Hoy por: Jorge Pignataro
En este día se cumplen 120 años del nacimiento de una de las figuras más importantes para la cultura uruguaya: Juana de Ibarbourou. Nacida en Cerro Largo el 8 de marzo de 1892, aunque luego se encargara de sostener que había nacido tres años más tarde, Juana Fernández Morales –ese fue su verdadero nombre – dio a conocer desde muy joven poemas en los que ya demostró excelentes dotes artísticas.
La maternidad, el paso irremediable del tiempo y sus efectos, el amor ya sea de pareja, o a Dios, o a la vida toda en cualquiera de sus formas, la naturaleza siempre abierta en todo su esplendor, la infancia, son los temas con los que reapareció Juana en cada uno de sus libros.
Su obra es, por supuesto, posterior a la emblemática generación de Delmira Agustini y María Eugenia Vaz Ferreira, que bien podría decirse marcaron la época de oro en las letras nacionales, pero constituye igualmente un eslabón fundamental en la poesía uruguaya en tanto, entre otros rasgos destacados, anticipa algunas innovaciones vanguardistas. Al igual que la de aquellas grandes poetisas, a las que también podemos sumar la de nuestra Marosa, la voz de Juana es la de una mujer rebelde y valiente que se animó a cantarle a la sensualidad, a la exaltación del cuerpo y a la belleza física, enfrentando el peso de una sociedad siempre prejuiciosa, máxime tratándose de mujeres.
El mejor homenaje: Juana se lee, se estudia, se discute…
Que su obra se siga leyendo a medida que los años pasan, es decir que la vigencia continúe o se acreciente, debe ser el mejor galardón para un escritor. Y una de las formas de palpar esto es atendiendo a si sus obras siguen causando interés por ser editadas. Porque si las editoriales editan determinados libros, es porque saben que hay lectores para ellos. Eso es lo que sucede con Juana. Se trata de una autora de la que permanentemente se ocupan críticos, editores, docentes y otros lectores que tan solo buscan disfrutar de la poesía.
Sin ir más lejos, situémonos en el pasado año 2011. Por un lado estuvo Juana de Ibarbourou en medio de una dura polémica entre dos de los más respetables intelectuales uruguayos: Jorge Arbeleche y Pablo Rocca (polémica que tuvo a esta página de EL PUEBLO como uno de sus escenarios), a raíz de un libro crítico que publicara este último. Por otro lado, en un solo volumen, de alrededor de ciento veinte páginas, la editorial uruguaya Cruz del Sur reeditó dos obras clásicas de Juana de Ibarbourou: “El cántaro fresco” y “Chico Carlo”. Pero además, fue editado con un valor agregado que lo convierte en un excelente material, porque no sólo se trata de una reedición de los textos sino de una publicación en que cada texto está acompañado de una guía para posibles ejercicios en un taller de expresión escrita.
Son todas muestras de que llegó con un mensaje, hace 120 años, y se quedó para siempre.
Obras y reconocimientos:
Entre sus muchas obras publicadas puede mencionarse, sólo a modo de ejemplo, Las lenguas de diamante (1919), Raíz salvaje (1922), Perdida (1950) o La pasajera (1967). Y entre los reconocimientos obtenidos, además de los múltiples honores recibidos en diferentes países, cabe mencionar que en Uruguay fue nombrada Miembro de la Academia Nacional de Letras en 1947 y le fue asignado el Gran Premio Nacional de Literatura en 1959. Falleció en Montevideo en 1979.
La evocación de Marosa di Giorgio:
“Vi una sola vez a Juana de Ibarbourou. En su casa de la calle 8 de octubre, en una recepción a escritores. Yo tenía un vestido blanco, de vidrio. Ella iba de negro, con perla. Me parece que habló muy poco. Yo, a ratos, de entre los grupos, la espiaba. La acompañaba un aura a lo Divina Garbo, si alguien puede compararse a Garbo, pero, igual Juana era muy hermosa. Deja algunos poemas trémulos, perdurables, en medio de una obra amplia y delicadísima. Y la leyenda. No se necesita más”.
Fue publicado “El viejo y el mar” con traducción del salteño Alberto Prósper
La prestigiosa editorial uruguaya Cruz del Sur acaba de reeditar la novela “El viejo y el mar”, del escritor norteamericano Ernest Hemingway. Casualmente, también lo había hecho días antes la editorial Banda Oriental. Pero la sorpresa está en que la traducción que ofrece Cruz del Sur pertenece al salteño Alberto Prósper. Sin dudas que traducir una obra literaria no requiere únicamente el manejo fluido del idioma extranjero sino, además, de una serie de recursos estilísticos propios del lenguaje literario. La noticia ha sido para nosotros motivo de gran satisfacción, en tanto evidencia las muy buenas condiciones de este salteño. Prósper está radicado desde hace algunos años en la capital, desde donde lleva adelante el blog cultural “Salto y yo”, y ha colaborado con esta página en varias oportunidades. En algunos días, estará visitando Salto y será ocasión para ampliar sobre el tema.
Cierre de exposiciones en Museo Figari
Días pasados recibimos la invitación para las actividades de cierre de exposiciones en el Museo Figari, Montevideo. Concretamente, en la nochecita de ayer miércoles, con la actuación especial del cantautor Leo Masliah finalizó la exposición de Oscar Larroca, XVI Premio Figari, otorgado por el Banco Central del Uruguay. En la oportunidad se presentó el catálogo de esta edición del Premio Figari, un libro de 96 páginas, con reproducción antológica de obras del artista y textos de Mario Bergara, Hugo Achugar, Pablo Thiago Rocca, Magalí Sánchez Vera, Pedro da Cruz y del jurado integrado por Jorge Abbondanza, Águeda Dicancro y Tatiana Oroño.
También finalizaron las intervenciones de Julia Castagno y Javier Bassi en los pozos de aire del museo, proyectos seleccionados en la edición 2011 de Intemperie.