Estamos a seis días de las elecciones departamentales y a cuatro del comienzo de la veda de propaganda para estos comicios.
Vale decir que entramos en los días donde la pasión se enciende, los esfuerzos de convicción despiertan las acciones más impensadas y llevan a personas muchas veces recatadas y prudentes a tener manifestaciones abiertamente partidarias, cosa que no estamos condenando por supuesto, sino sencillamente señalando como llamativas, porque de no ser en estos días, difícilmente veríamos a estas personas con acciones semejantes.
Significa que en estos días cada partido, cada fracción lleva adelante el último esfuerzo por convencer a más conciudadanos de la bondad de las ideas que sigue.
Es la democracia, no hay nada de malo y de ilícito en ello, siempre y cuando se respeten los límites, los derechos de los demás y esta es la cuestión.
Siempre y cuando la pasión no nuble la razón.
Los actos de patoterismo, de vandalismo, de tratar de forzar la voluntad y los derechos de los demás han sido, son y serán siempre condenables y desterrados decididamente de nuestra democracia.
Nadie, ningún partido o fracción de él puede dejar pasar por alto estos actos, las presiones sean del tipo que sean, sean de la forma que sean, no deben ser cobijadas ni siquiera con el silencio cómplice que es la forma más usual de hacerlo.
Los actos de cierre de campaña cumplidos anoche son una muestra de las pasiones que se agitan en estos tiempos, porque está llegando la hora de la verdad y hay un clima de confrontación que debe ser encasillado y encarrilado responsablemente.
Un pueblo embanderado y empapelado es para nosotros una hermosa imagen de democracia, de diferentes ideas, de respeto, de tolerancia.
Siempre tenemos presente aquella frase de Voltaire que tanto le gustaba repetir a “Maneco” Flores Mora: «no comparto tu opinión, pero daría mi vida para que puedas expresarla…”.
El pueblo tiene derecho y diríamos el deber de decidir de acuerdo a su leal saber y entender, sin presiones y sobre todo sin que se fuerce su voluntad de manera alguna.
Demasiadas cosas hay para festejar. En primer lugar que podamos elegir a nuestros gobernantes, que podamos hacerlo en paz y en orden, medidos en el festejo y asumiendo las derrotas.
Sin ofensas y sin agravios, respetando para que se nos respete.
Así se nos ha enseñado y es lo que compartimos plenamente, porque uruguayos somos todos y en el error o el acierto, los gobernantes que elijamos el domingo próximo serán nuestros gobernantes durante los cinco años venideros.
Alberto Rodríguez Díaz
Mantener la cabeza fría, que el corazón sienta, pero decida la cabeza
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