otros dos solo les llama la atención el hecho de que uno figure en los medios, y entonces les explico.
Si bien todos tienen mucha actividad, aparte de la escuela o el liceo, tienen otras actividades, ya sea idiomas, fútbol, artes marciales o actividades comunitarias. Guadalupe, por ejemplo, en el colegio, es guía de las clases más jóvenes y ha viajado. Así que seguro, los fines de semana, generalmente los sábados, estamos compartiendo desde temprano, porque después tienen actividades con sus amigos, y los domingos prácticamente siempre almorzamos juntos en una chacra donde hacemos un asado. Desde la mañana hasta la tarde compartimos con todos ellos.
Y más allá del verano, que siempre lo pasamos juntos en la playa, hemos estado haciendo un viaje en familia al exterior los últimos tres años. Ya hemos visitado Cancún, España, y este año esperamos pasar el Año Nuevo en Nueva York.
Siempre he sido de la idea, cuando mis hijas eran chicas, de que prefería que estuvieran en casa. Lo mismo con mis nietos. A veces uno piensa en el alboroto, pero a mí no me importa. Uno se cansa, sí, pero es genial ver de qué hablan, de qué no hablan, de lo que uno puede aportarles y de todas esas cosas. Hoy en día, que a menudo están tan metidos con el celular, ya sea con juegos u otras cosas, tratamos de que, al menos a la hora del almuerzo, dejen los celulares, porque además de comer, hablamos de algunas cosas. Pero es difícil, ¿no? Porque es otro mundo.
Lo importante es que ellos sepan que el abuelo está presente, o los abuelos. Ellos saben que uno está ahí, en cosas tan simples como llevarlos al colegio cuando los padres tienen problemas, o llevarlos a sus actividades. Estamos para lo que sea necesario.
Uno fue educado en que siempre, más allá del respeto, una persona mayor era una fuente de sabiduría de la que uno debía aprender. Y si en algo uno discrepaba, se callaba. Hoy en día, la interacción es diferente. Se habla de cualquier tema, y nosotros estamos muy abiertos y siempre tratando de compartir al máximo todo. Por eso siempre estamos con sus amigos, tratando de hablar constantemente de cualquier cosa. Más allá de lo que uno pueda aportar, como un consejo basado en experiencias pasadas, también es importante saber qué piensan y cómo están. Nunca perder el hilo conductor.
En cuanto a la tecnología, uno tiene un poco de temor a veces, cuando puedan invadir o sentirse invadidos por cosas que puedan traer consecuencias no buenas. Entonces siempre estamos vigilando, y a veces uno no sabe si hablar o no hablar de temas tan complejos como las drogas, por ejemplo, que están presentes y que, aunque uno quiera, no se pueden ignorar. Por eso siempre estamos vigilando y protegiendo contra esas cosas.
Creo que lo más importante es estar ahí. Cada vez que lo necesiten, uno debe estar disponible. No hay vuelta de hoja. Para tratar de evitar las adicciones, creo que es importante la actividad en todos los sentidos: el deporte, la actividad cultural y la actividad social. A mí me preocupa mucho, y siempre se lo hago saber, porque a veces el grupo de amigos puede llevarlos a lugares donde esa influencia es más fuerte que la de la familia o la del abuelo. Por eso siempre queremos estar ahí, tratando de marcar nuestra presencia, sin competir abiertamente, porque el amigo es el amigo, sin duda, pero tratando de señalar nuestro lugar.
Creemos que sí, nos escuchan.
En cuanto a seguir mis pasos empresariales, es mi nieta quien siempre me dice que quiere ser abogada, y que quiere ocuparse de los asuntos de la empresa como abogada. Pero además, me hace muchas preguntas sobre cómo creé la empresa, así que le digo, «bienvenida, te explico todo lo que quieras».
Cuando tenía solo 20 años, estaba al frente de una empresa tomando decisiones que afectaban a las personas que trabajaban allí y a sus familias, y tenía que responsabilizarme de ellos. Hoy en día, parece que todo comienza mucho más tarde, en el sentido de que hay más necesidades.
A todos los abuelos, disfruten, aprovechen a sus nietos. Es como una extensión de la vida, verlos crecer sanos y fuertes es sin duda un gran disfrute.
