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A 50 AÑOS DEL GOLPE

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Primera parte

Por Carlos Texeira

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Hace 20 años decía lo siguiente:

A 30 años del 27 de junio de 1973

Agradezco y valoro la invitación que me ha hecho el Parlamento de mi país. 30 años es tiempo para una reflexión. Cuando ingresé a este cuerpo legislativo el 15 de febrero de 1972, vivíamos en una época signada por la crisis económica, la guerra fría y el descontento popular, especialmente de la juventud; y ya el submarino del autoritarismo rondaba la isla de la institucionalidad democrática, al decir de Juan Pablo Terra. Como comunidad, quizás en ese entonces, fuimos incapaces de entender lo que nos pasaba; y particularmente nuestro sistema político no pudo administrar las tensiones generadas y se vio desbordado. Nuestro pueblo debió sufrir una larga noche de autoritarismo, donde perdimos la libertad y muchas otras cosas. Nuestras fuerzas armadas ideologizadas con la doctrina de la seguridad nacional, fueron usadas como fuerzas de ocupación de su propio país y como sostén de un régimen autoritario que fracasó, llevó al país a una vía muerta sin soluciones, sumando nuevos problemas a los anteriores; y que si hubiera continuado un tiempo más, habría terminado destruyendo a esas mismas fuerzas armadas.

La apertura democrática.

En el 85 se restablecieron las libertades públicas y la democracia renació con gran expectativa. Pero luego de casi dos décadas de funcionamiento, hemos visto que mantuvo casi todos los vicios de la vieja, con más otros nuevos, amén de tener que cargar con los lastres del período autoritario. Y muy especialmente, no ha logrado generar un proceso auto sostenido de desarrollo en libertad, que produzca un bienestar mínimo para todos los uruguayos, a fin de permitirles vivir con dignidad en su propia patria; ni menos aún ha puesto en marcha a nuestra sociedad hacia los niveles de la civilización actual. Como consecuencia inevitable, esta democracia, y particularmente el sistema de partidos, corre el riesgo de perder legitimidad en el pueblo. Por ahora, alienta que la dura experiencia vivida durante el período autoritario, nos ha hecho a los uruguayos mucho más firmes en querer vivir en libertad.

Dos siglos de vida independiente.

Hoy el Uruguay, a casi dos siglos de ser independiente, en un mundo unipolar, con muy poco poder de decisión propio, sometido por una agobiante deuda, con un creciente deterioro económico y social y con condicionamientos que vienen desde el fondo de la historia, está sumido en una profunda crisis sin encontrar respuesta a sus problemas. Estamos lejos de poder afirmar que la administración pública actúa con transparencia y eficacia, como que en los cargos públicos están siempre los más honestos, capacitados y austeros, lo cual es trascendente para cualquier país, pero más aún para uno de las dimensiones y características del nuestro. Por lo demás, seguimos siendo tributarios de lo extranjero. Nos cuesta entender nuestro destino americano, como lo proclamó Artigas, o al decir de Bolívar, que los americanos somos una raza nueva y distinta. Importamos ideas sin digerir. Nos cuesta generar un pensamiento propio a partir de nuestra realidad, que dé respuesta a nuestras necesidades. Producto de todos estos factores se, han generado muchos errores, como lo ha sido ese intento de crecimiento económico post dictadura a base de capitales golondrinas y con un dólar planchado, que algunos definen como neoliberalismo y que nos ha hecho vivir de prestado, creando una falsa prosperidad, que arrasó la economía nacional y, peor aún, ha destruido la cultura de trabajo, sin la cual ninguna sociedad puede siquiera subsistir dignamente; con las tremendas consecuencias negativas de todo orden que estamos padeciendo.

Nuestras potencialidades y frustraciones.

