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viernes, 9 de mayo de 2025
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Sociedad Médica Veterinaria rechaza afirmaciones de médicos denunciando consecuencias del consumo de pollo por hormonas

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Diario EL PUEBLO digital
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Las declaraciones vertidas por algunos Médicos en un artículo del suplemento “Que Pasa”, de la edición del diario El País de fecha 6/7/2013, referentes al consumo de carne de pollo, y las consecuencias que podría tener fundamentalmente en niños, generó la respuesta de parte de la Sociedad de Medicina Veterinaria del Uruguay, por considerarla sin la fundamentación técnica correspondiente, emitiendo un comunicado al respecto.
El diario El País, menciona en un extenso artículo que cada vez se come más pollo y la producción industrial engorda animales en 45 días, en galpones donde apenas se pueden mover y siempre es de día, por lo cual los médicos alertan sobre el consumo principalmente en la niñez.
En este sentido, el artículo relata la historia de una niña con un caso de pubertad precoz, ante el cual los médicos suelen recomendar suspender el consumo de pollo por la posibilidad de que tengan hormonas ya que al bajar o suprimir la ingesta, desaparecen los síntomas.
Un sector del informe del diario El País establece que “el Ministerio de Ganadería realiza controles esporádicos en las granjas, en las plantas elaboradoras de ración y de faenado. Y no ha detectado hormonas en las aves pero sí residuos de medicamentos coccidiostáticos, que se usan para luchar contra los parásitos, dice Fernando Etchegaray, jefe del departamento de campo de Sanidad Animal. Si una persona come pollo con esos residuos luego puede generar resistencia a esos antibióticos.
César Vega, un ingeniero agrónomo que cría pollos en su chacra en Punta Espinillo y que lidera el Partido Ecologista Radical Intransigente, sostiene que no está tan claro que los pollos no tengan hormonas pero sobre todo cuestiona la forma en que se crían a escala industrial.
Dice que la industria del pollo «es la más vertical del mundo», donde el productor no sabe qué contienen las raciones, proporcionadas por las empresas que hacen las faenas. La base, dice Vega, es maíz que en un 66% es transgénico y soja 100% transgénica. «Pero, además, si hay 10 pollos por metros cuadrado, las raciones también tienen que contener antibióticos», explica el ingeniero al diario El País”
Según este suplemento, en Uruguay el consumo de pollo es la segunda carne, siendo el  2012 el año de mayor consumo. El precio es una variable a tener en cuenta: el kilo sale casi la mitad que el de carne y además hace algunos años que el pollo, al igual que el cerdo y los cortes ovinos, no paga IVA, lo que responde a una política del gobierno de estimular el consumo de carnes alternativas a la bovina. Hoy se comen 24 kilos per cápita, informa.
El suplemento hace un raconto muy detallado sobre el proceso desde la cría del pollo hasta su faena, según las plantas de criadero que visita y detalla que “sesenta y siete  pollos son faenados por minuto en una sola planta de Montevideo, la de Avícola del Oeste; cuatro pollos mueren en una hora y se trabaja en dos turnos, de seis de la mañana a diez de la noche. Treinta y nueve millones de pollos parrilleros se faenan cada año en el sector. Un pollo vive siete semanas.
LA RESPUESTA DE  LA
SOCIEDAD DE MEDICINA VETERINARIA DEL
URUGUAY
La Sociedad de Medicina Veterinaria del Uruguay, emitió un comunicado en el cual establece que las declaraciones vertidas por algunos médicos en el mencionado artículo carecen de la fundamentación técnica correspondiente y considerando que los profesionales Veterinarios son los responsables de la seguridad alimentaria de todas las cadenas de producción de alimentos de origen animal (desde las condiciones higiénico sanitarias, nutrición y manejo del proceso productivo, hasta el proceso de faena e industrialización), establecen en dicho comunicado “que las informaciones que no sean debidamente fundamentadas causan un enorme perjuicio
a la producción nacional, no sólo por la consiguiente distorsión que pueda causar en el consumo local, sino fundamentalmente por el deterioro de la imagen, que a nivel de los mercados internacionales ha construido nuestro país a lo largo de muchos años de trabajo serio y consciente, de todos los actores involucrados, y que hoy nos colocan en un lugar privilegiado”.
En dicho comunicado informan que “en la producción industrial de carne de pollo en Uruguay no se utilizan hormonas, no sólo porque la normativa legal vigente lo impide expresamente, sino además por la estricta aplicación de los principios éticos de los profesionales Veterinarios responsables de dicha actividad”, por lo cual declaran:
1. Exhortar a la Sociedad Uruguaya de Pediatría, en la persona de su Presidente Dr. Walter Pérez, a la Dra. María José Ramírez y a la Dra. Lucía Arzuaga (mencionados expresamente en el citado artículo periodístico) a aportar los trabajos con la debida rigurosidad científica, que comprueben la presencia de hormonas en la carne de pollo producida en Uruguay.
2. Proceder con ese material a efectuar inmediatamente la denuncia correspondiente ante las autoridades competentes del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, y al Tribunal de Honor Ética y Deontología de la SMVU, para que realicen las investigaciones necesarias y apliquen las sanciones correspondientes.
3. De no ser así exigir la inmediata rectificación de las declaraciones efectuadas, sin perjuicio de las medidas legales que correspondan.
4. Notificar a los autores de las declaraciones.
5. Comunicar al Colegio Médico del Uruguay
6. Comunicar al MGAP, DGSG, INAC, DILAVE, Facultad de Veterinaria, Organizaciones de productores e industriales avícolas y a la opinión pública.

