Desde luego que más de setenta y dos años después del último triunfo del fútbol uruguayo, ya debiéramos haber aprendido a perder, a ubicarnos en nuestra realidad de país chico donde a pesar de las habilidades innatas debiéramos saber que los triunfos son la excepción y lo habitual o lo “normal”. Es la derrota.
Prueba de ello es que entre los más laureados (Uruguay es la excepción), están Argentina con casi 50 millones de habitantes y Brasil con más de 200 millones.
No por esto somos “derrotistas” sencillamente que admitimos la realidad. Para intentar triunfar en un mundo competitivo, debemos saber que se necesita mucho trabajo, mucha tecnología y en suma mucho dinero invertido para intentar competir.
Cuando el “maracanazo” ha quedado atrás y hay al menos una generación que no lo ha vivido., debemos acostumbrarnos a enfrentar nuestra realidad. Hay otros países apenas más grandes que el nuestro que han logrado sobresalir, es verdad, pero habría que saber cuánto les ha costado, cuanto han invertido y que tiempo les llevó para observar los resultados de esta inversión.
Dentro de pocas horas se jugará la final del máximo torneo de fútbol denominado el “mundial” y una de las potencias que estará disputándola es vecina nuestra. Argentina es nuestra eterna rival y a la prueba está, de que muchos uruguayos se alegrarían de que los albicelestes perdieran esta final, porque de ganarla tendrían ya tres torneo de esta clase.
No hay que dejarse ganar or algo ajeno a la rivalidad. No es envidia.
Felizmente hay otros, latinoamericanos de verdad, que apuestan a que Argentina, como sudamericano que es, gane esta copa y siga demostrando que es Sud América donde “aparecen” los más habilidosos de este deporte.
Pero volviendo a nuestro país deberíamos de habernos acostumbrado a mirarla por televisión, porque por más que agrandemos los triunfos y recurramos a viejos y polvorosos triunfos en épocas pretéritas, la realidad y la tecnología actual indican otra cosa.
Somos un país de pocos habitantes, viviendo en el país poco más de tres millones. Somos un país de escasos recursos. Somos un país de viejos con una baja tasa de natalidad. Entonces lo lógico es que habitualmente veamos como los grandes países (Argentina tiene casi 50 millones de habitantes), o los que han invertido fuertemente en este rubro son los que se destacan, muy a pesar nuestro.
Lo lógico y “normal” es lo que ha sucedido. Lo otro son las excepciones que como tales pocas veces suceden.
A.R.D.