Existen dos países o mejor dicho dos “tipos” de ciudadanos uruguayos muy diferentes entre sí. Una clase casi en extinción a la que le interesa la justicia social, la que sabe que vamos por mal camino y otro que vive pensando cómo hacer para escapar a las leyes y disposiciones pensadas para que constituyan un freno a la avaricia de aquellos.
La diferencia radica en que mientras aquellos ven como “normal” que haya políticos que vivan del Estado toda su vida y jamás piensen en otra cosa que en cobrar más (del Estado) y trabajar menos.
Y cuando decimos “Estado”, nos referimos al dinero que aportamos todos los uruguayos (quien paga si no a los obreros de la represa de Salto Grande). Nos referimos a lo que gana un uruguayo un trabajador de clase media, empleado del comercio o de la industria. La enorme mayoría no llega a sacar a fin de mes 26 mil pesos.
Si a ello le descuenta el pago de los servicios imprescindibles en todo hogar (agua, luz, celular y cable). Pero además se supone que este trabajador paga impuestos tanto en lo que consume como en la indumentaria, ni que hablar del transporte y demás.
Además debe saberse que generalmente este trabajador tiene al menos un hijo al que alimentar y vestir.
En buen romance, si en un hogar no trabajan los dos, para redondear los 50 mil pesos en el bolsillo, resulta muy difícil llegar a fin de mes y sobre todo evitar el endeudamiento.
En contrapartida los sueldos de Salto Grande (aunque no se haya capacitado para nada) cuando se tiene la oportunidad de ingresar, son de un mínimo superior a los 83.000 pesos y ni que hablar quien tiene cargo.
No es ni puede ser argumento válido alguno que no está gravado por el BPS, porque sería el colmo que luego llevarse íntegramente estos sueldos, se pretendiera que el BPS les pagara.
Es un país aparte, tanto es así que un empleado de la CTM, no puede ser dado de baja si no es por una causa puntual, la comprobación de un hurto o la incapacidad para el cargo.
En un departamento que tiene uno de los índices más altos de desocupación del país y en cualquier caso esto es inmoral, porque significa que haya ciudadanos que vivan bien , a costilla de los otros que se desloman para llegar a fin de mes.
Es lo que pienso y felizmente puedo decirlo.
Alberto Rodríguez Díaz