Lo que está sucediendo en Japón debe servirnos de enseñanza en varios sentidos.
La crisis nuclear que vive hoy el país nipón, considerado ejemplo del buen manejo de la energía nuclear en muchos sentidos, nos ubica en toda la dimensión del tema.
La energía nuclear puede ser y en los hechos lo es (en Europa aporta alrededor del 15% de la energía) en muchas naciones una gran benefactora para la humanidad, pero ni siquiera la más avanzada tecnología y los mayores recaudos que gobierno o nación alguna pudiera adoptar, lo ponen a salvo, a ellos y las poblaciones de esos países, de catástrofes de la propia naturaleza, como sucedió en esta ocasión.
El hombre en su ambición desestima estas posibilidades.
Sin embargo, existen y la propia naturaleza se encarga de recordárnoslo de tanto en tanto.
Hoy Japón se halla en una situación similar a la vivida en ocasión la guerra mundial que le dejara en la ruina total. La diferencia es que hoy no se avizora enemigo alguno, salvo la propia imprudencia de gobernantes que no han titubeado en la construcción de las centrales nucleares (Japón tiene alrededor de 40 de estas plantas), apostando a que sería capaz de dominar la naturaleza si se registraban desarreglos, como ha sucedido en nuestros días.
Ojalá Japón pueda salir con el menor daño posible de esta situación, pero también que toda la humanidad sea capaz de tomar conciencia del riesgo que en realidad está suponiendo la existencia de estas plantas nucleares, capaces de convertirse en elementos de destrucción masiva que llegarían mucho más allá de las fronteras.
Europa ha despertado a esta polémica. Alemania ha cancelado sus planes de recuperación y extensión de la vida útil de algunas de sus centrales nucleares, atendiendo al riesgo que supondría.
En tanto Suiza ha cancelado todos los planes de energía nuclear en trámite y otras naciones europeas también han abierto el diálogo sobre el tema.
A todo esto, Uruguay no es ajeno a la polémica. Si bien el país aún no tiene energía nuclear, existen planes, propuestas y al menos una discusión planteada sobre la conveniencia o no de instalar al menos una planta de energía nuclear previendo las necesidades que en la materia tendría el país en el futuro.
Son temas que no deberían de simplificarse, ni reducirse a la opinión de técnicos o políticos exclusivamente. La población toda debe opinar, con conocimiento de estos temas y con toda la información necesaria, porque después no hay posibilidad alguna de dar marcha atrás.
Un pueblo con el máximo de orden y disciplina, como el japonés nos está diciendo a gritos, que no siempre lo más productivo económicamente es lo más acertado…
