Lo del título es una de las apreciaciones que en reiteradas ocasiones dijeron días pasados, ante EL PUEBLO, algunas integrantes de la Fundación Caldeyro Barcia, “Capítulo Salto”. Pero es esa también, la clara percepción que se siente en muchos ámbitos, donde Juana Emed de Albisu, -simplemente “Juanita” en el corazón de tantos salteños- dejó grabada su impronta, su estilo que era sinónimo de solidaridad, su presencia generosa. Falleció el 14 de octubre, es decir, hace hoy exactamente un mes atrás.Se extraña su figura, su voz, sus acciones siempre comprometidas con las causas por las que luchaba denodadamente, sobre todo aquellas que tendieran a la justicia social, a la superación de los más necesitados.“
Juanita Emed de Albisu… Su característica personal fue su vocación de servicio. Su orientación filosófica y su carisma, generosa y simpática, trascendió en su ayuda a los más humildes y a causas religiosas y sociales como CAIF, merenderos, y en su valiosa integración a la Fundación Álvarez Caldeyro Barcia – Capítulo Salto”, expresan sus compañeras de esta Fundación que tantos logros alcanzó a lo largo de varios años.
No está de más recordar, y entonces enfatizan en que: “La Fundación Álvarez Caldeyro Barcia es una gran fundación que hace años trabaja con niños prematuros, desde que nacen hasta los catorce años, porque por lo general tienen problemas de visión, problemas auditivos, problemas motrices…Incluso la actual Vicepresidente de la República, Beatriz Argimón, fue Presidente de esta Fundación. Acá se fundó un Capítulo Salto, una especie de dependencia pero al mismo tiempo independiente totalmente. Nosotros acá en Salto, en un momento teníamos alrededor de 1.000 niños, y logramos brindarles maestros de apoyo, maestros de música para niños ciegos, maestros de dibujo para niños sordos, oculistas, psicomotricistas de cuyos sueldos nos hacíamos cargo, así como de los sueldos de los profesores…”.
Actualmente, este Capítulo Salto de la Fundación no está en funcionamiento, pero tampoco se disolvió legalmente, es decir, legalmente (“en los papeles”) aún existe. Sucede que en este momento, comentan sus integrantes, “estamos abocadas a comprar un aparato que permite detectar la sordera en los niños prematuros. El Hospital no lo tiene, ASSE no lo compra…Al niño, para saber si tiene ese problema, hay que llevarlo a Paysandú o a Montevideo, para que recién se le diga si es sordo, si no es, si va a ser siempre sordo, etc. Así que en definitiva termina siendo un gasto mucho mayor, pensemos tan solo en los traslados”. Precisamente, sobre el hecho de que hoy no estén funcionando en Salto como Fundación, reflexionan: “ya estamos terminando el capítulo, ya no cobramos más a los socios…Pero queremos terminar con un saldo económico que nos queda y por eso queremos comprar ese aparato para detectar la sordera; hoy está todo (la atención a estos niños) muy concentrado en el local de Rivera y 18 de Julio, más allá que nos siguen pidiendo cosas, porque ese aparato por ejemplo nadie lo ha comprado todavía”. Y hay esperanzas y convencimiento de poder alcanzar la meta: “Creemos que eso se va a lograr, porque es algo imprescindible”. El costo es de unos 4.000 dólares.
Es justamente cuando se piensa en objetivos de este tipo que surge con mucha fuerza el recuerdo de Juanita Emed: “Juanita era la que conseguía todo, porque era la que estaba en muchísimas fundaciones, incluso a las madres que venían de lejos, Juanita consiguió para darles café, a ellas y a los niños también, Conaprole donaba la leche, con bizcochos colaboraba una panadería, teníamos todo eso muy bien organizado… La directora médica en ese momento era la Dra. Celia Migdal, que ahora está en Montevideo pero que sigue en contacto con nosotros, era la referente, la jefa, la que nos invitó a entrar en esto”.
