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martes, 25 de febrero de 2025
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Ni antes, ni ahora

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Siempre nos llamó la atención los beneficios de que gozan algunos oficiales militares que se jubilan con el doble del último sueldo recibido o más, al punto que estudios difundidos últimamente establecen que reciben cinco veces o más, del promedio de lo que reciben los jubilados del país en general.
Esta es sólo una de las prebendas que tiene un oficial de las fuerzas armadas. Vale decir que una de las personas que se consideran han “salvado a la patria”, de los corruptos, de los abusadores, de quienes quisieron establecer condiciones muy ventajosas para ellos y explotar a la patria, y habría que saber que se opina de la actual situación.
Cuando esto se dice, se alega de inmediato las condiciones de los soldados y de los policías que viven en asentamientos o enfrentan las penurias propias de su condición, como un trabajador más.
Ahora bien, esta situación que es conocida por todos y nadie discute de lo injusto que resulta, cuando los políticos funcionales al sistema deben enfrentar esta situación recurren al argumento de que la ¿izquierda estuvo 15 años en el poder y no la cambió y ahora nos piden a nosotros que la cambiemos?
Lo que no se dice es que para modificar este sistema se requiere una mayoría especial, que ni antes, ni ahora ha sido posible reunir. Vale decir que el oficialismo requiere votos de la oposición para llegar a reunir la cantidad necesaria y esto ha sido siempre imposible.
Tan imposible que nos atrevemos a decir que ni antes ni ahora será posible, porque las fuerzas políticas que todo lo pasan por el ojo partidario, no aparecen dispuestos a conceder al contrario el mérito de cambiar este sistema.
Poco o nada ha importado que el que “paga el pato”, sea el pueblo que tiene que seguir endeudándose para hacer frente a esta y otras situaciones similares que existen en el “paisito”.
Poco importa que haya privilegiados con sueldos de otro mundo o condiciones de trabajo que realmente son injustas frente a las que tienen los trabajadores del país en general. Consideramos que resulta justo que quien estudió una carrera o una profesión universitaria tengan mejores condiciones de vida que el resto de los ciudadanos. Entendemos que esto es justo siempre y cuando no haya un desnivel tan grande que signifique el penoso sometimiento del obrero y las condiciones de vida privilegiada para los demás.
Todo es cuestión de límites y no es precisamente lo que vemos en estos momentos.
A.R.D.

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