Juan es propietario de “Rent a Bull”, empresa que trabaja desde el año pasado y que en los próximos meses comenzará su segunda zafra.
– ¿Qué es Rent a Bull?
– Es una empresa que nace para ofrecer el servicio de alquiler de toros a los productores ganaderos. La empresa se dedica a proveer de los toros que necesita en cantidad y calidad cada productor. La idea es que los productores tengan esta categoría de animal únicamente durante la época de servicio que es en general tres meses por año. El resto del año es una categoría que en sí no es productiva porque está ocupando potreros o comiendo donde puede estar comiendo otra categoría de animal que económicamente es más eficiente.
– ¿Cómo se te ocurrió la idea?
– La idea nació al asesorar a algunos productores ganaderos, y especialmente a uno de ellos que es con quien producimos los toros para el uso de la estancia, y veía que el campo que utilizaban los toros todo el año estaba como sub explotado, entonces pensando cómo no depender de los toros pero necesitándolos, fue que me puse a buscar quién podía ofrecer ese servicio, no encontré a nadie en Uruguay, y empecé a desarrollar el proyecto.
Investigando un poco en internet, vi a otras empresas que lo hacían a nivel mundial, en Estados Unidos, Nueva Zelanda, Sudáfrica, y hay una en Argentina que hace 25 años que está instalada que alquila mil toros por año. Me fui hasta Argentina para ver cómo es que trabajaban ellos, y era bastante similar a lo que yo estaba organizando acá. Entonces un poco con el asesoramiento de ellos, fue que me tiré acá en Uruguay a hacerlo, con un apoyo muy grande de parte de la ANII, que me dio un Capital Semilla para poder empezar el primer servicio el año pasado.
– ¿Serías el intermediario entre el propietario del toro y el productor?
– Yo soy propietario del toro. O sea, el sistema funciona así, me llama el productor, me dice cuántos toros necesita de determinada línea genética y con determinadas características. Busco a esos toros en las cabañas proveedoras, los compro y los usa el productor. Una vez que el productor terminó de utilizar los toros, vuelven a campo de la empresa, que le llamamos guarderías, donde únicamente hay toros. Se les hace una revisación sanitaria, se asegura que sean animales sanos, y si los animales cumplen esas condiciones, siguen en el sistema de alquiler, pero no se alquilan hasta la zafra siguiente, hasta que no estén recuperados nutricionalmente. El año pasado alquilé 23 toros a seis productores en diferentes partes del país, que quedaron muy contentos, porque tuvieron por arriba del 90% de preñez.
– ¿Cómo definirías esta etapa tuya como emprendedor?
– Siempre se me ocurren ideas, cosas para hacer, pero nunca me animé a hacerlo. Es como un camino vertiginoso, vas caminando por una línea que prácticamente depende de vos, si bien tienes mucho apoyo atrás que te tiran para adelante, pero es ir abriendo puertas día a día viendo qué hay del otro lado, experimentar, ver para dónde se puede ir y hacerlo lo más seguro posible.
