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viernes, 4 de julio de 2025
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El agua dulce: ese tremendo y escaso tesoro

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Diario EL PUEBLO digital
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Con motivo de la reciente celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado el pasado 5 de junio, uno de los elementos más manejados fue precisamente la situación del agua dulce.
Un elemento esencial para la vida, el agua dulce está siendo agredido de diversas maneras por el hombre, al que no parece importarle la situación.
Aún a sabiendas que el agua dulce es escasa en el mundo y en gran parte se halla con forma de hielo en los casquetes polares, el hombre sigue obrando como si se tratara de un elemento infinito, que estará disponible siempre y en las mejores condiciones.
Es así que seguimos agrediendo el medio ambiente, del cual el agua dulce forma una parte insustituible.
Los gases contaminantes que va a la atmósfera, vuelve a la tierra cuando las lluvias se precipitan y de allí que la denominada “lluvia ácida” sea cada vez más frecuente y nociva.
Los peces y otros animales de la fauna marina y aún de la fauna de ríos y arroyos sufren cada vez en mayor grado las consecuencias de nuestros desórdenes.
Las bolsitas de nylon que van a parar a ríos, arroyos y cuanto curso de agua existe. Los residuos de jabón y sobre todo de diversos detergentes que contienen sustancias químicas, también van a parar a los cursos de agua.
Los países más poderosos económicamente saben bien la amenaza que se cierne sobre el planeta y de allí que se gasten miles de millones de dólares tratando de descubrir algún otro planeta habitable.
Los bosques, elementos vitales en la conservación, preservación y sobre todo en la depuración del agua que consumimos los humanos está siendo cruelmente agredidos y diezmados, a pesar de que sabemos que un árbol puede llevar varias décadas en alcanzar un porte determinado.
Las medidas que se conocen para preservar el agua y potabilizarla, han sido tibias y escasas. Uruguay es uno de los países más avanzados en este sentido. Sin embargo quienes tuvimos la dicha de conocer arroyos y ríos prácticamente limpios, no podemos menos que lamentarnos cuando observamos el color de las aguas de éstos hoy día. Aguas inertes, negruzcas, cuando no malolientes que denotan la insensibilidad humana en su cuidado.
En ocasión de uno de los tantos eventos realizados en Salto Grande, escuchamos una frase que aún resuena en nuestros oídos: “no destruya el hombre lo que Dios le ha dado, porque vivirá en la miseria”.
Es hora de analizarlo y tomar las medidas necesarias para que no se cumpla esta máxima.
A.R.D.

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