Natalia Barboza: una profesional nacida en Salto que recorre el mundo:
Natalia Barboza nació en Salto y vivió en su tierra de origen hasta cumplir los dieciséis años.
Luego decidió emigrar a la capital del país por estudios y a partir de allí no regresó a nuestra ciudad. Más adelante se instaló en Europa; estuvo residiendo un tiempo Barcelona, luego en Singapur y desde hace tres años vive en Madrid.

Gustosa accedió a contar a EL PUEBLO su fascinante historia, puesto que su formación le permitió conocer los lugares más emblemáticos del mundo.
Natalia Barboza es una salteña que conoce varios países debido a su profesión. Sus padres Alberto y Cecilia también son salteños.
Alberto trabajó durante toda su vida en el campo y su mamá en el Banco Hipotecario; está recientemente jubilado. “Nací un 19 de junio, así que soy super patriota” – nos dice. Es la primogénita de su familia y “la prima mayor de cinco primos”.
Recuerda a su divertida niñez con mucho cariño recordando al Jardín de Ana, su primer espacio de socialización y allí conoció sus primeras amigas; una de ellas la Maestra Luciana Gelós con quien mantiene una estrecha relación, pese a la distancia.
“Luci es mi primera amiga… su abuela era vecina de mi abuela (ésta última ya fallecida). Guardo una foto con Luci de mi cumpleaños número uno y empezamos juntas el jardín. Luego de cumplir con su etapa parvularia, junto a su primera amiga cursaron la Educación Primaria y Secundaria en el Colegio Salesianos. “Allí se amplió nuestro círculo de amistades, de hecho formamos un grupo que se intitula Amigas de Siempre” integrado por Patri, Vale, Ceci Sofi, Vito y Lu que son bastante celosas (risas). Otro de sus recuerdos se transporta a las largas temporadas en el club Remeros, donde supo disfrutar de sus espacios de esparcimiento.
Destaca que en el colegio Salesianos siempre se dio mucha importancia al patio y a los juegos y al deporte.
Desde los catorce a los dieciséis estuvo brindando Catequesis a los niños. “Cuando los jóvenes salían a bailar los sábados, debía levantarme bastante temprano al día siguiente para cumplir con mi actividad religiosa. Todos los domingos concurría al oratorio de Santa Filomena, atrás del cementerio. Fue una experiencia muy linda”.
- ¿Qué recuerda de su época universitaria y sus primeros pasos en la profesión?
- “Estudié Ciencias Económicas en la UDELAR.
Me hice de mi grupo de amigas allí y siempre decíamos que estudiábamos Economía porque queríamos hacer el viaje. Debo reconocer que experimenté una crisis vocacional y me costó mucho decidirme. Por un lado me veco muy científica, inclinada a las ciencias exactas y como que no tenía en mi radar la actividad como contadora. Mi madre solía preguntarme si me veía como ingeniera trabajando en una obra…. yo me veía en una oficina.
Una amiga me habló que su hermana hacía la carrera de Contador Público; entonces me puse a investigar… hoy no me arrepiendo para nada de lo que elegí”.
Creo que a esos primeros pasos uno llega por inercia y se pone a buscar trabajo. Comencé a trabajar en un estudio jurídico de buen orden, donde aprendí muchas cosas que hasta hoy continúo aplicando, si bien en la actualidad no me dedico a la consultoría si bien existen conocimientos y metodologías de trabajo que me marcaron”.
En el 2007 renunció a su empleo para emprender el viaje de Ciencias Económicas. “Era el viaje más esperado por todas nosotras, las compañeras de universidad”.
- ¿Cuándo surge la posibilidad de viajar por diferentes países del mundo?
- “Como mis padres estaban divorciados, ya teníamos esa independencia de ir al campo lejos de mamá y también nos íbamos con ella de vacaciones. El gusto por los viajes viene por el lado materno. Hacíamos viajes a Buenos Aires, Chile y Río de Janeiro. Cuando tenía trece años fuimos a Disney… fue mi primer viaje en avión y a partir de ese momento se me abrió una puerta hacia el conocimiento de otras culturas. El primer quiebre se dio en el viaje de Ciencias Económicas”.
Estando ya radicada en Barcelona comenzó a hacer viajes cortos y después entró a trabajar a una empresa de comercialización de productos agrícolas donde se desempeña desde hace una década. Dada su actividad llegaron los viajes a los distintos continentes. En el 2014 se le abrió la posibilidad de viajar a Singapur donde permaneció por largo tiempo.En 2018 surge la oportunidad de ir a Madrid donde vive en la actualidad. Su trabajo como Gerente de Control de Gestión la ha llevado a recorrer varios países y continentes. Si bien su realidad la vive día a día en el viejo continente, extraña muchas cosas de su país… esa familiaridad que podemos tener con nuestra vecindad…
“Los españoles son bastante quejosos…jaja… extraño a mi familia… mis amigas, comer un asado y las milanesas con puré”.
“Natalia no descarta volver a su país… pero no por el momento. Recién está comenzando a disfrutar… ya que la pandemia le causó un gran shock. “Creo que hubo un mal manejo de la situación a nivel político.
Estuve setenta días encerrada en mi apartamento y al salir me enteré que se dieron muchas fiestas clandestinas porque la gente decidió no respetar las reglas. Creo que en Uruguay la gente se ajustó más a la situación. Estar sola en confinamiento fue duro”.
¿Un día en su vida? - “Voy al gimnasio a la mañana, luego de la ducha desayuno en su trabajo… almuerzo en la oficina y al terminar mi jornada laboral voy a clases de francés. Finalizamos el día en algún restaurante… ya que aquí la gente acostumbra a salir todos los días luego del trabajo”.
Una reflexión – “Todo en la vida es un trade – off (compensación)… siempre en cada elección renunciamos a algo. Elegí esta vida que me lleva a estar por el momento alejada de mi familia.
Hay cosas que abren puertas que son saber inglés, excel y saber conducir”.