Las declaraciones vertidas por algunos Médicos en un artículo del suplemento “Que Pasa”, de la edición del diario El País de fecha 6/7/2013, referentes al consumo de carne de pollo, y las consecuencias que podría tener fundamentalmente en niños, generó la respuesta de parte de la Sociedad de Medicina Veterinaria del Uruguay, por considerarla sin la fundamentación técnica correspondiente, emitiendo un comunicado al respecto.

El diario El País, menciona en un extenso artículo que cada vez se come más pollo y la producción industrial engorda animales en 45Pollos días, en galpones donde apenas se pueden mover y siempre es de día, por lo cual los médicos alertan sobre el consumo principalmente en la niñez.

En este sentido, el artículo relata la historia de una niña con un caso de pubertad precoz, ante el cual los médicos suelen recomendar suspender el consumo de pollo por la posibilidad de que tengan hormonas ya que al bajar o suprimir la ingesta, desaparecen los síntomas.

Un sector del informe del diario El País establece que “el Ministerio de Ganadería realiza controles esporádicos en las granjas, en las plantas elaboradoras de ración y de faenado. Y no ha detectado hormonas en las aves pero sí residuos de medicamentos coccidiostáticos, que se usan para luchar contra los parásitos, dice Fernando Etchegaray, jefe del departamento de campo de Sanidad Animal. Si una persona come pollo con esos residuos luego puede generar resistencia a esos antibióticos.

César Vega, un ingeniero agrónomo que cría pollos en su chacra en Punta Espinillo y que lidera el Partido Ecologista Radical Intransigente, sostiene que no está tan claro que los pollos no tengan hormonas pero sobre todo cuestiona la forma en que se crían a escala industrial.

Dice que la industria del pollo «es la más vertical del mundo», donde el productor no sabe qué contienen las raciones, proporcionadas por las empresas que hacen las faenas. La base, dice Vega, es maíz que en un 66% es transgénico y soja 100% transgénica. «Pero, además, si hay 10 pollos por metros cuadrado, las raciones también tienen que contener antibióticos», explica el ingeniero al diario El País”

Según este suplemento, en Uruguay el consumo de pollo es la segunda carne, siendo el  2012 el año de mayor consumo. El precio es una variable a tener en cuenta: el kilo sale casi la mitad que el de carne y además hace algunos años que el pollo, al igual que el cerdo y los cortes ovinos, no paga IVA, lo que responde a una política del gobierno de estimular el consumo de carnes alternativas a la bovina. Hoy se comen 24 kilos per cápita, informa.

El suplemento hace un raconto muy detallado sobre el proceso desde la cría del pollo hasta su faena, según las plantas de criadero que visita y detalla que “sesenta y siete  pollos son faenados por minuto en una sola planta de Montevideo, la de Avícola del Oeste; cuatro pollos mueren en una hora y se trabaja en dos turnos, de seis de la mañana a diez de la noche. Treinta y nueve millones de pollos parrilleros se faenan cada año en el sector. Un pollo vive siete semanas.

LA RESPUESTA DE  LA SOCIEDAD DE MEDICINA VETERINARIA DEL URUGUAY

La Sociedad de Medicina Veterinaria del Uruguay, emitió un comunicado en el cual establece que las declaraciones vertidas por algunos médicos en el mencionado artículo carecen de la fundamentación técnica correspondiente y considerando que los profesionales Veterinarios son los responsables de la seguridad alimentaria de todas las cadenas de producción de alimentos de origen animal (desde las condiciones higiénico sanitarias, nutrición y manejo del proceso productivo, hasta el proceso de faena e industrialización), establecen en dicho comunicado “que las informaciones que no sean debidamente fundamentadas causan un enorme perjuicio

a la producción nacional, no sólo por la consiguiente distorsión que pueda causar en el consumo local, sino fundamentalmente por el deterioro de la imagen, que a nivel de los mercados internacionales ha construido nuestro país a lo largo de muchos años de trabajo serio y consciente, de todos los actores involucrados, y que hoy nos colocan en un lugar privilegiado”.

En dicho comunicado informan que “en la producción industrial de carne de pollo en Uruguay no se utilizan hormonas, no sólo porque la normativa legal vigente lo impide expresamente, sino además por la estricta aplicación de los principios éticos de los profesionales Veterinarios responsables de dicha actividad”, por lo cual declaran:

1. Exhortar a la Sociedad Uruguaya de Pediatría, en la persona de su Presidente Dr. Walter Pérez, a la Dra. María José Ramírez y a la Dra. Lucía Arzuaga (mencionados expresamente en el citado artículo periodístico) a aportar los trabajos con la debida rigurosidad científica, que comprueben la presencia de hormonas en la carne de pollo producida en Uruguay.

2. Proceder con ese material a efectuar inmediatamente la denuncia correspondiente ante las autoridades competentes del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, y al Tribunal de Honor Ética y Deontología de la SMVU, para que realicen las investigaciones necesarias y apliquen las sanciones correspondientes.

3. De no ser así exigir la inmediata rectificación de las declaraciones efectuadas, sin perjuicio de las medidas legales que correspondan.

4. Notificar a los autores de las declaraciones.

5. Comunicar al Colegio Médico del Uruguay

6. Comunicar al MGAP, DGSG, INAC, DILAVE, Facultad de Veterinaria, Organizaciones de productores e industriales avícolas y a la opinión pública.

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