Tenemos un territorio fértil, bien ubicado geográficamente, con grandes ríos, con costa de océano, con abundancia de sol y agua dulce, apto para producir toda clase de bienes, donde además está casi todo por hacer, y sin embargo escasean las oportunidades de inversiones productivas que sean rentables y generadoras de trabajo. Nos hemos transformado en un país de emigrantes, de desocupados y de mantenidos, donde miles de uruguayos, en este último caso, están sometidos a un sistema permanente de mendicidad oficial a través de canastas, merenderos, comedores, etc., como si todos fuesen enfermos o incapaces de trabajar; a la vez que otro pequeño grupo tiene situaciones de privilegio mediante prebendas públicas o enriqueciéndose mediante formas parasitarias de vida.

Las lecciones de la historia.

Como pueblo nuevo, los uruguayos mucho tenemos que aprender. Quizás solo la dura experiencia nos enseñará. Como nos sucedió en el pasado, en que luego de muchas peripecias, varias décadas después de ser formalmente una república independiente, recién a partir del gobierno de don Lorenzo Latorre, se comenzó a imponer la vigencia de la autoridad institucional, por encima de las facciones personales, a afirmar el funcionamiento del Estado, a salir del analfabetismo, a afirmar la propiedad y en fin echar las bases y construir un Uruguay que fue pionero en su tiempo. Hoy nuestro país no se desangra en las cuchillas como otrora, sino por sus fronteras y por la marginación. Seguramente que desde la fundación de la República habremos perdido más gente por emigración y marginación social que por guerras y epidemias.

El actual desafío.

Pero no es hora de desánimos, sino de desafíos. De aprender de los errores del pasado. De pensar nuestros propios problemas con originalidad y realismo; abiertos al mundo pero con clara conciencia de lo nuestro. De agudizar nuestro ingenio para encontrar con sensatez las mejores soluciones. Soluciones que deberán tener un sentido igualitario, que sean beneficiosas para todos, aún para aquellos que podamos sentir como adversarios, al decir de don José Batlle y Ordóñez, y para lo cual deberemos actuar sin estrechez de miras, con el renunciamiento y la grandeza de espíritu de la que supo hacer gala un Wilson Ferreira Aldunate, a fin de que el Uruguay vuelva a recuperar su prosperidad y logre un bienestar con libertad para todos sus hijos.

Gracias de nuevo por la invitación, por la oportunidad que me han dado de compartir estas reflexiones con Uds. y por la paciencia de haberme escuchado.”

Carlos Texeira, ex Diputado por Salto.

(Palabras vertidas el jueves 26 de junio de 2003, en la sala de Sesiones de la Cámara de Diputados, en el acto recordatorio del golpe de estado del 27 de junio de 1973).

VEINTE AÑOS DESPUÉS

Hoy, a 50 años del Golpe, algunas cosas han cambiado y otras permanecen casi iguales que hace 20 años.

Ya no estamos en un mundo unipolar donde había implosionado la Unión Soviética y USA era la única potencia con proyección universal. Ha emergido China como nueva potencia desafiante en una especie de nueva bilateralidad, que parecería irse transformando en una multipolaridad con la emergencia de India y posiblemente algunos nuevos actores. Tarea en la que a ojos vista se encuentra empeñado actualmente Lula que quiere transformar a Brasil como líder de la América del Sur para ser otra de las 1as. potencias y cogobernar el mundo.

En ese nuevo marco se encuentra hoy muestro país Los desafíos que debía enfrentar hace 20 años de encontrar un camino propio para ser protagonista en la construcción de esta etapa de la civilización humana, sigue vigente. Se han incrementado otros nuevos. Uno de ellos y quizás el más desafiante es el cambio climático que amenaza con extinguir la especie humana y muchas otras formas de vida en el planeta. Sin dejar de lado el envejecimiento de nuestra población y la baja natalidad que empeoran la situación de la seguridad social y el sistema médico.

