El BID viene trabajando en el diseño de «pequeños empujones» (nudges) en temas de salud, impuestos, educación y otros, de modo que las personas tomen decisiones que los beneficien.

Esto lo hace a través de la economía del comportamiento creada por Richard Thaler y Cass Sunstein.
Se busca que las intervenciones tengan un costo bajo y un impacto significativo.
He aquí algunos ejemplos del mundo en base a «pequeños empujones» para buscar mejorar la vida de las personas.
A la mayoría de la gente no les gusta esperar, y esto hace que muchas veces como peatones, no esperemos a que el semáforo cambie de rojo a verde y viendo que no pasa ningún vehículo nos aventuremos a cruzar, generando accidentes de tránsito.
En 2014, en Lisboa, Portugal, para intentar reducir que la gente cruzara en rojo, se implementó el «semáforo bailarín».
En vez de ver el típico hombre en color rojo que indica el no crucen los peatones, dicho hombre realiza una coreografía durante todo el tiempo que dure la luz roja mientras el semáforo emite música.
Así que mientras se espera para cruzar, las personas se entretienen viendo la coreografía.
También se implementó una caseta especialmente diseñada, próxima al semáforo, donde el peatón que quisiera grababa allí su coreografía personal, la misma luego era proyectada en el semáforo mediante el hombre en rojo.
Las imágenes y la música resultaron tan eficaces contra el aburrimiento de esperar, que se logró reducir el cruce en rojo en un 81%
Otro ejemplo de «pequeño empujón» fue creado para que las personas usen la bolsa reutilizable a la hora de hacer sus compras.
En 2010, en Washington DC, se implementó el cobro de un impuesto a los clientes de 5 centavos por cada bolsa desechable que necesitara.
También se planteó como opción el darle al cliente 5 centavos por cada bolsa reutilizable que llevara y por lo tanto, no necesitara de las desechables.
En algunos comercios implementaron las 2 opciones, el impuesto y la bonificación de 5 centavos.
El resultado fue que en los lugares donde se aplicaba el impuesto, el uso de bolsas reutilizables aumentó 44%.
En aquellos que se daba la bonificación el porcentaje fue 15% y donde se aplicaron las dos, el porcentaje fue de 48%.
Eso se debe a la aversión a la pérdida que tenemos las personas.
No nos gusta perder nada.
Nos moviliza más el hecho de no perder algo que ya tenemos (en el caso del ejemplo, el dinero), a que nos premien.
Otra forma de dar ese «pequeño empujón» hacia lo que se considera es mejor para nosotros, se estudió con agricultores que utilizan fertilizantes en Kenya.
Se realizaron cuatro planteos diferentes a los mismos y se observaron los resultados.
A un primer grupo se les ofreció comprar fertilizante inmediatamente al término de la cosecha, generando un bono por los mismos, que les sería entregado al momento de la siembra.
Un segundo grupo, fue consultado para que dijesen cuándo querían ser visitados para darles el bono de los fertilizantes.
Un tercer grupo, fue visitado meses después de la cosecha.
Al cuarto grupo si bien fue visitado meses después de la cosecha, se les ofrecía 50% de subsidio en la compra de los fertilizantes.
La primera opción fue la más aceptada, inclusive más que la cuarta en la que se ofrecía subsidio.
Esto se logró por crear el mecanismo de compromiso.
Esto implica en el presente tomar una acción, de forma de mitigar futuros impulsos o aplazar y de esa forma no concretar la compra.
Estos son algunos ejemplos de «pequeños empujones» implementados en diversas áreas.
BID promueve el uso del «pequeño empujón» en políticas públicas en América Latina de forma de lograr «mejorar vidas».
Realiza cursos de forma virtual sobre Economía del Comportamiento ya que apuesta a este método de baja inversión y mayor impacto.
Arq. Irene Barla Zunini. Dipl. en Innovación y Creatividad en Educación. Dipl. en Defensa Internacional de DDHH.
Dipl. en Diseño de Políticas Públicas. Dipl. en Inclusión Social y Acceso a Derechos.
