Con María Eugenia González Moza en El Sergio Pizzería y Minutas.
«Actualmente, la mujer está en total igualdad de condiciones con el hombre»
Cuando Eugenia comenzó su tarea actual en El Sergio Pizzería y Minutas, no estaba muy segura de poder hacerlo. Porque aunque anteriormente trabajaba como moza en fiestas y eventos, era en fechas puntuales.
La Pizzería logró enseñarle que su adaptación, iba a ser precisa y conveniente, para solventar los gastos de su hogar como padre y madre.
En su hijo Thiago, su gran compañero y con quien disfruta la mayor parte de su tiempo libre, encontró el amor y la comprensión, a pesar de entender poco «¿porque mamá no puede estar siempre con él?».
Eugenia no solo ha conquistado un trabajo y una casa que con mucho sacrificio hizo con sus propias manos, sino un merecido bienestar.
Empezamos a conocer su historia, cuando le preguntamos: ¿Contaba con alguna actividad antes de trabajar de moza?
Lo hacía en un laboratorio óptico y durante cuatro años y medio.
Era específicamente sobre la atención al público en cuanto a solicitudes de lentes y por ende había que hacerlo con mucha responsabilidad y entrega.
Y en cuanto a estudios y como actividad, logré el bachillerato agrario en UTU y luego co mencé Facultad de Agronomía, que por temas económicos no pude continuar.
Tenía que trabajar.
Luego llegó mi hijo Thiago y enseguida comenzaron los preparativos para empezar a hacer mi casa y era muy complicado todo. Entre que hacer horas para mi casa, serenear y trabajar.
¿Cuándo comienza a trabajar en la pizzería El Sergio?
Sergio Bravo, principal de la pizzería y quien me dió una gran mano, me hace la propuesta de trabajo. Ya que yo ya trabajaba como moza de algún evento en particular.
Fue de gran ayuda, porque aunque yo ya no formo parte de su familia, mi hijo es nieto de Sergio.
Para mí, trabajar en los eventos significaba concurrir al lugar, servir, atender a la gente invitada, sonriendo. Pudiendo observar que no es igual a lo que hago en la pizzería, donde es un ambiente familiar.
Incluso con gente divina que visitan la pizzería como clientes fijos, con los que ya creamos un vínculo y cuando no vienen los extrañamos.
¿Le agradó el sistema que llevan adelante allí?
Sergio lo que promueve en el trabajo entre otras cosas, es la amabilidad. Que estemos siempre predispuestos, preguntando al cliente como está, interesándonos por sus cosas.
Es un hermoso lugar de trabajo, que no me gustaría nunca abandonar.
Con un ambiente increíble con todos los compañeros, además.
¿Fue difícil adaptarse a lo laboral?
Fue con muchos nervios.
Cuidaba todos los detalles, con miedo a equivocarme.
Ese miedo es el que limita y a veces no deja hacer.
Y fue difícil, porque yo comencé en turismo y transitaba mucha gente.
Me sentí expuesta, porque es un trabajo con atención al público y exigente en cuanto a la presentación. Siempre arreglada y si es posible maquillada.
¿Cómo se desenvolvió el primer día?
Difícil en cuanto al conocimiento, porque por ejemplo en la tarea de servir los platos, hay algunos que hay que hacerlo en platina, unas veces sirviéndole al cliente, otras tiene que servirse la persona.
En cómo poner los tenedores y preparar la mesa… en fin…
Pero conté con la presencia de una moza que ya estaba trabajando y por el hecho de ser más antigua, me asesoró muy bien.
Como hoy asesoro yo, a la que entró a trabajar.
¿En qué tipo de situaciones puede el mozo asesorar al cliente?
Cuando por ejemplo piden un baurú y son dos personas. Somos sabedores que un baurú es grande y bien pueden comer dos personas con él. Entonces, no optamos porque la gente gaste.
Lo que hacemos, es asesorarlo, diciéndole que ese pedido que hicieron alcanza perfectamente para los dos.
Porque para nosotros lo que importa, no es que el cliente gaste más, es que se sientan bien servidos.
Le proponemos por ejemplo, que cuando piden dos baurús, consuman uno entre ambos y que le dejamos el otro en reserva para que no se les enfríe mientras consumen el primero.
Y muchas veces lo que les quedó en el plato, lo envolvemos todo para que se los lleve. El cliente lo pagó.
Nuestra tarea se basa en hacerlos muy cómodos.
Y eso nos lo transmite, el principal de la pizzería.
¡Y resulta, porque la gente vuelve!
¿No es tan solo adaptarse al cliente, es adaptarse a las costumbres del lugar, trabajando?
Si, claro.