Logros y frustraciones

Si bien los 15 años de gobierno del Frente Amplio han hecho aportes valiosos en cuanto a una mejor distribución del ingreso y del mejoramiento de vida de la población, no encontramos aún un camino de desarrollo propio y auto sostenido, particularmente en lo económico, que genere trabajo productivo y saque de la pobreza a grandes sectores de compatriotas. Sin dejar de reconocer que la forestación y las pasteras han significado un paso adelante No obstante, en ese nuevo rubro el país como tal no ha sido capaz de avanzar por sí mismo en la industrialización y comercialización. Manteniendo su condición principalmente de productor de materia prima, al igual que en la agricultura y ganadería. Lo que conlleva a que la mayor riqueza que esos rubros generan, queden fuera del país. Una excepción en ese sentido es Conaprole. Algo positivo ha sido el surgimiento de múltiples empresas de software que ha creado un importante sector de nuevos trabajos y riqueza. Asimismo en nuestro país se ha hecho en estos últimos 20 años un manejo serio de las finanzas que ha permitido al Gobierno mantener su crédito. En tal sentido es deseable que la política económica del actual gobierno, que ya tiene un pronunciado atraso cambiario efectúe a tiempo una corrección, para que no haga saltar por los aires la estabilidad económica que el país ha tenido en las últimas dos décadas y caigamos en una profunda recesión con altísima inflación. Más aún si tenemos en cuenta que una de las cosas que el país más precisa es justamente, que además de estabilidad, haya prosperidad y que esa prosperidad sea compartida por todos.

Cambios y desafíos

También han sido positivos los cambios en la matriz energética y la fibra óptica que facilitó el acceso a Internet. No obstante, seguimos teniendo enormes bolsones de población marginal y la emigración no cesa. Un gravísimo problema es la miseria infantil, que constituye el sector social más abandonado. Parecería que como ni siquiera dispone del voto cada 5 años, no merece atención alguna. Se está rifando irresponsablemente el futuro del país. La delincuencia se ha ido incrementando, entre otras causas por una política ciega y absurda de querer resolver la adicción a las drogas decretando su ilegalización y aplicando casi exclusivamente medidas represivas. Una pequeña luz en ese sentido ha sido la regulación de la marihuana. La modificación del rol de la mujer en la familia, en el trabajo y en múltiples aspectos ha provocado cambios estructurales profundos en la sociedad. La educación está lejos de responder a las exigencias del mundo actual. Tuvo un gran retroceso en la dictadura, la cual además agravó los problemas que ya tenía con anterioridad. No obstante, posteriormente ha habido algunos progresos, como las escuelas de tiempo completo, el Plan Ceibal, la Udelar en el Interior y el pequeño embrión de la UTEC y algunas iniciativas privadas. Hoy los primeros niveles de la educación pública (primaria y secundaria) tienen que cumplir también los roles que otrora cumplía la familia tradicional; forma familiar hoy minoritaria en el conjunto de la sociedad. La investigación, motor del avance civilizatorio, sigue siendo muy poca en nuestro país.

Los partidos políticos

La política y el juego de los partidos en democracia han mantenido un clima de paz y libertad en nuestro país, lo cual no es poca cosa en un mundo altamente convulsionado y plagado de dictaduras, como de amenazas en tal sentido, aún en las tradicionales democracias. Pero a su vez, la política ha sido incapaz de dar una repuesta a los importantes desafíos que nuestro país tiene y recayó en los viejos vicios anteriores al Golpe, lo cual lleva a que todo el aparato estatal se vuelva ineficaz y una carga excesivamente pesada para la sociedad, cuando debiera ser todo lo contrario. También son importantes para el buen funcionamiento de la sociedad las organizaciones sociales. Quizás la más relevante sea el PIT-CNT, pero no es la única. Ellas hacen valer los derechos de sectores que de otra forma serían postergados. Y seguramente la imposibilidad de que los niños estén en condiciones de organizarse como sector social, es un factor clave para la postergación tan grave que sufren. También las organizaciones sociales, en la medida que canalizan ordenadamente las reivindicaciones, evitan los desbordes anárquicos en la vida de la sociedad y cooperan al mantenimiento de la paz social.

Domingo 16 julio ,segunda parte

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