Y Celia Migdal también se sumó a esta página, con estas líneas: “Siempre cordial, con una sonrisa a flor de labios, siempre dispuesta a colaborar, a ver qué se necesitaba. Así empezó en “Los Gallitos”, una guardería para los hijos de funcionarios policiales, proyecto que creció, se consolidó y hoy es un Centro CAIF precioso. Respaldó las necesidades de los niños de la Escuela 97, de la Asociación Down, buscando la inclusión y soluciones cuando las dificultades eran grandes. Formó parte de Ibirapitá, en la planificación de un liceo, para acercar la educación a los barrios y que los gurises no tengan que desplazarse tanto, facilitando de esa forma que puedan estudiar… Era la encargada de gestionar los bizcochos y la leche para el desayuno de los niñitos y sus madres y muchas veces hermanitos que concurrían temprano a la consulta en el Centro Regional de Prematuros. Algo sencillo, pero cuán necesario. Tempranito, las pequeñas manitos, se extendían rapidito en la búsqueda de los bollitos. Esposa, madre y abuela muy presente, adoraba a sus nietos, los cuidaba, los mimaba, le hacía cosas ricas. Muchas tardes no lograba asistir a las reuniones: “Hoy vienen mis nietos”. Querida Juanita, hiciste muchas cosas en Salto, algunas chiquitas, pero siempre desde un corazón grande, una gota que fue haciéndose aguacero. Imposible enumerar todo y a todos a quienes has apoyado. Fuiste una grande, somos muchos los que te tenemos muy presente y desde donde sea que estés, en el cielo seguramente según tus creencias, estarás sonriendo y extendiendo tu mano como siempre”.
¿Cómo no pensar entonces en Juanita y cómo no añorar sus acciones, si hay tanto camino hecho que puede recordarse?: “Juanita estaba en todo y conseguía todo. Teníamos que hacer beneficios para pagar todo y se conseguía. Lo único que nos pagaba el Ministerio era el alquiler de una casita chiquita cerca del Hospital, después tuvimos que mudarnos adonde era el Asilo Amorim. Y Juanita siempre estaba y, como decimos, conseguía todo. Por ejemplo consiguió el Hotel Los Cedros y hacíamos té, con premios, y de ahí sacábamos una buena recaudación como beneficio, por ejemplo para pagar los profesores. Juanita se recorría todo Salto consiguiendo los premios que íbamos a dar en los bingos de esos Té Bingos que se hacían… A la farmacia Albisu por ejemplo la saqueaba (risas)…”.
Entre tantas cosas conseguidas, rápidamente y a riesgo de olvidar algunas cuantas, puede enumerarse: la compra de una impresora con fotocopiadora para el local nuevo de atención a niños prematuros, calienta-corazones para los bebés, ajuares, pañales, mantas, ropas de todo tipo para bebés, niños y sus madres, hasta calzado para algunas enfermeras…Y una de las inversiones más grandes que se hizo, sin dudas, fue la adquisición de incubadoras de última generación, con balanza incluida para no tener que sacar al bebé al momento de pesarlo, centrifugadora, heladeras, freezer, heladera especial para conservación de leche, férulas, sillas para la sala de espera de las mamás, aire acondicionados, televisores….
Al fin de cuentas, por todo eso se la extraña a Juanita. Dicen sus compañeras de la fundación: “Se extraña en todo por su impronta, por su carácter especial, porque era una mujer que nos quería “mandonear” por decirlo de alguna manera, pero de una manera tan dulce que daba gusto, que una hasta se sentía encantada. Siempre nos decía: “sin ánimo de ofenderlas, chiquilinas, pero yo digo tal cosa”, es decir, siempre con una delicadeza, con una calidez, que daba gusto que nos mandara”.
La Fundación Álvarez Caldeyro Barcia – Capítulo Salto, siente que el fallecimiento de Juana Emed de Albisu significó la pérdida de una líder de enorme riqueza, “de una persona hermosa” que, así como otras referentes como Marta Ferrari, ha dejado un legado que no puede ni debe pasar inadvertido.
JORGE PIGNATARO