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miércoles, 16 de julio de 2025
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Con el periodista Gabriel Pereyra: Su experiencia de 27 años en el periodismo

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Gabriel Pereyra: La exposición en televisión es un delirio, una cosa loca»

En 27 años como periodista: «jamás he recibido llamada por presiones, habré recibido alguna llamada de enojo»

4Gabriel Pereyra es periodista desde hace 27 años, prefiere los medios gráficos, hoy es jefe de redacción de diario El Observador y conduce un programa periodístico por la televisión de cable llamado “En la mira” (VTV). Sin embargo, se hizo conocido por haber sido del staff de un programa que revolucionó la forma de hacer televisión en Uruguay, “Zona Urbana”. En la charla surgió la famosa anécdota del debate entre Bordaberry y Michelini, el problema cultural de los medios capitalinos y la mediocridad de los periodistas que se quejan de las limitantes a la libertad de expresión.

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– ¿En qué momento de su vida se dio cuenta que lo suyo era el periodismo?

– En qué momento exactamente no te podría decir pero siempre me gustó escribir y leer. Yo estaba estudiando auxiliar contable en la UTU, pensaba hacer ciencias económicas y en aquella época, década del 80, surgió una academia privada de periodismo y yo admiraba a Víctor Hugo Morales y mirá que no tengo nada que ver con el periodismo deportivo, pero por eso de contar y leer me metí en esa academia de periodismo y ya después de ahí me di cuenta que era lo que más me gustaba, la idea de contar historias.

– ¿Cuál fue el primer medio en el que trabajó?

– Siempre en el diario. Con el equipo de la academia hicimos un semanario que se llamó “Las Bases” y ya me metí en el periodismo escrito, es mi fuerte, yo me expreso escribiendo, siempre fue el periodismo escrito lo que pautó mi carrera más allá que luego hice televisión. De la academia pasé a La República, luego a Búsqueda, después a Posdata, El Observador y recién en los últimos años de mi carrera apareció la televisión.

– La televisión obviamente es un medio completamente distinto a la prensa, ¿estaba preparado para esa exposición?

– No, no tenía ni idea de cómo era, no tenía idea de lo que iba a hacer, ni me preparé ni me seguí preparando luego. Por ejemplo, cuando salió “Zona Urbana” los de la productora nos reclamaban que nos miráramos después que llegáramos a nuestras casas, había que grabar el programa y mirarnos porque era la única manera de corregir errores, bueno, yo nunca me miré, nunca vi un programa ni me miro ahora con “En la mira” (VTV). Lo de la exposición, no me imaginaba lo que iba a ser lo de la televisión, si comparamos con los periodistas de diario que estamos acostumbrados a una cosa mucho más micro, la exposición en televisión es un delirio, una cosa loca.

– ¿No estaban preparados para ese éxito que fue “Zona Urbana”?

– Nadie lo esperaba, nadie esperaba que tuviera el éxito que tuvo, ni el canal ni nosotros, era una incertidumbre, pero resultó eso, fue un monstruo.

– ¿Cómo explica lo que pasó con ese programa?

– Pienso que lo que más potenció fue lo timorato y lo tibio que es la televisión, pero no digo tibia en denuncias sino en cuanto a su formato, a sus escasos recursos en el lenguaje televisivo, creo que ese fue el mayor aporte de “Zona Urbana”, el lenguaje, la forma, ¿el contenido? Sí, nos metíamos con algún tema medio complicado pero tampoco era que hacíamos grandes denuncias ni mucho menos. Eran temas tratados con inteligencia, con punch y repito, con un lenguaje televisivo que luego se siguió usando, recursos que hoy parecen comunes en televisión no lo eran tanto antes de “Zona Urbana”.

– ¿Cómo vivió el debate entre Pedro Bordaberry y Rafael Michelini que por lejos fue el momento más tenso del ciclo?

– Sí, fue tremendo, fue más tremendo de lo que yo lo viví en ese momento, entonces no me dí mucho cuenta porque estuve muy cerca de la producción de todo eso, había hablado con los dos, no sé si era porque estaba tan adentro, tan metido que no me di cuenta que iba a tener la repercusión que luego tuvo…

– Perdón, ¿cómo con los dos? Michelini dijo en ese momento que todo lo había tomado por sorpresa.