Además contamos con una excelente cocinera.
La comida sale en hora, es más, la gente se asombra de lo rápido que sale la comida.
Y eso está buenísimo.
¿Qué encierra la función que cumple?
Es la atención en mostrador, de cajera cuando quien cumple esa tarea no se encuentra presente, como moza y ayudar en lo que me sea posible. Tanto en cosas básicas como en lo que sea más difícil, pero nadie me lo exige. Lo hago, porque somos todos compañeros y es un ambiente hermoso.
Con unos compañeros muy unidos.
¿Qué ha sido lo más difícil de realizar?
Me han tocado situaciones difíciles, pero todas cosas pasajeras, solucionables y ha terminado ahí.
Me ha dado mucha vergüenza a veces, porque a pesar de conocerlo a Sergio, son situaciones que acontecen y que uno tiene que afrontar.
¿Cómo ha sido el vínculo de trabajo con compañeros varones?
Contamos con el cajero, el pizero, el repartidor y con todos los compañeros varones que me ha tocado realizar tarea, me llevo muy bien.
Conformamos un equipo de trabajo, que para mí, no hay otro igual.
Hay una chispa, buena onda, con bromas continuas, donde nos reímos mucho y hay con el tiempo, como un afecto creado. Somos dos mujeres y dos varones, pero nunca me he sentido mal por hacerlo, al contrario. Son amorosos todos.
¿Ha conquistado su hogar con mucho sacrificio?
Si. Integro una Cooperativa de Viviendas, donde mucho trabajamos para lograrla.
Cuando comencé a construir la casa, trabajaba en la óptica. Y debía estar atenta a lo que hacía, porque era un trabajo que había que hacerlo concienzudamente.
Me resultó difícil, puesto que trabajaba veinticinco horas semanales en la cooperativa y había que serenear de noche a veces con cuatro horas y a veces de 23 a 7 hs, durante toda la noche.
Por suerte que por medio de una cooperativa, es muy rápido y en veinte meses tuvimos la casa propia.
Muy contenta porque nos favoreció tener buenos compañeros vecinos de construcción, un buen equipo que se tuvo que acostumbrar a trabajar con mujeres, que no es fácil.
No es lo mismo que los hombres carguen mezcla que cuando son mujeres.
Muy agradecida al capataz de obra que supo sobrellevar el grupo, diciéndoles a los varones que había que esperarnos en muchos trabajos, porque debíamos aprender siendo mujeres.
Así como a todos los trabajos que hicimos para tener la casa.
Es una de las opciones más certeras que realicé, porque tenía 19 años, cuando comencé a ahorrar para tenerla. Había quienes me decían que me comprara un auto con ese dinero.
No, yo quería tener mi casa y asi lo fui consiguiendo.
Hoy vivimos solitos con mi hijo, trabajo y estoy feliz teniendo mi casa.
¿Qué planes quedan por cumplir?
Me gustaría equipar mi casa y mantener su parte edilicia siempre bien.
¿Cuál es el fuerte de Pizzería y Minutas El Sergio?
Lo que los clientes más solicitan, es napolitana para dos, el baurú, chivitos y las pizas, ¡que son exquisitas!
Es una carta muy completa la que brindamos y con excelentes precios.
Pero creo firmemente que el fuerte también es la atención y la calidad, sin dudas.
¿Cuál es su preferencia, en cuanto a menú?
Milanesa al poncho. (Sonríe), Compuesta de jamón, mozzarella, huevo frito, panceta, aceituna, morrón y pickles y va con guarnición además. Es una bomba pero es muy rico.
Incluso las milanesas y hamburguesas, son elaboradas por nosotros, asi que todo en la Pizzería, es su fuerte.
Gracias a Diario El Pueblo por la entrevista, además agradezco a la gente que me acompaña y me apoya, como es el caso de mis hermanas, mi mamá, la madrina de Thiago que cuando la necesito para quedar con él, al igual que Sergio, su abuelo, siempre están.
¿Ha avanzado hoy la mujer en su rol?
La mujer ha avanzado con su rol de ama de casa y comenzó a cambiar.
Actualmente, se ve obligada a ese cambio porque los sueldos no dan y la mujer tiene que salir a trabajar.
Pero en igualdad de tareas, considero que el hombre en todas ellas es igual a la mujer, sin dudas.
Yo lo traigo incorporado porque vi siempre a mi madre trabajar.
Y en la actualidad la mujer se ha vuelto imprescindible, porque sin desmerecer al hombre, si la mujer sale a trabajar, vuelve a su casa a continuar desarrollando las tareas allí.
O sea que en la actualidad, la mujer está en total igualdad de condiciones con el hombre.