– No. Bordaberry nos plantea días antes venir al programa, habló conmigo, contactamos con Ignacio (Álvarez), le dijimos que viniera y nosotros llamamos por teléfono a Michelini para que viniera, no quiso venir y luego estando al aire es que Michelini decide venir. Nosotros con la productora lo habíamos llamado a Michelini, quien se enteró que no solamente este hombre iba a hablar de eso sino que tenía cosas contra él, Michelini lo supo, así que no fue como se dijo “una emboscada”, eso nunca, el que decide ir es Michelini que a último momento se larga. Así que no hubo ninguna emboscada.

– ¿Cómo pasó de la vorágine televisiva de “Zona Urbana” a la paz de la redacción de un diario?

– Mirá que nunca dejé el diario…

– Me refiero a salir de la vidriera de la televisión, a esa brutal exposición mediática…

– Ah bueno, eso fue lo mejor de todo, salir de la exposición de la televisión, eso no es bueno, a la gente que no le gusta y no está acostumbrada no es una buena cosa porque te pasa de estar en momentos complicados como la enfermedad de un familiar de pronto y se te paren dos señoras para hablarte de “Zona Urbana” cuando de pronto no estás en el mejor de los ánimos, y si todavía no les ponés buena cara sos un malandra, un baboso creído y no se que más, y en tu peor momento tenés que poner buena cara porque en última instancia la gente viene en buena onda. No me gusta para nada la exposición en la televisión, cargo con ella, asumo que es parte del costo, por eso cuando dejé “Zona Urbana” no me afectó para nada, al contrario.

Sobre la libertad de expresión en el Uruguay dice: «es amplia, total y absoluta»

– De todas formas no abandonó la televisión, ahora sigue por cable con “En la mira”, programa que tomó mayor trascendencia en la campaña electoral cuando enfrentó al actual presidente de la República. ¿Cómo quedó su relación con Mujica luego de ese programa?

– Bien, tanto que cuando se va me da un abrazo y me dice “gracias”, pero tanto es así que seguramente la gente se quedó colgada con esa entrevista, pero cuando a Mujica lo eligen, al jueves siguiente, Mujica ya electo presidente, me da una entrevista, la única entrevista que da Mujica a un programa de televisión, una entrevista formal se la da a “En la mira”, fui a la chacra y le hice la entrevista, y eso después del lío, así que quedó bien.

– El ser jefe de redacción de El Observador o tener un programa periodístico de televisión, ¿le genera inconvenientes o beneficios frente al poder?

– Diría que al ser más conocido tenés que presentarte menos, hay alguna gente que le gusta figurar en televisión, pero diría que no más que eso. A veces la productora del programa me dicen, “llamá vos que sos conocido y te van a decir que sí”. No noto que haya habido un cambio porque en realidad, la mayor parte de las fuentes con las que me manejo las conozco y hablo más por el diario que por la televisión.

– En 27 años de trabajo como periodista, ¿ha recibido llamadas con presiones?

– No, nunca, jamás he recibido llamadas por presiones, habré recibido alguna llamada de enojo. Cuando uno es claro con la gente y se muestra como es, te presionan solo si saben que vos te vas a dejar presionar. A ver, a veces los muchachos, estudiantes de comunicación, me van a pedir alguna entrevista porque por lo general su tesis tiene que ver con la relación del periodismo con el poder, siempre les digo que no soy un buen ejemplo porque tuve la suerte seguramente que nunca me tocara trabajar en un medio que me presionaran y ningún político me presionó. Por otro lado, si uno se planta con firmeza y la gente que a uno lo conoce sabe que no me voy a dejar presionar, no creo que nadie se exponga a venir a presionar para tener un lío.

– ¿Cómo se encuentra la libertad de expresión en Uruguay?

– Amplia, total, absoluta, puede haber alguna cosa vinculada con avisos oficiales con declaraciones de los gobernantes, pero el que se queje es por exquisito.

– ¿Se ha encontrado con algún colega que se queje de las limitaciones que hay en cuanto a la libertad de expresión?

– Sí, sobre eso tengo una posición muy definida en torno a ese asunto que puede no ser simpática, yo no opino sobre el bolsillo y los sueldos de los demás, pero si uno no está de acuerdo o está desconforme con el lugar donde trabaja, siempre tiene la posibilidad de irse, para mí no hay término medio, hay dos posiciones, o te vas y desde afuera decí lo que quieras o te quedás y te callás la boca y no muerdas la mano de donde estás comiendo. Si te quedás en una empresa que te está pagando un sueldo y después andás por ahí diciendo que en la empresa te presionan, bueno, cuando dicen eso desconfío y pienso que el que dice eso trata de tapar su mediocridad con el argumento que no lo dejan hacer.

– Además de la entrevista a Mujica, ¿ha tenido alguna otra igual de difícil?

– No he tenido inconvenientes, soy frontal y saben que pregunto lo que quiero y saben que soy respetuoso con quienes no quieren responder, pero la regla básica de toda entrevista es que yo te pregunto lo que quiera y luego vos me respondés si querés.

– ¿Cómo se ve Salto desde Montevideo?

– Se ve lejos, pero no solo porque esté lejos, se ve lejos también a Canelones, a Maldonado. En general el interior se ve lejos porque hay una cuestión cultural de capitalino, de visión céntrica, pero también hay una cuestión del periodismo, en particular de diarios que pretenden ser nacionales pero que terminan siendo capitalinos, de falta de inversión, le falta visión también para poder llegar, no solamente desde el punto de vista de la circulación y de las notas sino también comercialmente. Hay un Uruguay entero por conquistar.

– ¿Cómo evalúa al periodismo uruguayo?

– Creo que está de acuerdo a la media, no hay por qué pensar que el periodista es mejor o peor que los médicos o que los políticos. ¿En qué nos destacamos mucho? En el fútbol capaz, somos cuarto en el mundo siendo lo que somos. En alguna cosa más podríamos decir que nos destacamos mucho, pero en el resto de las cosas no creo que el periodismo tenga por qué ser mucho más brillante que otras profesiones. Creo que navegamos entre lo que podemos hacer y la mentalidad de aldea. También somos un país con altísimos índices de conexión a internet, altísimos niveles de penetración de celulares, un país que se va abriendo y por ahí los periodistas están teniendo la necesidad de ponerse a tiro con el mundo de las nuevas tecnologías. Lo veo también sufriendo cada vez más los cambios que sufre el mundo, cada vez más abierto, así que no se puede decir que es un desastre así como tampoco que es una maravilla, pienso que responde a la media.

– ¿Cómo ve a Uruguay?

– Bueno, todos estamos bien, ¿no? Estamos todos contentos, hay plata por todos lados, la gente compra en los shoppings, pero también hay gente que no está participando de esta fiesta del consumo, hay muchachos marginados, hay un montón de gente que no ha podido salir de la pobreza, pero en términos generales el país está muy bien. Ahora, esto se va a terminar, como todo, ya lo sabemos, son ciclos económicos, hay otras cosas en las que no estamos poniendo el énfasis porque para mí el tema central es la educación porque cuando la bonanza pasa prefiero tener un pueblo bien educado y pobre que a un pueblo pobre no solo en materia económica sino también mentalmente.

Entrevista de Leonardo Silva

PERFIL DE GABRIEL PEREYRA

Tiene cuatro hijos, dos de su primer matrimonio y dos del actual. Es del signo de Cáncer. De chiquito quería ser “el 10 de Peñarol”. Le hubiera gustado tener un mejor pasar económico para poder tener más hijos.

¿Hobby? No tengo. ¿Comida preferida? Cualquier cosa adentro de un rico pan crocante. ¿Una película? “La vida de los otros”. ¿Un libro? “El fantasma de Harlot” de Norman Mailer. ¿Un color? Rosado, “sin alusiones políticas” (risas).

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